El tren de vapor que vuelve para que no se olvide la historia ferroviaria de Asturias

La locomotora VA 8, que se dedicó a mover muchas miles de toneladas de carbón entre el valle de Turón y el puerto de San Esteban de Pravia, volverá a echar vapor para cubrir el trayecto más largo de un tren histórico en España: los 55 kilómetros que separan Trubia (Oviedo) de Collanzo (Aller). «En Asturias tuvimos ferrocarriles industriales por todos los lados y los clausuramos todos. Esto es lo último que nos queda. No podemos olvidar la impresionante historia industrial y ferroviaria que tenemos».

La Asociación Cultural y Minera Santa Bárbara de Mieres, cuando propuso en 2019 recuperar este tren histórico para realizar viajes con pasajeros atravesando cinco concejos asturianos, tenía claro que con esta actuación se dignificaba esa historia. «Se hace justicia a la historia ferroviaria de Asturias, que tiene una de las mejores redes de ferrocarril de Europa. Esta es la última oportunidad que tenemos de dignificar nuestra historia ferroviaria», reitera José Luis Soto, de la sección de arqueología industrial de la asociación de Santa Bárbara, en la que valoran el paso dado recientemente para que este proyecto eche andar este mismo año.

«Estamos contentos con que se haya visto la potencialidad del proyecto, que pasa por cinco concejos y hace una cohesión territorial importante», apunta Soto, valorando también lo importante que es que en Oviedo, Mieres, Aller, Morcín y Ribera de Arriba hayan llegado a un acuerdo para poner en marcha un proyecto que la asociación tiene minuciosamente descrito para demostrar que no solo es viable y sostenible, sino que también supondrá un revulsivo en la zona tanto social como económico por su atractivo turístico y cultural.

E incluso de impulso al tren, el transporte público más sostenible en estos tiempos de transición ecológica en los que Asturias sigue esperando, no ya por la variante de Pajares, sino por un servicio eficaz en sus cercanías. «Esto sirve como cabeza tractor para que se cuide el tren en general», indica Soto, que explica que ahora los ayuntamientos desarrollarán las iniciativas con las que quieren potenciar sus actividades culturales, gastronómicas o paisajísticas. «Vertebra un territorio rico en patrimonio industrial, gastronomía, etnografía, paisaje y paisanaje. Y es única por el recorrido de 55 kilómetros, porque en otras partes de España no es tan largo. Y es una vía de además de ancho métrico y con una locomotora mayor que en otros lugares».

El atractivo de esta recuperación de patrimonio industrial forma un círculo perfecto. La propuesta de la asociación, que fue realizada por Guillermo Bas con el asesoramiento del director del Museo del Ferrocarril de Asturias, Javier Fernández, tiene en cuenta también el interés que despiertan los trenes en un nicho importante de turismo especializado, que además tiene un poder adquisitivo medio alto.

De hecho, Soto recuerda que el interés que despierta la VA 8 entre los entusiastas nacionales e internacionales de los trenes históricos ya se ha comprobado en las pruebas que ha hecho esta locomotora, restaurada para que funcione con gasoil y pintada en verde como cuando prestaba servicio. «En 2019, cuando hicimos pruebas por la noche hasta Figaredo, al día siguiente había por lo menos 2.000 fotos colgadas en Facebook».

¿Por qué la AV 8 es tan simbólica?

La locomotora de vapor número 8 del Vasco Asturiano es una de las joyas del patrimonio ferroviario asturiano. Es la última locomotora de valor de vía estrecha construida en España para un ferrocarril público y de las pocas que quedan para recordar lo que fueron los ferrocarriles en la cornisa cantábrica. Fue despachada por Babcock & Wilcox en 1958, siete años después de ser encargada, y costó 2.477 pesetas.

Era una copia de una serie que se había construido en la Fábrica de Armas de Trubia, en concreto de la número 8 del Ferrocarril de León a Gijón, y conservó el ocho, siendo asignada al arrastre de trenes de carbón entre Figaredo y el puerto de San Esteban de Pravia. Cuando el vapor quedó relegado por la irrupción del diésel, la VA 8 se libró del desguace y se mantuvo en servicio en el depósito de Figaredo.

En 1969 remolcó el último tren de vapor del Vasco, en un viaje organizado por aficionados franceses al ferrocarril cuando ya era la última máquina que le quedaba a la compañía, que la vendió a Hunosa en 1970. Se volvió a utilizar para remolcar los trenes de carbón entre el pozo Barredo y el lavadero de Batán, en Mieres, y hasta participó en una película de Víctor Manuel en 1972, Tan lejos, tan cerca, hasta que en 1974 dejó de utilizarse.

En los 90 se la sacó del olvido y en 1995 fue cedida al Museo del Ferrocarril de Asturias, en Gijón, en donde fue restaurada y expuesta. Tras pasar a manos de Feve, se la puso a punto para volver a entrar en servicio, esta vez para pasajeros.

¿Cuántos pasajeros podrán subirse a este tren?

José Luis Soto, de la asociación Santa Bárbara, aplica que cada coche admite más de 50 personas y recuerda que esta máquina arrastraba muchas toneladas de carbón en muchos vagones. «Los coches serán de los años 60 e incluso de antes, porque hay bastantes y ya los tiene Renfe», explica, recordando que tanto la infraestructura ferroviaria como el material rodante ya existe y no tiene más gasto en el caso de algunos vagones que la puesta a punto.

¿En qué fechas estarán en servicio del tren a vapor?

El proyecto de la asociación incluye una propuesta de frecuencias, horarios y épocas del año para que el tren histórico preste servicio, que serían precisamente primavera y otoño para impulsar la desestacionalización del turismo en la zona. «Nuestra propuesta es una base para desarrollar el proyecto según las sugerencias de cada concejo». Por lo pronto, tras la reunión que mantenían el pasado lunes Renfe, el Principado y los ayuntamientos implicados, esta primavera se pondrá en pruebas en el trayecto con la previsión de que pueda ser una realidad a partir del próximo otoño.

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