El proceso de acusaciones, filtraciones y demandas en los tribunales se produjo ya con el relevo de Mercedes Fernández por Teresa Mallada
26 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.La caída de Pablo Casado, el desvanecimiento de su poder sobre el control del partido en cuestión de horas, será analizado por politólogos por la rapidez de su desarrollo y por la forma en la que las lealtades viraron de bando hasta dejar en minoría al líder incontestado apenas un día, dos tweets y una concentración ante Génova atrás. Pero no es algo sin precedentes ni en su virulencia ni en su posible extensión a los tribunales, a mucha menor escala pero con cargos equiparables sucedió en Asturias al comienzo de la legislatura.
Con la llegada a la dirección de Casado la situación del partido en Asturias sufrió primer movimiento sísmico inicial que terminó derivando en un terremoto con expulsiones y filtraciones que acabaron en los juzgados por supuestos delitos de gastos indebidos y amenazas anónimas. Ocurrió cuando se desplazó a la presidenta Mercedes Fernández de la candidatura autonómica para poner rostro al cartel electoral con Teresa Mallada, que venía de la dirección de Hunosa.
La bicefalia no le sentó nada bien al PP asturiano que llegó a los comicios autonómicos partido en dos y con disputas que llegaron a hacerse públicas; Génova llegó a enviar a uno de sus fontaneros para que celebrara en la sede de Oviedo entrevistas personales con algunos de los principales dirigentes para tratar de apaciguar los ánimos. Y no fue posible. Finalmente Mercedes Fernández renunció a la presidencia del partido, que se entregó por designación a Mallada, y se fue al Senado. Pero en el camino varias importantes piezas de ajedrez se quedaron fuera del tablero y demandas llegaron a los tribunales.
La mano derecha de Mercedes Fernández, Luis Venta, secretario general del PP asturiano (el equivalente regional de Teodoro García Egea) fue acusado de enviar un anónimo con amenazas al entonces edil gijonés Pablo González (hoy mano derecha de Mallada) y se aportó incluso una grabación de la cámara de seguridad de la oficina de correos para mostrar a Venta enviando el sobre. Cuando la causa llegó a los tribunales, Génova expulsó a Venta no sólo de su cargo sino que le suspendió como afiliado. Finalmente el exdirigente resultó absuelto, ya que Venta siempre adujo que se había limitado a reenviar una carta que le había llegado a él mismo y no se pudo probar que fuera el autor. Pablo González acató pero no compartió el veredicto y siguió manteniendo que Venta era el responsable verdadero.
También el bando malladista sufrió un duro contraataque en los juzgados, con dos acciones centradas en la propia portavoz parlamentaria. Como exresponsable de Hunosa se desempolvaron expedientes por una auditoría de gastos supuestamente cargados a la compañía por Mallada y que incluían compras en supermercados, quitaesmalte, facturas en joyería o ropa de bebé. A la par, y en el proceso por el Caso Hulla, se imputó a Mallada y al resto de concejales que compartieron pleno en Aller en 2013 cuando aprobaron la cesión de terrenos a Montepío para el geriátrico de Felechosa que estaba siendo objeto de investigación.
También Mallada resultó absuelta en los tribunales y no se pudo probar ninguna participación delictiva ni en relación con el Caso Hulla ni respecto a la auditoría de gastos de Hunosa. Pero el expediente corrió por redacciones de periódicos igual que se difundía la fotografía de Luis Venta en la oficina de correos. En una entrevista concedida a La Voz de Asturias, Mallada aseguraba sabe quién estaba detrás de las filtraciones y sus intenciones en relación con las disputas internas del partido.
Los giros de lealtades respecto a Pablo Casado han sido tan repentinos en Asturias como en otros territorios del país. Teresa Mallada se mantuvo fiel a Casado en un primer momento, ya que al fin y al cabo, le debía haberse hecho con el control del partido en Asturias. A su presidencia le falta el broche de un congreso formal con votación de afiliados que se ha ido demorando durante dos años. Pero cuando Feijoo se posicionó exigiendo responsabilidades directas al presidente del partido, los asturianos se alinearon con el presidente gallego. De forma similar lo hizo la diputada por Asturias en el Congreso Paloma Gázquez, que fue la responsable de la campaña de afines a Casado en Asturias durante las primarias que ganó; y que terminó por abandonarlo después de que los principales pesos pesados de la formación le dieran la espalda.
Mercedes Fernández, Cherines, se sienta en el Senado. En aquellas primarias se pronunció primero a favor de María Dolores de Cospedal y en la vuelta final con Soraya Saénz de Santamaría, aunque su primera opción (como la de una mayoría de cuadros también entonces) fue la de apostar por Feijoo. En aquellos días en que tuvo que dejar la presidencia del PP de Asturias se quejaba amargamente de que ella había ganado su puesto en un congreso, con voto de los militantes, igual que Casado y no podía entender por qué se la desplazaba. La semana pasada, cuando Casado veía en su despacho cómo se mermaban sus apoyos se cuenta que dijo que no entendía tampoco por qué se tenía que ir.