Rocío Lage ha sufrido despidos por la incapacidad que le provoca la enfermedad: «Con 13 años, la primera regla que me vino ya fue mundial, con mucho dolor, de marearme, de quedarme baldada»
21 may 2022 . Actualizado a las 09:28 h.Que la regla sea dolorosa no es lo normal; tampoco debería serlo que se oculte o se minusvalore que hay mujeres padecen una menstruación muy problemática, que puede ser aviso de otras patologías. «Con 13 años, la primera regla que me vino ya fue mundial, con mucho dolor, de marearme, de quedarme baldada», cuenta Rocío Lage, hoy con 34 años y con un diagnóstico de endometriosis que le hizo pasar hasta cinco veces por el quirófano, y por despidos a la espera, no siempre fácil, de que se le conceda una baja o el reconocimiento de incapacidad.
Desde la menarquía a Rocío Lage ya le parecía que algo no iba bien, eran menstruaciones muy dolorosas. «El ginecólogo de planificacion familiar me dio la píldora para controlarlas y durante mucho tiempo fue bastante bien. Después otro ginecólogo me advirtió de que tenía que descansar el cuerpo, estaba muy hormonada, y ahí se disparó todo». La endometriosis es una enfermedad en la que el tipo de tejido que es similar al revestimiento del útero crece en su exterior, es como un tumor benigno pero que se expande hasta poder llegar a afectar a otros órganos, incluso en casos graves, a los pulmones, al corazón o al cerebro.
«Un día no aguanté más el dolor y fui por urgencias y ya tenía un quiste de 5 centímetros, fue la primera vez que me operaron», cuenta Rocío Lage, que empezó un periplo de tratamientos y quirófanos. «A partir de ahí empecé con antiinflamatorios, píldoras, estuve con una menopausia inducida también; todos los tipos de tratamientos contra la endometriosis que hay, y me operaron cinco veces, la última este año. En este última me perforaron el recto y ahora lo que dicen es que mucho de lo que me pasa es por las consecuencias de esas operaciones».
La experiencia laboral ha sido de este modo problemática. En estos años de dolores intensos, no sólo en los períodos de la menstruación, sino de continuo durante largas etapas, Rocío Lage trabajó como camarera, lo que conlleva estar muchas horas de pie, y «la endometriosis lo que más te da es dolor pélvico, no podía a veces con el simple hecho de llevar la bandeja cargada porque te falla el brazo, te falla la pierna». Su última ocupación fue de gerocultura, al cuidado de ancianos, «y también tengo conciencia. Si muchas veces me falla la pierna o el brazo, y estoy duchando a una persona yo sola, no puedes hacer el trabajo bien». Terminó en despido.
Cuenta que el trato de sus empleadores fue bueno y que manifestaron empatía por su situación, que a diferencia de años atrás, la endometriosis empieza a ser una enfermedad más conocida pero «al final te pero dicen que ellos son empresarios y que tienen que mirar por lo suyo, que tienen que sacar el trabajo adelante y si tú estás de baja tiene que meter a alguien por ti». En buena medida Lage destaca que, en el ámbito laboral, los principales problemas de las afectadas por este tipo de enfermedad se dan tanto a la hora de solicitar una baja como para reclamar el reconocimiento de una incapacidad.
«Las veces que conseguí que me dieran la baja me ponen que es por enfermedad común y tengo que ir con los informes del ginecólogo, con que tengo el quiste, con que no puedo trabajar porque tienes riesgo de rotura; y eso es un problema bastante grave porque tendrían que operar de urgencia. Sólo me la dan cuando voy con los informes de todo, si vas de frente a tu médico de cabecera a mí nunca me han dado la baja», señala Rocío Lage, que insiste en que, en todo caso, para pacientes como ella, sería más importante que se facilitara el reconocimiento de la incapacidad. «Porque podría aprender otro tipo de trabajo, o que me incluyan en algún plan de empleo; tengo 34 años, no puedo trabajar así, te quedas desamparado».
La solicitud de una incapacidad, de un grado de discapacidad, la solicitó dos años atrás pero lamenta que no ha tenido respuesta. Y no es un caso único. La portavoz de la asociación EsEndo, Marta González, destaca que «las compañeras que la han conseguido han sido muy pocas y después de pelearlo mucho en los tribunales».
La semana pasada, el debate la aprobación en el Congreso de una norma para que se puedan reconocer bajas laborales por reglas incapacitantes abrió un debate intenso en el ámbito político y, en ocasiones, agrio en las redes sociales. Al respecto, Marta González indica que «es bueno que se hable de la regla, que no sea un tema tabú, y uno de los motivos por los que se retrasa el diagnóstico de endometriosis es precisamente por la falta de libertad para hablar de ellos, entre nuestras asociadas al 38% dice que tuvo más de 10 años de retraso en su diagnóstico».
Y, sin embargo, lamenta que en polémicas como la que ha acompañado a esta ley al final sólo se genere «ruido» que pueda poner en cuestión la entrada de las mujeres en el mercado laboral. «En nuestra encuesta, más del 60% tiene una endometriosis profunda, es decir, que afecta a otros órganos, son casos graves y esta gente necesita una respuesta por parte de la Seguridad Social que no siempre se da».