«Si el Estado ofreciera a los jóvenes una cuantía mensual por vivir en pueblos y realizar tareas comunitarias otro gallo cantaría»
ASTURIAS
El investigador del medio rural Raúl Carbajal analiza la situación de la Asturias vaciada y propone la creación del Parlamento Rural asturiano o implantar una renta rural joven como medidas contra el abandono de los pueblos
21 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Raúl Carbajal López (Tineo, 1994), Raúl «Tanasio» como es conocido popularmente, es maestro de Educación Primaria por la Universidad de Oviedo, aunque posteriormente realizó el Máster de Cultura Científica y de la Innovación (Universidad de Oviedo) y el Máster en Estudios de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación (Universidad de Salamanca), donde obtuvo premio extraordinario y se especializó en participación ciudadana. En julio de 2021 obtuvo el grado de Doctor Cum Laude con una tesis doctoral sobre la conformación del mundo rural asturiano y la importancia del cooperativismo social poniendo énfasis en la importancia de recuperar la identidad campesina y rural dignificando la España (Asturias) olvidada. En la actualidad continúa sus investigaciones en el departamento de Filosofía de la Universidad de Oviedo, investigaciones que le hacen tener claro que Asturias aún está a tiempo de revertir la despoblación de la zona rural si se impulsan algunas medidas clave, entre ellas, la creación del Parlamento Rural asturiano.
-¿Cuál es la situación actual de la Asturias vaciada?
-Lo primero de todo sería interesante dejar claros una serie de conceptos. El abandono de la España tradicionalmente agraria es un proceso intencional e histórico que tiene sus orígenes en la postguerra española. Cuando las administraciones hablan de «reto demográfico» están haciendo referencia a un fenómeno demográfico principalmente. Cuando afirmamos que la Asturias rural está vaciada estamos denunciando un estado de precariedad respecto las zonas urbanas más desarrolladas. Cuando la ciudadanía se refiere a este fenómeno como olvidada u vacilada se deja en manifiesto que la gente de nuestros pueblos está harta de ser la gran olvidada de las diferentes políticas públicas. El olvido de la Asturias rural se puede vislumbrar en múltiples hechos: en el escaso dinamismo de las aldeas y pueblos, en la ausencia de puestos de trabajo, en la población envejecida, en la ausencia de jóvenes por las calles, en las precarias vías de comunicación (físicas y digitales) etc. Podríamos decir, en términos generales, que la calidad de vida de un paisano rural es inferior a la de una persona que vive en la ciudad.
-¿Cómo se puede revertir la despoblación de la zona rural? ¿Aún se está a tiempo de hacer algo o ya se va tarde?
-Sin duda alguna la Asturias rural se lleva vaciando desde hace muchos años por la falta de oportunidades, oportunidades laborales y oportunidades sociales que afectan en la posibilidad o no de construir un proyecto de presente y futuro. No hay fórmula mágica para revertir la despoblación pero sí hay diversas propuestas. Llevamos años diagnosticando el fenómeno pero las aplicaciones reales son escasas y los resultados son poco palpables cara a la ciudadanía. Estamos a tiempo de revertir la situación. Es hora de luchar por lo nuestro, por nuestra tierra y nuestra identidad como ciudadanos del siglo XXI. Lo primero de todo se requiere que las administraciones escuchen a las personas que viven en el territorio, pero no a unas pocas, a todas. Lo segundo, los diversos ayuntamientos deberían de ponerse las pilas e impulsar mecanismos de participación reales que sirvan para diagnosticar las necesidades reales. Lo tercero, hace falta impulsar la cooperación entre la sociedad civil, las empresas, los organismos de investigación y las diversas administraciones. En Asturias, ¿a cuántos ciudadanos les han preguntado que querían para sus pueblos? Llegados a este punto los gestores políticos podrían lograr tejer alianzas que pongan lo rural en el epicentro. Para que las políticas público-privadas triunfen deben estar vinculadas a la realidad e ir de las bases a las instituciones y no al revés. Y ese es uno de los grandes fallos. Pero sí, estamos a tiempo.
-A su entender, ¿por qué se ha llegado a esta situación de que la población se concentre en las grandes ciudades en detrimento de los pueblos?
-Tenemos que ser conscientes de que vivimos en un sistema capitalista de mercado, y este ha llegado también al mundo rural. El capital económico se concentra en las urbes y eso es una realidad. La base del problema se halla en el desarrollismo franquista y en las políticas erróneas de las décadas de los años 89. También es necesario poner el foco en la dignidad de la persona: la gente rural tiene memoria y por nada en este mundo quiere que sus hijos y nietos vivan la miseria de las décadas de los años 50, 60 y 70. La gente quiere progresar y tener buena calidad de vida y esa calidad de vida se logra con un buen puesto de empleo, con buenos servicios públicos, con promoción cultural y ciudadana… La gente de los pueblos paga los mismos impuestos que la gente de ciudad ¿Es justo? No. También tendríamos que analizar la situación de las mujeres y el colectivo LGTBI en el mundo rural.
