Las empresas se rifan a los estudiantes de ingeniería: «Es rara la semana que no me ofrezcan un trabajo»

X. Menéndez REDACCIÓN

ASTURIAS

Sofía Martín, ingeniera de software
Sofía Martín, ingeniera de software

Los estudiantes de la rama del software reciben ofertas incluso antes de terminar sus estudios

04 jul 2022 . Actualizado a las 14:01 h.

La universidad no garantiza un empleo estable pero algunas carreras sí. Las oportunidades de empleo varían en función de los estudios cursados y de los puestos de trabajo que demanda la realidad del mercado laboral. Sin embargo, existen especialidades en las que los estudiantes son buscados por las empresas antes de terminar la carrera. La ingeniería de software es una de ellas, con una tasa de empleabilidad superior al 97%. Es una rama de la ingeniería que se encarga de la estructuración y desarrollo de programas informáticos y el diseño de aplicaciones. Es una de las ingenierías más polivalentes ya que la informática está presente en todos los sectores. La Voz de Asturias habla con jóvenes asturianos para que cuenten su experiencia. 

Pelayo García:  «Es rara la semana que no me ofrezcan un trabajo»

Pelayo García, ingeniero de software
Pelayo García, ingeniero de software

Pelayo García tiene 25 años y es de Langreo. Hace tres años terminó la carrera de ingeniería del software, año a año, y hace uno que finalizó el máster. Desde entonces, no paran de llamar a su puerta con ofertas laborales. «Es rara la semana que no me llama alguna empresa con una oferta de trabajo». García está trabajando desde que terminó las prácticas.

Los ingenieros de software son muy demandados por el mercado laboral, tanto que las empresas buscan a los estudiantes incluso antes de acabar sus estudios. En el caso de García, «en el cuarto año ya me estaban llamando para trabajar con ellos». Cuenta que reciben ofertas con mucha frecuencia y también de grandes ciudades como Londres, Madrid o Barcelona, entre otras. Sin embargo, su intención es permanecer en Asturias. «Me gustaría quedarme en el futuro. Gran parte de mi trabajo se puede realizar a través del teletrabajo».

Después de cursar el bachillerato, decidió a última hora por la ingeniería del Software. «Tenía referencias de otros compañeros y es una carrera que está empezando a tener salida y había futuro». Sin embargo, los comienzos fueron difíciles. «Empecé sin tener ni idea de informática, nada de programar. Al principio es un poco complicado porque son cosas que nunca has visto hasta que empiezas a entender lo que haces. Cuando le echas horas, acaba saliendo», asegura García.

Pablo Fernández: «He tenido ofertas de París, Madrid, Barcelona...»

Pablo Fernández, ingeniero de software
Pablo Fernández, ingeniero de software

Pablo Fernández tiene 23 años y, como la gran mayoría de sus compañeros, ya está trabajando. Comenzó con las prácticas cuando la estaba cursando y tras terminar, le ofrecieron contrato indefinido a jornada partida, para compatibilizar con los estudios durante su último año de carrera, el cual dedicó a un par de asignaturas y a realizar el TFG. Después de las prácticas, estuvo un año en Capgemini hasta que decidió cambiar de trabajo enfocado a la dirección de proyectos. Fernández explica que son muchas las empresas que buscan ingenieros de software. 

Sobre la carrera, Fernández afirma que «no fue un paseo ni mucho menos. Tuve maratones estudiando, hincar los codos, acudir a academias…Lo más complicado es cambiar la forma de pensar, el bachillerato es más teórico y la mayor dificultad, para mi, fue adaptar la mentalidad, especialmente en los primeros cursos».

En su cuarto año de carrera, tras realizar las prácticas, las empresas comenzaron a llamar a su puerta. «La salida laboral fue un factor condicionante a la hora de elegir qué carrera estudiar. También me interesaba mucho arquitectura y biología, pero el diseño de aplicaciones ofrece una gran cantidad de posibilidades», explica que esa fue la razón principal para decantarse por esta ingeniería, pues él siempre ha sido una persona muy creativa y era la rama que más le llamaba la atención.

A pesar de haber tenido ofertas de París, Madrid y Barcelona, su intención es permanecer en Asturias. «Quiero quedarme, me gusta mucho Oviedo y si de mí dependiera me quedaba siempre aquí. En algunos puestos hay que viajar mucho, está implícito en el trabajo. Lo ideal para mí sería vivir en Asturias y desplazarme a otras ciudades cuando sea preciso», relata Fernández. Sin embargo, «aunque no me quejo ni mucho menos», los trabajadores en su mismo puesto de trabajo en otros países, como Suiza o Estados Unidos, ganan el triple de lo que se gana en España.

Fernández piensa seguir estudiando y formándose ya que el mundo de la informática cambia constantemente. «Empezaré un nuevo máster, pero el año que viene». Además, estudiará nuevos idiomas. «Tengo muchas opciones de trabajar como profesor asociado en la Universidad. No necesito doctorado y es una posibilidad», explica Fernández sobre su futuro laboral. 

Sofía Martín: «La informática está en todos los ámbitos y te permite trabajar en cualquier sector»

Sofía Martín, ingeniera de software
Sofía Martín, ingeniera de software

Sofía Martín tiene 24 años y es de La Felguera, aunque reside actualmente en el País Vasco, donde estudia el máster en Automatización, Electrónica y Control Industrial y realiza prácticas en la empresa TSK. Su especialización está dirigida al sector industrial. Después del periodo de prácticas, remuneradas por convenio, le harán contrato en la misma empresa.

Además de por la salida laboral, Martín eligió está carrera porque «quería una ingeniería que me permitiese especializarme en cualquier sector. La informática está en todos los ámbitos y esta ingeniería es la más polivalente. La informática no es lo que se ve, también lo que no se ve. La informática está en todos los ámbitos y te permite trabajar en cualquier sector».

Martín cuenta que las ingenierías suelen ser carreras más comunes para los hombres, «el número de mujeres reducido, el otro día graduación 8 chicas de casi 60 personas», explica Martín. En su puesto de trabajo, son 12 personas en el departamento y solo dos mujeres. En cuanto a esa diferencia, Martín considera que se debe a simple preferencia. «Yo no he tenido nunca ningún problema».

«Me considero afortunada. Trabajamos mucho para ello, siento que llegamos aquí después de sacrificar muchas horas y mucho dinero y sufrir bastante durante la carrera. Recibir recompensa de ese esfuerzo es gratificante», afirma Martín, cuyo plan es «curtirme en el mundo laboral y coger experiencia».