Denuncian a Cultura por un presunto «robo de piezas arqueológicas» de excavaciones oficiales
ASTURIAS
Un conocido youtuber asturiano lleva al juzgado y viraliza la «desaparición» de materiales de varios yacimientos, entre ellos Bañugues o los castros de Llagú o San Chuis
13 jun 2022 . Actualizado a las 09:39 h.Hace dos semanas, el conocido youtuber asturiano Virgilio García (Detección Metálica, 3,9 millones de suscriptores) subía a la red un vídeo que está causando un tsunami en el mundo arqueológico. En él explicaba cómo presentó hace poco una denuncia ante los juzgados de Oviedo por el presunto expolio de piezas arqueológicas en excavaciones oficiales, pagadas con dinero público. Casi un millón de personas ha visualizado ese vídeo hasta el momento.
Tras investigar por su cuenta los hechos que quiere demostrar, García acusa a la consejería de Cultura del Principado, a los arqueólogos y técnicos de los yacimientos y a las empresas encargadas de los trabajos de supuestos delitos contra el patrimonio histórico y apropiación indebida.
Virgilio García supo por la asociación cultural El Curbiru de Bañugues (Gozón) una historia que le hizo tomar la iniciativa contra el Principado y algunos de los expertos implicados: la presunta «desaparición» de abundante material del yacimiento conocido como Traslaiglesia o Tresleilesia de esa localidad, así como en puntos de Asturias.
Desde ese colectivo, que fue el que en primera instancia se preocupó por ese hecho, confirman lo que Virgilio García sostiene en su denuncia. Una portavoz de El Curbiru explica a este periódico que fueron ellos quienes, ante el avance del deterioro de una iglesia primitiva de Bañugues y su cementerio a causa de los embates del mar, acudieron a la consejería de Cultura hace ocho años y le pidieron que protegiera el lugar.
Después de un largo proceso, dicen, pues «nos costó muchísimo que el Principado ordenara por fin la excavación», la consejería de Infraestructuras del Principado (cuya titular era Belén Fernández) accedió a construir una escollera, mientras Cultura encargó los trabajos en el yacimiento a un arqueólogo.
Pero cual no sería su sorpresa, afirman, cuando, una vez realizados los trabajos, los materiales (huesos, cerámicas…) «no aparecen en ningún sitio, no estaban depositados en el museo. «La consejería solo le pide al arqueólogo que presente esos materiales, y sabemos que a día de hoy siguen sin llegar al Museo Arqueológico, porque así nos los comunicaron».
En efecto, una resolución de Cultura de 7 de julio de 2021 reconoce, a instancias de la asociación, que «respecto a la entrega de materiales al Museo Arqueológico de Asturias, al no localizarse el expediente, no existe constancia en el Servicio de si se ha realizado ya o no», y se afirmaba que habían solicitado un informe al museo a ese respecto.
En otra resolución de cuatro meses más tarde, fechada el 16 de noviembre del mismo año, Patrimonio dice que dirigió «escrito al arqueólogo adjudicatario de los trabajos descritos, al objeto de que en el menor plazo posible proceda a la entrega de los materiales y a la regularización de su depósito en el Museo Arqueológico de Asturias». Esto ocurrió seis años después de haberse realizado la prospección.
En la memoria de intervención del yacimiento de Bañugues (2014) se menciona la aparición de abundantes restos óseos en varios enterramientos y algunos materiales muy antiguos (siglo IV en adelante), incluyendo algún fragmento de cerámica, pero no se detalla más. Hay que puntualizar que ese yacimiento ya fue excavado anteriormente por otros arqueólogos. En un trabajo publicado en 2019, el director de la última intervención, N. A. R., explica que «durante las sucesivas prospecciones se hallaron restos de cerámica (fundamentalmente de dos tipos y cronologías: fragmentos de terra sigillata 37b y cerámicas de cocción oxidante con decoración a peine), material constructivo (tegulae e ímbrices), metal (fragmento de bronce y de hierro), numerario (moneda medieval de cronología indeterminada). Todos estos materiales se encontraban con un alto grado de alteración debido al contacto con el agua del mar.» En su momento se anunció en prensa la aparición de una moneda antigua y otros materiales.
La acusación
Virgilio García manifiesta sus sospechas de que «hay material arqueológico que lleva muchos años desaparecido, en algunos casos desde hace 25 años», y recuerda que es responsabilidad de los directores de excavaciones entregarlo al museo público.
El youtuber apunta directamente en su denuncia, fechada el pasado día 10 de mayo, a quien fuera responsable de esa excavación, N. A. R., y añade: «presuntamente ha robado material arqueológico de un yacimiento que pertenece a todos los asturianos. ¿dónde están esas monedas, huesos y demás objetos que este miembro fundador de la APPIA (Asociación de Profesionales de la Arqueología de Asturias) ha supuestamente saqueado? ¿habrán sido vendidas en el mercado negro, o formarán parte de la colección particular de este ilustre arqueólogo? Y esto es muy común en la tierrina».
El abogado del youtuber señala que se podría tratar de un delito de apropiación indebida tipificado en el artículo 253 del Código Penal con penas de prisión de uno a seis años y multa. También dice que «a su vez, podemos encuadrar los actos denunciados como un delito de expolio contra el Patrimonio Histórico», previsto en una ley y en el Código Penal (art. 323).
