Trabajadores al sol: «Somos asturianos. No estamos acostumbrados a esto»

E.Gutiérrez REDACCIÓN

ASTURIAS

Los ovetenses sacan fotos de un termómetro que marca los 40 grados en plena ola de calor.Los ovetenses sacan fotos de un termómetro que marca los 40 grados en plena ola de calor
Los ovetenses sacan fotos de un termómetro que marca los 40 grados en plena ola de calor

Las altas temperaturas complican las condiciones en las que trabajan miles de personas en obras o en servicios al aire libre

17 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Asturias está inmersa en una segunda ola de calor en apenas un mes de período estival con altas temperaturas que rondan los 37 grados de máxima estos días en el Principado. Los trabajadores que laboran a pleno sol buscan cobijo en la codiciada sombra y agudizan el ingenio a la hora de refrescarse y poder hacer frente a las temperaturas extremas que poco acostumbramos en Asturias. ¿Cómo afrontan los asturianos las jornadas de trabajo bajo el tórrido sol?

Puede parecer que con el calor se consume más ante la necesidad de hidratarse, pero los hosteleros aseguran que «se vende menos». Alfonso Breda, propietario de un chiringuito al lado de la playa, aclara que con estas temperaturas «la gente apura más en la playa y hasta las 19.30 no vienen a comprar nada». «Lo óptimo son los 25 grados, si se superan, mal», cuenta. Una opinión que secunda la responsable de un bar de Salinas, Sheyla Cuadrado. «La gente viene por la noche y tenemos muchas horas muertas. Con tanto calor no trabajamos bien». En su caso, los clientes juegan al «juego de las terrazas»: «La gente solo busca los sitios con sombra en los momentos de pleno sol, pero por la tarde-noche buscan lo contrario».

El asfixiante bochorno hace que las personas se resguarden en casa esperando que llegue algo de fresco por la tarde. Un cambio de horarios que afecta a los vendedores de la ONCE.  Cristina Rivera mantiene su recorrido por el centro de la ciudad, eso sí, «buscando sombras», pero «los clientes compran más tarde», puesto que «salen de casa a partir de las 19.00 horas»: «Intento hacer el mismo recorrido que hago siempre y la misma hora, pero con este calor es inútil, la gente está en la playa o sale de casa cuando empieza el fresco. Podría empezar a trabajar más tarde y librarme del calor, pero no puedo».

Muchos prefieren «trabajar de noche», como le sucede a Jesús Fernández. Pero, esta semana, sus turnos como Policía Local le obliga a estar en pleno sol. «En la oficina estamos con el ventilador puesto todo el día… el bochorno es insoportable», cuenta Fernández que no siempre tiene la suerte de disfrutar del aire fresco en el cuartel: «Lo peor de estos días es cuando nos toca patrullar, con el uniforme pasamos bastante calor». En la misma situación esta Jimena Alonso, guía turístico de Pravia. «Cuando estoy en las oficinas el calor no afecta tanto, lo peor es cuando tocan las rutas a pie», explica. La joven realiza visitas guiadas por las casas de indianos de Somao y la ola de calor «no ayuda». «En las visitas hay que caminar por todo el pueblo y con muy pocas zonas de sombra, la gente termina agotada. Esta semana fue dura, es un calor muy asfixiante para nosotros».

Ignacio Valle, trabaja como obrero en la reparación de una fachada en Oviedo y esta ultima semana «ha sido un infierno». «Somos asturianos. No estamos acostumbrados a esto, sino al orbayu y el cielo nublado», bromea. Valle admite que en la obra resisten «con mucho líquido y sin apenas comer nada porque ni apetece». «Pero las ganas de trabajar no nos las quita», advierte pese a que el calor les complica la faena: «Es complicado estar trabajando con este color y más en las calles de Oviedo, que siempre parece que hay más. Nos comemos las horas de más calor y cuando el sol se empieza a quitar el calor sale del asfalto… es horrible».

Temperaturas muy altas a las que no se acostumbran ni los que trabajan en la playa. Fernando Rodríguez se encarga de de cobrar el párking a los bañistas en la playa de San Pedro. «Es jodido ver el agua tan cerca y estar pasando tanto calor», cuenta. El joven explica que durante la mayor parte del día trabaja «sin sombra ninguna», más allá de la que «dan un poco los árboles por la tarde»: «Llevo siempre varias botellas de agua congeladas para poder beber frio durante la jornada y estar hidratado».