-¿Cree que la pandemia ha cambiado la forma de vivir y que realmente ahora la ciudadanía valora el medio rural como alternativa?
-Si me llegas a hacer la pregunta en abril del año 2020 te diría que el mundo rural sería el sistema sociotécnico perfecto para construir alternativas al sistema de vida actual. Hoy te diría que no. El Eurobarómetro 491 de la Comisión Europea nos deja claro una cosa: la gente puede venir a pasar unos días al pueblo como escapada o de vacaciones, pero si queremos afincar población de verdad, que cree comunidad, debemos de ofrecer una serie de elementos. La última encuesta realizada a jóvenes rurales españoles demuestra que las necesidades sociales son: disponer de vivienda, tener un trabajo, comunicaciones de calidad, oportunidades de promoción social y cultural, apoyo de la comunidad y como no, tener una pareja. Los proyectos humanos se basan en esas cosas, y el mundo rural puede ser un buen lugar para desarrollarse como persona pero a día de hoy no se dan las condiciones, excepto para unas pocas personas.
-¿Cómo valora las actuaciones y las medidas llevadas a cabo por el Comisionado para el Reto Demográfico de Asturias?
-Con los debidos respetos a las personas que están vinculadas al Comisionado creo que no hemos atajado los verdaderos problemas de la Asturias vaciada. Por ejemplo Moal, según se ha comunicado en medios de comunicación, se ha convertido en un ejemplo a seguir cara a las sociedades rurales modernas y agropolitanas. Mi perspectiva está muy vinculada a los comentarios de la gente con la que nos comunicamos: «nosotros seguimos como siempre». Es hora de pasar de los desarrollos teóricos a la realidad, la gente quiere soluciones concretas a sus problemas concretos. Hay que coger la mochila, pisar los pueblos y transformar la realidad. Es nuestra filosofía y nos gustaría colaborar. Si la gente que somos de pueblo no luchamos por lo nuestro ¿Quién lo hará?
-El presidente Adrián Barbón ha anunciado recientemente que impulsará una Ley del Reto Demográfico para Asturias ,¿qué aspectos considera que debe incluir esa ley para que verdaderamente sea útil?
-Una ley no dará solución al problema que sufre la Asturias vaciada. Si no me equivoco actualmente existe una Comisión del Plan Demográfico y una Comisión del Plan Especial para los concejos del suroccidente. Imagino se creará un grupo de trabajo-expertos para la elaboración de la misma. Lo primero de todo hay que hacer un trabajo de campo muy amplio y tener en cuenta cada una de las realidades, documentarlas y elaborar un proyecto de país para la Asturias rural. Luego se podrá hablar del contenido de la propia ley. La ley tendría que tener en cuenta políticas en relación a las personas jóvenes, adultas y mayores; medidas de crecimiento económico, defendiendo la diversificación, apuesta por el retorno poblacional, mejora de las vías de comunicación, acceso a la vivienda, fomento de la vida en comunidad, apuesta por la inclusividad etc. La creación del Parlamento Rural asturiano lograría servir como base social de la acción institucional que recaería en la Comisión de Dignificación Rural, la Consejería de Presidencia o de Medio Rural y el Consejo de Gobierno. La ley podría apostar por la creación de una renta rural joven o de apoyo económico a sectores poblacionales vulnerables y que son importantes para la Asturias rural.
-Las políticas regionales seguramente no serán suficientes para revertir el despoblamiento, ¿qué hay que reclamar al Gobierno estatal o, incluso, a Europa para dar otra oportunidad al medio rural?
-A la administración local-regional le hay que exigir lo que esté dentro de sus competencias. Sin duda alguna se requiere alcanzar un pacto nacional rural honesto que deberá estar conectado con el pacto rural europeo planteado por la Comisión Europea. En un clima de polarización política y preelectoral tengo mis dudas que se pueda alcanzar, eso sí, pediría que lo rural no sea un espacio de competición por la cuestión numérica a la hora de votar.
-La falta de actividades económicas y la despoblación se tratan de suplir en Asturias dinamizando el turismo, ¿hasta qué punto puede ser el turismo una tabla de salvación para el medio rural?
-Asturias no se puede convertir en un parque temático, no podemos pensar que nuestro futuro está en depender de las personas que nos vayan a visitar. La clave es lograr un sistema socioeconómico diversificado, innovador y que esté vinculado con la realidad de nuestro entorno. Para que haya turismo tiene que haber paisaje y paisanaje y a día de hoy vemos como el monte está comiendo literalmente los pueblos. Queremos que la gente venga a Asturias a hacer rutas y los caminos se están cerrando. Queremos que vengan familias a ver explotaciones agrícolas y en la mayoría de los pueblos no hay un bar para poder tomar algo, comprar un bocadillo o unas gominolas. El paisaje por sí solo está muy bien pero tiene que haber personas que te cuenten sus historias vitales y para que las haya tiene que garantizarse puestos de trabajo y servicios de calidad. El turismo es un importante revulsivo pero tenemos que lograr su sostenibilidad. De la misma manera no podemos pensar que los molinos que ocupan nuestros montes van a ser la solución. ¿Queremos que los visitantes vayan a hacerse fotos en montes llenos de maleza, repletos de enormes molinos y sin gente? Con que las suban luego a Instagram no arreglamos nada…
-Actualmente está desarrollando una investigación sobre el progreso comunitario y tecnológico del mundo rural asturiano, ¿cuál es el objetivo de esta investigación?
