Defiende que una revisión estatutaria que incluya la oficialidad no implica desentenderse de los problemas de la gente
06 abr 2022 . Actualizado a las 20:54 h.El actual presidente del Principado, Adrián Barbón, y el primero en ser elegido en unas elecciones autonómicas, Pedro de Silva, han coincidido este miércoles en la necesidad de preservar el pasado, el patrimonio industrial y cultural, incluido el asturiano, para abordar un futuro mejor que no se entendería sin autonomía.
El que fuera presidente del Principado entre 1983 y 1991 ha clausurado junto a Barbón el ciclo organizado por el Real Instituto de Estudios Asturianos (Ridea) sobre el pasado, presente y futuro de la autonomía asturiana coincidiendo con la conmemoración de los 40 años de vigencia del Estatuto.
Su intervención ha sido seguida por el también expresidente Juan Luis Rodríguez Vigil, coordinador de este ciclo y que se ha manifestado siempre en contra de una reforma del Estatuto de Autonomía que incluya la oficialidad de asturiano y del eo-naviego.
No obstante, Barbón ha señalado que, aunque suponga discrepar de personas que aprecia, no puede dejar de defender una revisión estatutaria que incluya la oficialidad de las lenguas propias, sin que eso suponga desentenderse de los problemas de la gente.
En alusión al PP, ha señalado que quienes hablaban de que la oficialidad amable era la piel de cordero con la que escondían un invento explosivo, ahora reivindican sin pestañear el bilinguismo cordial, un adjetivo de compañía que ha dicho aceptar sin reparo alguno.
«Defender la adecuación del Estatuto para mejorar el autogobierno (...) significa en primer lugar confianza en la capacidad de Asturias para construir el futuro», ha subrayado el presidente autonómico, que se ha mostrado convencido de que «la reforma se hará realidad a corto plazo».
«Hay mucho futuro en nuestro pasado y cultura», ha afirmado De Silva al reivindicar un mejor conocimiento de nuestra historia y de dar valor a los rasgos singulares y a lo que nos distingue, incluida la lengua asturiana, «porque la autoestima es la mejor materia prima».
Es más, ha asegurado que la defensa de la autoestima y de lo propio podría ser además fuente de inversión y ha augurado que quien vea desde esa óptica el patrimonio histórico industrial de dos siglos que alberga el Principado «acertará de pleno».
Tras recordar que se recorrió «de cabo a rabo» todo el proceso de redacción del Estatuto de Autonomía, De Silva ha señalado que pese a que los primeros compases «no eran prometedores», al final se impuso un consenso importante, y sin votos en contra, algo difícil de conseguir en la España de hoy.
No obstante, ha señalado que lo más duro fue la «lucha desesperada» que en sus ocho años de gobierno tuvo que mantener para evitar que en los primeros momentos de vida de la autonomía todo se derrumbase dado que en ninguna otra región de Europa se daban a la vez tantas crisis estructurales.
La gran formación económica pendiente del carbón, el acero, el naval o el campo conformaban un contexto fundamental para entender los contenidos del estatuto, pero también de su gobierno y de los primeros de una comunidad que aún no se ha recuperado por completo, aunque mantenga ya un nivel de empleo similar.
La Asturias de hoy es muy distinta a la de entonces, con una sociedad y economía básicamente normalizada en su estructura por sectores y en el que predominan los servicios, incluido el turismo, y en el que hoy también es normal el papel de los agentes sociales o sus comunicaciones con el exterior y que es avanzada en sus relaciones con el medio natural.
No obstante, ha señalado que no se ha conseguido crear empleo neto, algo que considera fundamental para frenar la sangría demográfica, junto con la formación, la innovación o unas administraciones públicas orientadas a dar facilidades y no a crear dificultades.
Barbón, que contaba 4 años cuando Silva asumió la presidencia, ha incidido en que su visión autonómica está influenciada por el hecho de que toda su vida ha sido pareja al desarrollo de la democracia y del Estado autonómico y que está convencido de que con el Estatuto de Asturias se hizo «un buen trabajo normativo» con un contenido pragmático y utilitario.
Según Barbón, desde el primer momento se vio en el Estatuto un instrumento para afrontar los problemas de Asturias y ni éste ni sus reformas se han blandido como herramientas para reivindicar supuestos derechos irredentos porque la afirmación de la identidad asturiana «nunca se ha realizado por exclusión u oposición al resto de España».
Ahora toca, según ha añadido, superar «con éxito» la doble transición ecológica y digital, gestionar «con acierto» los fondos europeos, prepararse para la conexión con la alta velocidad ferroviaria, hacer frente al reto demográfico, volcarse con el medio rural y avanzar en la igualdad entre hombres y mujeres.
Para Barbón, estos retos no se podrían acometer sin la existencia de la comunidad autónoma que debe demostrar «atrevimiento e inteligencia» para afrontar este nuevo momento de cambio, informa Efe.