El Consejo de Ministros aprueba el decreto de ESO, que no limita la promoción de un estudiante según su número de suspensos y que elimina las calificaciones de 0 a 10
30 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.La enseñanza básica en España se alarga de facto hasta 4.º de ESO con la Lomloe, que mantiene gran parte de los criterios de primaria hasta las puertas del bachillerato. La idea es que titule el mayor número de alumnos posible, ya que se trata de una etapa obligatoria para todos los españoles. Por eso, el currículo que ha aprobado el Gobierno promueve un aprendizaje globalizado (cuenta el conjunto del curso) y continuo, en el que el número de suspensos no marque la repetición, que ha de ser verdaderamente extraordinaria. Siguiendo esa máxima, no habrá exámenes de recuperación porque la idea es atajar los problemas en el momento que surjan y no dejarlos para la repesca, y un solo docente no puede decir que el alumno debe repetir curso.
En esa línea, el Consejo de Ministros ha aprobado ese currículo incluyendo notas trimestrales pero que terminen siendo insuficiente (de 0 a 4), suficiente, bien, notable y sobresaliente. Es decir, igual que en primaria, se acaba con los dígitos para determinar la nota.
Si todos los españoles tienen que terminar la educación secundaria obligatoria, no cabe en la lógica que el sistema los expulse. Tendrá que determinar qué puede aprender cada uno y ayudarle a conseguirlo. Como ocurre ahora mismo, por ejemplo, con infantil; nadie se plantea que un niño de 4 años repita hasta que aprenda bien el temario, sino que se buscan soluciones adaptadas a sus necesidades y solo en contados casos permanece un año más en la misma clase. Esta es la premisa que rige el nuevo currículo de ESO, que ha sido reducido a la mínima expresión por el Gobierno central porque se trata de «conocimientos mínimos». El currículo incluye el temario que darán los estudiantes en cada curso, además de las asignaturas que deberán cursar, y también registra el modelo de evaluación al que deben ser sometidos.
Lo aprobado este martes por el Gobierno no es definitivo. Las comunidades tienen que aportar casi la mitad del currículo (la mitad exacta en el caso de aquellas con lengua propia, como Galicia), y también los mínimos. Es decir, aquello que obligatoriamente tiene que saber un alumno de ESO cuando termina la etapa.
El nuevo currículo entrará en vigor en septiembre en primero y tercero de ESO. Y estas son algunas características del currículo dado a conocer ayer:
Promoción
Es uno de los asuntos más polémicos, porque no hay una limitación de suspensos para repetir. Con la antigua ley, la Lomce, un estudiante no podía dejar Lengua y Matemáticas a la vez si quería pasar de curso; ahora eso no importa. Será la junta de evaluación a final de curso, es decir, todos los profesores, los que decidan de forma colegiada si un alumno debe permanecer un año más en ese curso. Solo lo hará si las ventajas superan los inconvenientes. Hasta ahora, uno de cada tres estudiantes llegaba a cuarto de ESO con al menos un año más del reglamentario. Y la mayor parte son alumnos vulnerables.
Eso no quiere decir, según el currículo, que haya aprobado general. Supone que en el momento en que se detecta un problema en el alumno, el centro tiene que intervenir con los programas de refuerzo que necesita. ¿De dónde saldrá el dinero para pagar más horas de profesores o el desdoble de las clases? En el Ministerio de Educación recuerdan que hay una inyección de dinero europeo y que es cada comunidad la que tiene que decidir cuánto destina a la equidad de su educación. Si no hay medidas correctivas a lo largo del curso, no será fácil que un claustro defienda la repetición del estudiante.
La repetición solo se podrá usar una vez en el mismo curso y dos como máximo a lo largo de la enseñanza obligatoria, aunque podrá permanecer un año extra en 4.º de ESO (prácticamente igual que hasta ahora).
El alumno, protagonista
Una de las cuestiones básicas de este currículo es el afán de que los alumnos entiendan más que repitan. Es lo que se llama el enfoque competencial: saber aplicar el conocimiento de modo real y relacionarlo en el contexto y no quedarse en un ejercicio memorístico y enciclopédico.
Para ello, todas las materias incidirán en la comprensión lectora, la expresión oral y escrita, la competencia digital, el fomento del espíritu crítico, la educación emocional y en valores, la educación para la paz y la creatividad. Uno de los principales problemas que detectan los docentes es la incapacidad de muchos estudiantes de entender un texto si es medianamente largo.
Bienestar emocional
Es otra de las cuestiones fundamentales. La escuela española educa ciudadanos, no solo profesionales. Y por tanto, deben recibir información y formación transversal en asuntos tales como la educación para la salud, incluida la afectivo-sexual, la igualdad entre hombres y mujeres, la formación estética y el respeto mutuo y la cooperación entre iguales.
En la ESO el estudiante debe consolidar sus hábitos de disciplina, estudio y trabajo individual y en equipo como condición necesaria para una realización eficaz de las tareas del aprendizaje y como medio de desarrollo personal.
Evaluación diagnóstica
En 2.º de la ESO se realizará una evaluación general pero solo de carácter informativo y orientador para los centros, los docentes y las familias. No constará la nota en el expediente del alumno.
Diferente reorganización
Las materias pueden organizarse por ámbitos en los tres primeros cursos, y de hecho en 1.º y 2.º se aconseja que no supere en más de una materia el número de las que tenían en primaria. Así, puede existir el ámbito lingüístico con los tres idiomas o el social.
En cuarto de ESO se promueve la realización de trabajos de investigación en vez de materias optativas. Será un curso orientador y preparará para la incorporación a los estudios posobligatorios o la vida laboral.
Sin filosofía
No habrá filosofía, que se diluye en la materia obligatoria de Valores Cívicos y Éticos. A cambio, la asignatura se dará en primero y segundo de bachillerato (ahora solo es en primero, y en segundo para unos grupos) para todos los alumnos.
Religión no cuenta para la nota y no tiene materia espejo que haya que cursar de forma obligatoria.