Abel Fernández: «Nuestro país necesita una reforma fiscal, no meros retoques al sistema tributario actual»
ASTURIAS
El decano del Colegio de Economistas de Asturias realiza un análisis de las perspectivas y necesidades de la región para el próximo ejercicio. La crisis por la pandemia, el modelo productivo o la transformación digital son algunos de los temas sobre los que da claves.
03 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Cerramos el año 2021 con el inicio de una recuperación económica y la incertidumbre por los nuevos datos de la pandemia, que parece oscurecer un tanto las perspectivas. ¿Qué evolución cree que seguirá Asturias en términos macroeconómicos durante 2022, si conseguimos mantener controlada la evolución de la covid-19 y no se producen nuevas restricciones?
-El escenario que nos vamos a encontrar en 2022 va a ser de una recuperación muy lenta debido fundamentalmente a los precios de la energía, excesivamente altos, así como al precio de ciertas materias primas, que repercuten en la inflación, situándola en unos niveles desconocidos desde los años noventa. Es muy difícil que alcancemos el nivel económico de la prepandemia; posiblemente se alcance en 2023.
-¿Posee la comunidad asturiana factores diferenciales positivos o negativos respecto al resto de España, en cuanto a las perspectivas económicas de recuperación?
-Nuestra comunidad autónoma cuenta con un factor muy positivo que es el factor humano: a la tradicional experiencia en el ámbito de la industria se une la formidable cualificación de los jóvenes que salen de la Universidad y que no podemos desperdiciar. Como factor negativo, indicar que una parte importante de nuestras industrias es altamente consumidora de energía, lo que las hace menos competitivas debido al alza de los precios en estos momentos.
-¿Cómo cree que influirán en Asturias, a largo plazo, los elementos de la nueva economía: transición verde, sostenibilidad, energías renovables…?
-La nueva economía en Asturias abre una infinidad de oportunidades. Tenemos recursos tan esenciales como el agua, riqueza natural, amplias zonas de suelo industrial, generamos talento, estamos en disposición de atraer inversión, contamos con un rico patrimonio cultural, material e inmaterial. Soy muy optimista de cara al futuro que nos espera.
-¿Podrá nuestro sector terciario ser capaz de aprovechar los fondos Next Generation, y en qué medida?
-Esperemos que estos fondos se aprovechen para modernizar nuestra economía. Tenemos que ser conscientes de que estas ayudas no son solo para paliar los efectos de la covid-19, sino que, fundamentalmente, están dirigidas a producir un cambio en el sistema productivo. Teniendo en cuenta que el sector terciario representa más del 80% del sistema productivo de nuestra comunidad, es de vital importancia que los fondos se dirijan a inversiones que hagan posible ese cambio.
-Habla usted de un enorme peso del sector terciario. ¿Vamos inevitablemente hacia unos servicios con un peso cada vez mayor?
-Efectivamente. El sector servicios tiene un peso cada vez mayor en nuestra comunidad. Convendría que el sector secundario aumentase su participación en el sistema productivo.
-No obstante, parece que el sector agroganadero asturiano pasó con nota un importante test de estrés durante la pandemia, ya que fue capaz de funcionar sin problemas e incluso mostró que puede ser estratégico. ¿Qué futuro tiene? ¿Dedicarse a la excelencia y la calidad, invertir en modernización…?
- Así es. Este sector tiene un gran potencial. Tenemos un entorno natural y un clima que nos ayudan. Deberíamos apostar por los productos de alta calidad que tenemos, como puede ser la carne, e impulsar otros como los productos de la huerta. A este respecto sería importante fomentar con ayudas aspectos relacionados con la producción como son la digitalización en las empresas agroalimentarias y la comercialización de los productos.
-¿Cómo cree que debería ser, en definitiva, nuestro modelo productivo, cuál sería su apuesta?
-Como ya dije, el modelo debería tender a incrementar el peso del sector industrial, disminuyendo el porcentaje que representa actualmente el sector terciario (más del 80%) y con una mayor presencia también del sector primario.
-¿Qué papel jugará (o debería jugar) la Universidad asturiana en ese modelo?
-La Universidad tiene que jugar un papel decisivo, aportando la formación necesaria para adaptarse a los nuevos tiempos, que exigen nuevas demandas de capacidades en los jóvenes que se incorporan al mundo laboral. Me gustaría destacar la importancia de que exista una estrecha interrelación entre el mundo académico y los sectores económicos, para un mejor aprovechamiento de los conocimientos y así evitar la fuga de talento.
-La pandemia forzó o aceleró el teletrabajo. ¿Ha llegado este cambio para quedarse, o aún nos queda un largo trecho que recorrer para una implantación firme (conectividad, adaptación de los convenios laborales…), si es que es deseable?
