Los aliados 'naturales' de Barbón, Podemos e Izquierda Unida, le reprochan haberse acercado a Ciudadanos
20 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.En su primer mandato como presidente, Adrián Barbón ha hecho valer, y es algo notable, el haber logrado acuerdos presupuestarios en los tres primeros años de la legislatura. Haciendo uso de la geometría variable, gracias a la fortaleza parlamentaria de sus 20 escaños que le dejan a sólo tres de la mayoría absoluta, pactos con Izquierda Unida, con Podemos, incluso con Foro y Ciudadanos, le han permitido sacar adelante las cuentas autonómicas en tres ocasiones sucesivas, años además marcados por la excepcionalidad de la pandemia. Sin embargo, en las últimas semanas no ha dejado de deslizar que ve, si no imposible, muy improbable, que pueda repetirse el acuerdo en 2023.
Incluso este fin de semana, durante el comité autonómico de la FSA celebrado en Cudillero, Barbón insistió en la misma idea afirmando que veía «enormes dificultades» para aprobar los presupuestos regionales de 2023 debido al «electoralismo» de otras fuerzas políticas en las que apreciaba «nerviosismo demoscópico» por la cercanía de las elecciones y los augurios de las encuestas. Sin embargo, sólo unos días atrás, en el pleno de la Junta General y en el turno de preguntas al presidente en una réplica al portavoz de Foro, Adrián Pumares, Barbón aseguraba que «yo no doy los presupuestos por perdidos pero hay muchos partidos que están jugando ya al electoralismo y prefieren desgastar al gobierno, aunque eso suponga desgastar Asturias» e insistía en que «es fundamental y prioritario que se cuente con esos presupuestos».
¿Está Asturias abocada a la prórroga en el último año de la legislatura? Los aliados 'naturales' del PSOE sospechan en todo caso que la predilección del presidente pasa por apoyarse en fuerzas de la derecha.
Desde Izquierda Unida, que tiene un acuerdo de legislatura con los socialistas, su portavoz Ángela Vallina indicó que su formación «como siempre, está dispuesta y abierta a la negociación presupuestaria. Es el Gobierno quien tiene que poner en marcha el proceso, pero al menos por la izquierda, no ha dado paso alguno. En cualquier caso, creemos que es una irresponsabilidad dar por perdido el presupuesto para 2023 más porque es imprescindible responder a las necesidades que marcan los propios fondos europeos, vitales para Asturias. Nos sorprende que es de la negociación por perdida con la izquierda con la izquierda, lo que desconocemos es si tiene otras vías».
En términos similares se pronunció el diputado de Podemos Asturies Rafael Palacios quien apuntó que «en los últimos meses se ha vivido un viraje en la Xunta Xeneral: el PSOE ha dejado de lado a los grupos de la izquierda, y trabaja abiertamente para alcanzar acuerdos con la derecha. Da la impresión de que o bien Barbón tiene acordados ya los siguientes presupuestos con la derecha, o bien da la legislatura por terminada y se concentra en la próxima cita electoral. En cualquier caso, en las dos últimas negociaciones presupuestarias el PSOE utilizó la pandemia como excusa para exigir el voto favorable a unas cuentas continuista».
En este sentido, insistió en que «ahora ya no puede haber excusas para elaborar unos presupuestos que de verdad aborden los problemas estructurales de Asturies: baja calidad del empleo, despoblación, crisis de la vivienda, apoyo a la juventud, degradación del medio ambiente, déficit en infraestructuras, insolidaridad fiscal. Barbón debería preocuparse menos de las elecciones de 2023 y más de los problemas reales de los asturianos y asturianas».
La opción de Ciudadanos
En buena medida, el malestar de IU y Podemos con Barbón respecto a los acuerdos parlamentarios se debe a la baza de Ciudadanos que le ha servido para sacar las cuentas en distintas ocasiones. No sin dificultades.
El primer año de la legislatura se salvó el acuerdo por la decisión de una diputada rebelde, Ana Coto, que se abstuvo y luego renunció al escaño para regresar a la Universidad de Oviedo. El partido en Asturias había cerrado un acuerdo con Barbón que fue vetado desde Madrid sin demasiadas explicaciones, y en parte ese fue el inicio de una espiral de sospechas que terminó con el partido muy dividido. El segundo presupuesto, en plena pandemia y muy enfocado al fondo de recuperación, sumó a todo el parlamento con la excepción de PP y Vox. En el último fue crucial el apoyo naranja pero también con crítica interna, en esta ocasión de Armando Fernández Bartolomé que mantiene un áspero enfrentamiento con la dirección del partido en Asturias.
¿Se podría apoyar Barbón de nuevo en Ciudadanos? La posibilidad surgió de nuevo en el pleno de este semana. La portavoz naranja, Susana Fernández, propuso toda una serie de rebajas fiscales para paliar la caída demográfica. Con analogías algo estrambóticas, remontándose a los años 60 en cuanto a impuestos y población, los naranjas recibieron una respuesta matizada de Barbón quien admitió la pertinencia de actuar en determinados impuestos que puedan favorecer la natalidad pero «no en todos» para garantizar los servicios públicos de calidad y añadió que la fiscalidad no es la única medida a tener en cuenta, sino que hay que desarrollar otras políticas.