Virgilio García apunta en sus declaraciones, (aun sin citarla en la denuncia ante el juzgado), hacia la que fuera entonces directora de Cultura y Patrimonio, Otilia Requejo, «que estuvo negándole información a los vecinos y tiene una empresa que se llama Gabinete Arqueológico, en la que, casualmente, N. A. R. trabajó hasta 2008; es más, Requejo y N. A. han colaborado en un gran número de publicaciones. ¿No es mucha casualidad que entre los muchos profesionales se contrate a dedo al señor N. A.? Este señor se ha llevado más de 14.000 euros de dinero público, para que ni sea capaz de cumplir la ley depositando las piezas en el museo arqueológico». La actual dirección de Patrimonio sí ofreció a la asociación El Curbiru la información requerida, que al parecer no era mucha.
Más casos
Lo que denuncia el youtuber no es un caso aislado. De hecho, como él mismo relaciona en la denuncia y se ha publicado en los medios, al menos en seis castros de la región habría pasado lo mismo durante largos años: Llagú (Oviedo), San Chuis (Allande), El Castillo de San Martín (Soto del Barco), Mohías (Coaña) y San Isidro y Pico da Mina (San Martín de Oscos). «Los miembros de APPIA están empeñados en perseguir a los detectoristas, mientras nadie de la Administración se preocupa por saber dónde están esas piezas desaparecidas de nuestro patrimonio», insiste.
Un pulso magnético
El enfrentamiento entre los aficionados al detectorismo (el uso de dispositivos de superficie que se usan para detectar objetos metálicos en el subsuelo) y algunos arqueólogos, además de la Administracion, no es nuevo. Virgilio García defiende que su hobby no tiene por qué dañar el patrimonio histórico, sino todo lo contrario, y se queja de la dura persecución que sufren quienes lo practican. «La gran mayoría de los hallazgos en España fueron hechos por personas particulares, que entregan las piezas que de otra forma jamás habrían sido recuperadas. ¿Vamos a perseguir también a esta gente?».
El caso más sangrante, a su juicio, ocurrió recientemente con el descubrimiento por un detectorista de la colección de hachas de la Edad del Bronce, y por el que fue «injustamente tratado». García explica que «estaban en un sitio donde en principio no se había documentado yacimiento, es decir, él las encontró por casualidad en una finca de Langreo donde tenía permiso para rastrear. Sin saber lo que eran, pasado un tiempo las entregó al Museo Arqueológico».
Lejos de reconocerse su gesto, dice Virgilio, fue «fichado por la Guardia Civil, le han tomado huellas, le han hecho pasar un mal rato horrible por hacer lo que se supone que tenía que hacer, entregar unas piezas de enorme valor arqueológico que encontró de manera fortuita». Y añade: «Lo peor es que esto provoca que la gente ya no se moleste en llevar lo que encuentra» a las autoridades.
El youtuber carga especialmente contra APPIA, a la que acusa de «intentar criminalizar a un chaval que actuó con toda la buena fe del mundo, haciendo lo que se suponía que es lo correcto». Además, «no les interesa el hallazgo, no se han molestado en ir a la zona a investigar». Algunos arqueólogos, por su parte, han denunciado en varias ocasiones lo que considera una práctica peligrosa, que a su juicio podría dañar yacimientos en la búsqueda de metales con detectores.
Los aficionados a la detección se quejan de que las autoridades les deniegan las cartas arqueológicas, «que pedimos precisamente para evitar trabajar sobre yacimientos. Es como si te venden un coche y no te dicen en el sentido que tienes que ir, ni a la velocidad para que no te multen. La carta arqueológica debería ser de dominio público», afirma García. «A los expoliadores que puedan hacer mal uso de ella no les va hacer falta consultarla, ni les va a frenar una legislación más restrictiva aún».
Respecto a esas leyes sobre el uso de detectores, cree que «los que antes entregaban voluntariamente las piezas, ahora no lo harán porque, si lo hacen, se van a meter en un lío. En otros países los buscadores han recuperado miles de piezas valiosas para el patrimonio, y aquí somos criminales. Es una vergüenza», concluye.
Acosados por un hobby
El uso de detectores es legal en nuestro país, aunque no en todas las comunidades (Andalucía y Aragón lo prohiben, por ejemplo). Se puede utilizar para buscar minerales u otros objetos como monedas recientes u objetos metálicos extraviados, mientras no sea en zonas arqueológicas. «La mayor parte de lo que sacamos es basura», añade el youtuber, como monedas recientes de escaso valor o botones.
El descubridor de las hachas de la Edad de Bronce «las encontró en un campo de cultivo, donde el orín y los fertilizantes destruyen esos objetos desde hace cien años. ¿Cómo pueden decir que estaban mejor enterrados? Hay un proceso de destrucción por la actividad agrícola; simplemente habrían desparecido».
En Alemania o Inglaterra el detectorismo (regulado y registrado) no solo es legal, afirma, sino que es reconocido como útil por las autoridades e incluso recompensado económicamente. De esa forma, los gobiernos se aseguran de recuperar los objetos y documentar lugares arqueológicos. «Yo no pido, ni mucho menos, que me compensen económicamente por encontrar objetos valiosos, pero sí que me dejen realizar mi afición sin sentirme un criminal».