La guerra altera los planes y los plazos de la regasificadora del Musel

L.O.

ASTURIAS

La instalación asturiana sólo requiere la luz verde de la CNMC mientras Europa rediseña su suministro energético

03 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La guerra se suele llevar por delante muchos planes. Lo que estaban previstos para la regasificadora de El Musel (finalizada en 2012 y parada por varios problemas en los tribunales la década pasada) se centraban en el uso como punto de almacenamiento energético vinculado al desarrollo del hidrógeno verde, por ser una de las principales apuestas de Asturias en el proceso de descarbonización. Pero la invasión de Ucrania h vuelto a poner en el mapa la instalación como posible punto de almacenaje de gas, ya sea para el propio mercado español, o para la exportación, en un momento en el que Centroeuropa tiembla ante las repercusiones que pueda tener el alza (aún mayor) de precios a consecuencia del conflicto.

¿Qué le falta para la puesta en servicio? Fuentes de la administración asturiana indicaron que siempre han considerado la regasificadora una instalación «estratégica» pero su puesta en marcha está a la espera de varios trámites burocráticos. Falta la luz verde definitiva de la Comisión Nacional de Mercados y la Competencia (CNMC) y que se cierre el diálogo entre la empresa y el Ministerio de Transición Ecológica «lo que están mirando es qué encaje tiene la regasificadora en el sistema gasístico ahora mismo».

No es sencillo porque los últimos días de febrero han alterado muchos factores en el ámbito internacional. «No es lo mismo la situación de hace un año que la de ahora, primero porque los precios del gas están disparados» de manera que traerlo vía importación pudiera no ser rentable y, a diferencia de países como Alemania, España no tiene problemas de desabastecimiento a medio plazo ya que lo trae de Argelia y no de Rusia. «Se habló de regasificación, de almacenamiento y de otros usos con el tema del hidrógeno (verde)», explicaron «pero es que el escenario cambió totalmente, a lo mejor puede ser una infraestructura de apoyo no sólo para el gas en España sino para otros sitios, otros países».

Falta el visto bueno de la CNMC y la autorización definitiva el Ministerio de Transición Ecológica después de haber contado ya como favorable la declaración de impacto ambiental. Pero no hay plazos «nosotros siempre pedimos que fuera a la mayor brevedad posible», señalaron desde el Principado para insistir además de que, en este momento, todo estaba en manos de los responsables del ministerio. 

En este sentido, en una entrevista concedida a RTVE, la ministra Teresa Ribera llamó la atención sobre la importancia de buscar una menor dependencia del gas pero indicó también que «España tiene un papel clave, es verdad que nuestras terminales de regasificación cuentan con capacidad de almacenamiento que nos permite ser una referencia de proximidad si otros estados miembros lo necesitaran; no de unas dimensiones tan grandes como para poder cubrir la demanda del conjunto del centro y el norte de Europa. Una de las economías más sensibles en este momento es la alemana, que dependía de la importación de gas ruso que llegaba a través de gasoducto y sin embargo no contaba con plantas de regasificación y se están planteando medidas de emergencia». 

Sólo unos meses atrás, el pasado mayo, pero en un mundo que ya no existe, el consejero delegado de Enagás, Marcelino Oreja, visitaba Gijón para descartar que pudiera ponerse en marcha en 2021, porque ya no daba tiempo a cerrar los trámites, y apuntaba que en principio el uso que se le quería dar era para almacenamiento pero destacó que no se podía llegar a definir sus usos de forma tajante hasta contar con la autorización para su puesta en marcha desde el Ejecutivo.

Entonces, Oreja afirmaba que la planta tiene una situación geográfica «espectacular», por lo que se puede usar para almacenar gas licuado que se produce en Europa o fuera. Si bien indicaba que precisamente el uso de los tanques para almacenamiento de gas lo veía «primordial» a nivel nacional, por ser el que debería primar.

En todo caso, apuntó que, al llevar esta planta tantos años parada, deberían hacerse unas inversiones una vez que se tenga la autorización administrativa para su entrada en funcionamiento. La regasificadora supuso una inversión de casi 400 millones de euros que quedó paralizada en 2013 por vulnerar la normativa de construcción vigente en su momento.

Sea como sea el debate sobre su puesta en marcha y la relación con el conflicto internacional ha saltado a la palestra de la política asturiana. El grupo parlamentario de  Ciudadanos ha llevado a la Junta General esta semana iniciativas en la que urgen al Ejecutivo asturiano a que meta prisa al ministerio para su funcionamiento definitivo y así su portavoz en una pregunta dirigida al consejero de industria señala: «Los ataques de Rusia a Ucrania han motivado que el precio del gas natural se haya disparado situándose en máximos históricos y la amenaza de que esta situación se prolongue agravaría aún más la difícil situación que atraviesa la industria asturiana. ¿A la vista de los recientes acontecimientos en Ucrania, se ha puesto su Consejería en contacto con el Gobierno de España para trasladarle la necesidad de solventar de manera urgente los trámites pendientes y permitir dar uso ya a la Regasificadora del Musel?».