La carambola de Ciudadanos en Castilla y León que puede beneficiar a Adrián Barbón

Juan M. Arribas

ASTURIAS

21 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Al sur de la Cordillera Cantábrica el adelanto electoral de Castilla y León con la consecuente ruptura de la coalición de Gobierno entre PP y Ciudadanos ha agitado el panorama político nacional y ha disparado las especulaciones sobre cuánta leña se puede hacer ya del árbol caído de los naranjas. Pero la carambola también podría tener su impacto en la negociación de los presupuestos al norte del cordal.

Las conversaciones para sacar adelante las cuentas regionales asturianas del año próximo entran esta semana en su recta final, el debate de enmiendas a la totalidad se votará el día 23; y aún con el diálogo abierto a todas las formaciones (salvo Vox) por parte del Ejecutivo autonómico, las opciones se estrechan. Foro ha anunciado su respaldo, al igual que el PP. A los 20 escaños del PSOE les será probablemente sencillo sumar los dos de IU con lo que se quedarían a uno de la mayoría suficiente, pero Podemos se encuentra inmerso en unas feroces primarias y, lo cierto es que Ciudadanos se ha dejado querer a lo largo de toda la negociación con propuestas paralelas a las de la Cámara de Comercio, como la apertura de una oficina del Principado en Madrid.

Los interlocutores son optimistas sobre la posibilidad de que los próximos presupuestos tengan una impronta naranja, pero la situación de descomposición del partido también despierta dudas. El adelanto de Castilla y León deja tocada a Inés Arrimadas con la perspectiva de que pudiera suceder otro igual en Andalucía y con un PP sobrado que ni siquiera considera, porque no lo necesita, su petición de estudiar concurrir en listas conjuntas. En el pasado, en el primer año de la legislatura, la dirección nacional de Ciudadanos vetó un acuerdo ya firmado por el grupo asturiano para votar los presupuestos ¿podría ocurrir en el presente?

Pocos se atreven a apostar y afirman que el «sálvese quien pueda» es el único lema vigente en la formación que llevaba a sus carteles eslóganes de coach sobre que nada era imposible. Por un lado podría ocurrir que los grupos parlamentarios, incluido el asturiano, empezaran a actuar más por su cuenta y sin el férreo control de la cúpula estatal. O podría suceder que los naranjas optaran por un nuevo quiebro y se cerraran a acuerdos en un giro estratégico entre la incertidumbre.

La carambola no queda completa hasta que todas las bolas terminan de moverse en la mesa de billar. Si Barbón goza de una mayoría suficiente para jugar a la geometría variable con el arco parlamentario, una afinidad creciente con los naranjas también empieza a despertar las suspicacias de su socio preferente que es Izquierda Unida. No ha habido cambios de estatus en cuanto a la fiscalidad («ni al alza ni a la baja», destacaba la consejera de Hacienda, Ana Cárcaba, en la presentación del proyecto), y ese no movimiento puede ser reivindicado por unos o por otros.

En el horizonte siguiente, en el mes de enero, volverán a subir las reclamaciones de los grupos que piden premura al presidente para avanzar en la reforma del Estatuto con la inclusión de la oficialidad del asturiano, y esa expectativa puede ser también motivo de freno para la dirección nacional de Ciudadanos a la hora de abrirse a permitir acuerdos.