-La pandemia puso de relieve la necesidad de introducir esta forma de realización del trabajo, hasta entonces constreñida a escasos supuestos. Queda todavía un largo recorrido, ya que también se puso de manifiesto la urgencia en desarrollar las herramientas tecnológicas necesarias para que esta forma de organización pueda ser más efectiva. Cualquier alternativa a la forma de desarrollo del trabajo entiendo que es deseable, pero es importante regular el teletrabajo de forma que no interfiera en la vida personal y familiar de los trabajadores.
-Del mismo modo, el comercio online ha crecido por razones obvias durante la pandemia. ¿Qué efectos tendrá eso sobre la economía y el empleo regionales?
-El comercio, que fue uno de los sectores más castigados por la pandemia, se vio abocado a buscar una salida a la pérdida de ventas que se llevó a cabo a través de la venta online. Los efectos que comporta este comercio en la economía regional pueden suponer un aumento de contratación de personal relacionado con la logística y el transporte.
-¿Considera que la presión fiscal (en España y Asturias) es adecuada, está bien equilibrada, o necesita retoques?
-Durante 2020, España tuvo una presión fiscal del 36,6% sobre el PIB, más de tres puntos por encima de la media de los países de la OCDE; fue de los países que más aumentó la presión fiscal tras la crisis de la covid (si bien hay países con mayor presión fiscal, como Dinamarca, que tiene unos diez puntos más que España). Nuestro país necesita una reforma fiscal, no meros retoques al sistema tributario actual. Se debería analizar la conveniencia de modificar ciertos impuestos (como el Impuesto sobre el Patrimonio, el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales); también replantear las competencias de la Comunidades Autónomas, de forma que se eviten las «guerras fiscales» entre ellas.
En lo que respecta a Asturias, en los informes que publica el Consejo General de Economistas de España, se pone de manifiesto que la presión fiscal que soportamos, respecto a la media nacional, es de las más altas, lo que penaliza nuestra recuperación.
-¿Qué futuro le espera a la banca en Asturias, tras las fusiones de varias entidades, entre ellas Liberbank? ¿Queda aún mucho camino por recorrer en el sector financiero?
-En los últimos tiempos estamos asistiendo a una reorganización del sector bancario a través de las fusiones, con lo que se pretende que las entidades al ganar en tamaño lo hagan también en solvencia. En Asturias, la fusión de Liberbank con Unicaja, si bien obedece a lo anterior, tiene también algún aspecto negativo como es el cierre de oficinas, que perjudica a los clientes, sobre todo en el medio rural y las personas de edad, a quienes les cuesta más adaptarse a las nuevas formas de funcionar.
De lo que no hay lugar a dudas es que el sector financiero en los próximos años va a experimentar importantes cambios, sobre todo con la incorporación de las grandes compañías tecnológicas a este sector.
-¿Qué inversión en infraestructuras considera prioritaria para la economía del Principado?
-Las infraestructuras son siempre un tema que nos preocupa especialmente en Asturias, quizás por su especial orografía. En cuanto a prioridades destacaría: la mejora de la red ferroviaria (variante de Pajares y FEVE), finalización de la autovía Oviedo-La Espina, para que una parte importante del territorio de Asturias ?el Suroccidente- tenga unas vías de comunicación vertebradas con el resto de la región. Asimismo, constituye una gran necesidad que nuestro aeropuerto tenga conexiones internacionales con destinos atractivos para nuestras empresas, y, en cuanto al comercio marítimo, ser un punto de referencia en el norte de la península.
-En cuanto a demografía y pensiones, Asturias es precisamente una de las regiones más envejecidas. ¿Es el modelo actual sostenible en el ámbito estatal? ¿Harán falta reformas, como propone el ministro Escrivá, y cómo afectarían a esta comunidad?
-Este es uno de los retos más importantes que tenemos actualmente. La financiación mediante cotizaciones no es sostenible a medio ni a largo plazo. Las medidas que se plantean, como aumentar el cómputo de años para el cálculo de la base reguladora de las pensiones, o retrasar la edad de jubilación, son necesarias, pero no suficientes. Tendríamos que acometer otras medidas como aumentar la tasa de empleo y políticas migratorias (entradas de inmigrantes para paliar el efecto demográfico).
Las pensiones no contributivas deberían financiarse a través de la Ley de Presupuestos Generales del Estado.
En cuanto a Asturias, al igual que en el resto de España, pero aquí de forma más acusada, las pensiones serán más bajas, ya que nuestros actuales pensionistas provienen de unos sectores (minería, siderurgia,…) con unas altas bases de cotización y por lo tanto con pensiones altas, mientras que las futuras pensiones serán la consecuencia de unos salarios más bajos.