Un estudio internacional constata que una de las especies emblemáticas de Asturias está en una situación «extremadamente grave para la supervivencia incluso a medio plazo»
09 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Una población que se encuentra en un riesgo extremo de supervivencia. El urogallo occidental, el mayor del mundo y una especie emblemática de Asturias, apenas suma 191 individuos en la cordillera Cantábrica, según un estudio internacional publicado por Science of the total environment. Una investigación impulsada por varias instituciones ha confirmado la impactante caída poblacional del urogallo en el Cantábrico, con un desplome del 83% respecto a la de 1970. El investigador del CSIC José Jiménez extrae una conclusión demoledora: el análisis de esos parámetros confirman «las causas inmediatas de un declive», porque son «claramente insuficientes para mantener una población estable». «Nuestros resultados sugieren una situación extremadamente grave para la supervivencia del urogallo cantábrico incluso a medio plazo», afirman los autores del estudio.
El urogallo occidental (Tetrao urogallus), considerado por los expertos el mayor del mundo, es una especie forestal circumboreal de la que solo quedan dos poblaciones en España, una en la cordillera Cantábrica y otra en los Pirineos. El estudio ha utilizado modelos de captura-recaptura espacial y muestreo no invasivo de ADN para estimar el tamaño actual de la población de urogallo en toda la cordillera Cantábrica. La población está distribuida en zonas de Asturias, Cantabria, León, Lugo y Palencia. Y el resultado demuestra el descenso acelerado de la población. Solo 191 individuos, 60 hembras y 131 machos. Desde la década de 1970, la investigación estima un descenso del 83%. «En el futuro, el manejo deberá evaluar la viabilidad genética de esta población», sostienen.
El ritmo de desaparición es muy acelerado. Porque un estudio presentado en 2019 elaborado por el Principado de Asturias, la Junta de Castilla y León y el Ministerio para la Transición Ecológica mantenía que la población era de unos 300 ejemplares. Aunque el estudio recién publicado no permitió identificar las covariables que afectan el reclutamiento, algunos autores han sugerido varios factores claves en el descenso: la estructura del bosque, el cambio climático, la depredación y la cobertura del suelo de arándano. El arándano es un alimento fundamental para abundantes invertebrados. Las hojas y las bayas del arándano constituyen una gran parte de la dieta de los pollitos de urogallo. El arándano idealmente debería cubrir entre el 15 y el 20 % del suelo, pero la productividad del arándano también está relacionada con el pastoreo y la presión de ramoneo de los ungulados (ciervos, jabalíes, caballos).
«La protección del urogallo en España durante las últimas décadas se ha basado principalmente en la conservación pasiva», afirman los autores. El desarrollo general de la vegetación en la cordillera Cantábrica ha sido hacia una estructura forestal densa, con una cobertura del suelo escasa y espacialmente limitada. «En este contexto, aún aceptando el hecho de que es posible que el cambio climático sea un factor principal en la disminución, enfatizamos que aún hay espacio para desarrollar una gestión más activa, donde se debe implementar la gestión forestal para la conservación del urogallo, incidendo en la gestión de ungulados salvajes y domésticos», afirma.
El estudio propone una serie de apuestas para evitar la desaparición del urogallo. Por ejemplo ahondar en la dieta de los pollitos para mejorar la productividad de la especie. La gestión de la depredación también se ha sugerido como una herramienta para mejorar la supervivencia, una medida que se está implementado actualmente de manera experimental. «Esta medida debería incluir otras actividades relacionadas, como la retirada de cadáveres de ungulados cazados para evitar aumentar los recursos alimentarios de los mesocarnívoros (animal cuya dieta consiste en 50-70% de carne y el resto consiste en alimentos no vertebrados que pueden incluir insectos, hongos, frutas, otro material vegetal)».
Las respuestas de gestión futuras también deberían considerar la viabilidad genética de esta población y podrían implementar un programa de conservación con una base genética sólida y un programa de reintroducción posterior de un número adecuado de individuos, otra medida que está en fase inicial.
En el estudio ha participado la Dirección General de Medio Natural del Principado de Asturias junto a científicos del IREC, en colaboración con investigadores y técnicos de gestión de la fauna silvestre de varias instituciones portuguesas, suizas y españolas, Para la evaluación de su estado poblacional, han analizado la trayectoria de la población en los últimos 42 años (1978-2019) en 196 leks de la vertiente sur de la cordillera, utilizando un modelo poblacional integrado.