-Llevamos seis años pateando pueblos y hablando con la gente. El objetivo del proyecto «Memoria Campesina de Tineo» es recuperar nuestra identidad rural y campesina proyectándola al presente y futuro. Aquellos que me conocen saben que soy muy pesado con el tema de la cooperación social pero si nos ayudáramos todos un poco más a Asturias le iría mucho mejor. En noviembre de 2021 presentamos en la Mobile Week de Ourense un proyecto de dinamización social de la «España que resiste».
-¿Qué aplicación práctica puede tener en la realidad de nuestra región?
-Por una parte es necesario potenciar la participación ciudadana a través de los celadores, alcaldes/as de barrio y las asambleas locales. Las asambleas locales y comarcales servirían como mecanismos de asesoramiento a la sociedad. ¿Cómo podemos permitir que los/as alcaldes/as de barrio solo sirvan para pegar bandos en corchos? La propuesta es compleja pero si se llega a implementar Asturias contaría con varias Asambleas Rurales municipales que conformarían el Parlamento Rural Asturiano. La ciudadanía y sus intereses estarían en la agenda política de verdad y participar en el desarrollo de la economía a través de los grupos de desarrollo local como un lobby bueno. Esta estructura RuralCoopera se complementaría con la innovación social a través de laboratorios ciudadanos o RuraLab. Nos gustaría implementar nuestras propuesta pero no tenemos la financiación suficiente ni el apoyo que nos gustaría. Seremos utópicos pero apostamos por la ciudadanía rural y su bienestar íntegro.
-La pandemia ha demostrado que el teletrabajo es un alternativa viable para las empresas, ¿lo considera una opción para dar futuro a la zona rural?
-Está claro que el teletrabajo fue trampantojo que se nos quiso vender en el periodo de pandemia. La ruralidad necesita ciudadanos afincados y no solo empadronados. En el momento que las empresas y las administraciones volvieron a la presencialidad se ha dejado claro que no es el futuro, ayudar ayuda pero en un porcentaje muy bajo. Tenemos que ser conscientes que la Asturias olvidada necesita financiación, políticas de verdad pero también comunidades fuertes que la sustenten con el apoyo mutuo. Para lograr eso se requiere producir, consumir, vivir y convivir. La clave de la revitalización rural tiene como epicentro la revolución económica, además de atender otros temas.
-En definitiva, ¿sería posible hacer una Asturias próspera a partir de las actividades económicas del medio rural? ¿cuáles dirías que son las claves para ello de ser posible?
-Si por algo nos definimos la gente de pueblo es por nuestra capacidad de salir adelante, de reinventarnos y de luchar por tener un futuro mejor. Soy firme defensor de la creación de una renta rural joven para garantizar varias cosas. Si a un joven recién formado (en formación profesional, en la Universidad, en Talleres de Empleo y similares) el Estado le ofreciera una cuantía mensual condicionada a vivir en el pueblo y realizar tareas en beneficio de la comunidad otro gallo nos cantaría. El dinero público procede de todos los ciudadanos y con esta medida se resolvería el presente y futuro de muchas personas garantizando la construcción de una verdadera comunidad rural. Soy consciente de que esta medida sería transitoria hasta que la actividad en el mundo rural sea rentable, que lo será. Hay que apostar por un sistema agroalimentario sostenible apostando por la cooperación; también se requieren perfiles digitales o de índole social como profesionales del cuidado de nuestros niños/as y de nuestros mayores. Los fondos europeos deben ser utilizados para lograr que salgamos más fuertes. Tenemos que aprovechar el tren, no quiero pensar las consecuencias de no hacerlo.
-¿Qué puede hacer la ciudadanía para contribuir a resolver esta problemática tan compleja?
-Sin duda cada persona debería reflexionar, formarse, debatir y participar socialmente bien sea en plataformas, asociaciones, agrupaciones o en las futuras futuras asambleas rurales. Por experiencia personal soy consciente de que cuando hablamos de participar a muchas personas les entran dudas, pero todos podemos contribuir a mejorar nuestros pueblos y aldeas. De nuestra mano está construir un proyecto común para la Asturias rural eso sí, también tendremos que gestionar correctamente nuestras emociones para no frustrarnos colectivamente, a mi me ha pasado (se ríe). Los que somos rurales debemos de apoyarnos en aquellas personas que se han marchado y que un día quieren volver pero también en aquellas que se declaran urbanas y nos apoyan.