El reforzamiento del poder interno de varios líderes de la oposición ha modificado el equilibrio de fuerzas
22 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.La pandemia del coronavirus modificó la vida de todos, en múltiples sentidos, durante el largo año y medio en el que se prolongó la titánica lucha de los sanitarios contra la enfermedad, las severas restricciones a la movilidad y con la campaña de vacunación a punto de conseguir, al menos en Asturias, una inmunidad de grupo suficiente. Cuando termine el verano y arranque el nuevo curso político la pandemia todavía copará buena parte del tiempo de los debates, especialmente cuando empiezan a concretarse los proyectos de reconstrucción económica, pero lo hará en un parlamento asturiano en el que, si bien no han cambiando totalmente los equilibrios de fuerzas, sí se han rediseñado las balanzas internas de muchos partidos de la oposición.
Todo ello sucedido durante los últimos 16 meses en los que los confinamientos y restricciones pudieran haber hecho pensar que los movimientos políticos estaban atenuados. No ha sido así, singularmente en el espectro conservador de la cámara.
Foro refundado sin Cascos
A pesar de ser un grupo pequeño, quizá una de las mutaciones políticas más importantes les corresponde a la refundación de Foro Asturias. El parlamento asturiano tiene 45 diputados, 21 escaños le corresponden al PSOE y el presidente Adrián Barbón roza con los dedos la mayoría absoluta de 23 gracias al acuerdo, que goza de mucha tradición de entendimiento con los dos diputados de Izquierda Unida. Sólo un voto le puede separar, en muchos asuntos, de una capacidad legislativa tajante.
Foro, que llegó a esta legislatura con dos escaños, se rompió por graves desencuentros internos con su fundador, Francisco Álvarez-Cascos, inmerso ahora en un juicio por apropiación indebida, con relevantes denuncias sobre facturas personales excesivos cargadas al partido, y que en el ámbito parlamentario, se saldó con la expulsión de Pedro Leal. Adrián Pumares, secretario general del partido, se ve abocado así con su único escaño al grupo mixto (fue en esta legislatura cuando se reformó el reglamento para que se pudiera formar grupo con dos en vez de tres diputados) pero su voto puede ser el que incline la balanza hacia la mayoría de 23 escaños.
El pasado mes de junio Foro cerró su proceso de emancipación respecto a Cascos con la celebración de un congreso en el que cambió logo y nombre oficial (ya no coincidirá el Foro Asturias Ciudadanos con las siglas del nombre del fundador) y en el que sus estatutos sientan como sus bases ideológicas la centralidad y el autonomismo.
Mallada se impone
El principal grupo de la oposición, el Partido Popular, había llegado al inicio del mandato aquejado por una intensa convulsión interna. Tras asentarse el liderazgo de Pablo Casado a nivel nacional, la formación apostó por la candidatura de Teresa Mallada en detrimento de la de la entonces presidenta, Mercedes Fernández, y el enfrentamiento abierto, en muchas ocasiones de forma pública, entre las dirigentes de esa situación de bicefalia condicionó buena parte de la actividad del grupo. Pero tras la tormenta, y también en plena pandemia, se zanjó a división con la elección de Mallada como presidenta del partido. Mercedes Fernández pasó al Senado y su mano derecha, Luis Venta, fue expulsado en un proceso que todavía colea en los tribunales.
Mallada se hizo con el poder orgánico con el respaldo total de la dirección nacional pero todavía sin haber pasado por en congreso que revalide su mandato con el voto de los militantes. En todo caso el PP asturiano afronta la segunda mitad de la legislatura fortalecido en el ámbito interno y ya sin contestación por la fuerza de los hechos consumados.
El devenir de Ciudadanos
En el espectro del centro derecha queda además Ciudadanos que relevó a su anterior portavoz, Laura Pérez Macho en septiembre del año pasado para poner la principal representación parlamentaria en el rostro de Susana Fernández. El viaje de los naranjas en Asturias en esta legislatura también ha sido atribulado, la candidatura con la que se fue a las urnas, encabezada por el exrector de la Universidad de Oviedo, Juan Vázquez, quedó casi irreconocible con el paso de los meses tras las múltiples renuncias primero del propio candidato y después de varios parlamentarios independientes. Especialmente sonada fue la marcha de Ana Coto (que votó a favor de los primeros presupuestos, tal y como había acordado el partido en Asturias a pesar de que se lo vetara desde Madrid la dirección nacional) y fue precisamente su marcha la que permitió la entrada de la actual portavoz que ocupaba el séptimo puesto en la lista electoral.
En plena pandemia, el año pasado, Ciudadanos respaldó los presupuestos asturianos (que gozaron de un amplísimo consenso sólo con la oposición de PP y Vox), pero queda por definirse qué pasará en los siguientes. En el ámbito interno, en Asturias, el control de partido está en manos del teniente de alcalde de Oviedo, Ignacio Cuesta, con un sólido acuerdo de gobierno en la capital junto al PP y que, pese a todo, también sufrió sus pequeñas ondas sísmicas tras el terremoto nacional de la defenestración de los naranjas del poder regional en la comunidad de Madrid el pasado mes de mayo y la moción de censura, fallida, en Murcia. A nivel nacional Ciudadanos llegará al otoño muy debilitado y la influencia de Madrid en la orientación política de los asturianos en determinante.
En la extrema derecha también durante la pandemia se produjo un fenómeno de reforzamiento del poder interno alrededor de las figuras parlamentarias. El portavoz de Vox, Ignacio Blanco, se hizo con la presidencia del partido frente al anterior responsable Rodolfo Espina.