La firma no comunicó por ahora al personal medida alguna
14 jun 2022 . Actualizado a las 19:44 h.El anuncio del cierre de la conservera de Albo en Celeiro para centralizar la producción en una nueva nave construida en Salvaterra de Miño (Pontevedra) cayó como un jarro de agua fría en A Mariña, donde hay 46 trabajadoras afectadas por el cese productivo. Las negociaciones entre la empresa, de propiedad china, y el personal -de edad veterana y que ve inviable un traslado- comenzarán el lunes 20, y la firma negocia ya con la plantilla de Vigo su reubicación en la nueva sede. No han trascendido por ahora noticias sobre qué ocurrirá con la planta de Tapia, en Asturias.
Mientras que la planta de Vigo se centra en el procesado y envasado de sardinillas, calamares, mejillones o túnidos -también se encuentran allí las oficinas administrativas- y en Viveiro la producción se enfoca en el bonito y el atún, en Tapia se hacen platos preparados, como fabada asturiana, caldo gallego y callos con garbanzos o a la madrileña. De ahí que haya dudas sobre si esta actividad distinta dentro del grupo empresarial, en la que se manejan principalmente productos cárnicos, también se mudará de sede o permanecerá en el Occidente asturiano.
Ayer, la alcaldesa de Tapia, Ana Vigón, desconocía novedades sobre la planta tapiega, que emplea a unas 20 personas. También la oposición -una edil de la corporación es trabajadora de la fábrica- y los principales sindicatos del Occidente asturiano. Empleadas de la planta no habían recibido comunicación alguna al respecto de un hipotético cierre.
Las fábricas de Tapia de Casariego, Vigo y Celeiro pertenecen desde el 2016 al holding chino Shangai Kaichuang, que tenía entonces la intención de internacionalizar la marca, especialmente en los mercados europeo y asiático. La nueva nave de Salvaterra de Miño, en el polígono industrial de As Neves, ocupa unos 70.000 metros cuadrados, y la intención de la marca es centralizar la producción tras el verano.