La asturiana que lleva 10 meses de baja por el covid persistente: «Deseo más que nunca volver a trabajar»
ASTURIAS
Durante todo este tiempo, Patricia Carretero de 39 años ha contabilizado hasta 30 sintomas diferentes que han limitado su vida por completo
16 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.¿Suerte o desgracia? Podríamos decir que las dos cosas a la vez, puesto que lidiar contra el covid persistente no es nada fácil, pero que te otorguen la baja laboral por dicha enfermedad es como darse con un canto en los dientes. Muy pocas personas lo consiguen y tienen que acudir a su puesto de trabajo pese al malestar. Sin embargo, Patricia Carretero ha conseguido que le concediesen este permiso. Desde hace diez meses, esta asturiana de 39 años lleva luchando contra los estragos de esta patología y ahora a esto se suma el miedo. A diario por su cabeza ronda la incertidumbre, puesto que «en 12 meses pasaré al INSS para que me emita una resolución, pero no sé qué va a pasar porque esto no remite y si sigo estando así no puedo desempeñar mi trabajo», asegura la gijonesa quien desea más que nunca volver a su puesto como contable porque «eso significaría normalidad y que todo vuelve a estar como antes».
Patricia Carretero conocía mejor que mucha gente lo que supone el coronavirus, ya que antes del confinamiento, su hija de siete años y su padre contrajeron la enfermedad. «Fue bastante duro porque sufrimos la primera ola en nuestras carnes. Mi padre estuvo mucho tiempo en el hospital y pensábamos que de esta no iba a salir, aunque finalmente se recuperó. Mi hija lo pasó en casa, pero estuvo muy mala. Cada dos días íbamos al ambulatorio para revisiones», detalla la gijonesa antes de señalar que «cuando empecé a oír hablar del covid persistente fue cuando la niña, una vez recuperada, le cayó el pelo y tenía fuertes dolores de cabeza». Pero, por suerte, a los cuatro meses la pequeña mejoró.
Más de 30 síntomas diferentes
Sin embargo, pasado todo esto, «como teníamos un trauma con la enfermedad, no nos juntábamos con nadie y cumplíamos a rajatabla las medidas sanitarias». Pero sin apenas saberlo su cónyuge y ella contrajeron el coronavirus el pasado mes de octubre. «Mi marido tuvo como una gripe normal, en cambio yo tenía una neumonía bilateral. Lo pasé en casa porque fue en la segunda ola que estaban saturados y por la edad que tenía, 38 años, me mandaron a mi domicilio con tratamiento», cuenta. Pasaba el tiempo y cada vez quedaba menos de medicación, pero Carretero no mejoraba nada, incluso le fueron apareciendo nuevos síntomas. «Al principio tenía un cansancio extremo y dificultad para respirar, pero luego comencé a tener unos dolores de cabeza horribles, así como musculares, articulares y abdominales. También tenía fiebre todos los días, mareos, hormigueo, pérdida de fuerza, diarrea, niebla mental, fallos de memoria, de concentración… hasta más de 30 indicios diferentes contabilicé», detalla.
Una variedad de síntomas que son fluctuantes. «No sabes cuando vas a tener uno u otro. Salvo la fatiga y el cansancio que están siempre, el resto aparecen o empeoran con el esfuerzo físico o mental. Aparecen de forma brutal, están unos días y luego desaparece ese dolor. Hay jornadas que estás bien, pero de repente vuelves a estar mal. Es como una continua montaña rusa», lamenta Carretero, quien considera que lo peor de todo no es el bienestar sino asumirlo psicológicamente. «Estoy totalmente destrozada. Me encuentro como si estuviese atrapado en un cuerpo diferente, como si me hubiesen echado 30 años encima. Mi vida a día de hoy está completamente perdida y espero recuperarme y disfrutar de mi familia», clama.
«Me encuentro como si estuviese atrapado en un cuerpo diferente, como si me hubiesen echado 30 años encima»
Después de cinco meses con covid persistente consigue el diagnóstico
Además, como todas las pruebas salen bien, salvo las arritmias o problemas de esfuerzo que evidencian los problemas, «es aún más frustrante porque cuesta demostrar lo que estás pasando, aunque por un lado es positivo porque ese quiere decir que los órganos no han sido dañados». Por eso, no fue hasta marzo de 2021 y tras ir de especialista en especialista cuando Patricia Carretero logró que en medicina interna del Hospital de Cabueñes le diagnosticasen como paciente con covid persistente. En este sentido, la gijonesa clama porque se creen unidades multidisciplinares «para que nos vean en conjunto porque esto afecta de manera general al organismo. La causa que nos perjudicando de la misma forma y hace que todo se descontrole».
No obstante, aunque tardaron hasta cinco meses en diagnosticarla, esta gijonesa ha sido una de las pocas asturianas que ha conseguido sacar la baja laboral desde que desarrolló covid persistente. «Desde el principio tuve el apoyo total y absoluto con el médico de cabecera. Donde tuve más problemas fue con la mutua del trabajo por el desconocimiento que hay. Al no existir un diagnóstico como tal, la entidad solo tiene en cuenta la fase agua del covid, pero no que este pueda perdurar en el tiempo», reconoce antes de indicar que «pese a que llevo mucho tiempo teletrabajando en casa, trabajar en estas condiciones muy supone un esfuerzo mental muy grande. Ponerme delante del ordenador y hacer una cosa es imposible. No soy capaz de estar más de dos horas en frente de una pantalla y el problema está en que no sabes cómo te vas a levantar mañana o incluso cómo estar esa misma tarde».
Cualquier persona puede verse afectada por el covid persistente
Por ello, mantiene la esperanza de que la sociedad médica y científica encuentre una solución pronto, puesto que «aunque tengo mucha medicación, todo es paliativo, solo sirve para ayudar a que lleve la enfermedad lo mejor posible, no para curar nada. Además, ya he puesto la segunda dosis de la vacuna contra el coronavirus, pero no he notado mejoría». Por eso, siente rabia e impotencia al ver que a día de hoy aún hay que gente que no respeta las normas de seguridad. «Hay personas que se creen inmunes por su juventud o su condición física. Aunque eso hará que no acabes en la UCI, no quita para que puedas verte afectado por covid persistente y, por tanto, que se paralice tu vida».
Asimismo, recalca que «esto tampoco depende de la gravedad que pasaste el virus» y que «será la segunda crisis sanitaria porque las consultas estarán llenas de gente con esta enfermedad». Bajo esta premisa, insta a que todos aquellos individuos que se encuentren en su misma situación, se pongan en contacto con el colectivo Covid Persistente de Asturias a través del siguiente correo electrónico: covidpersistenteasturias@gmail.com.«Formar parte de este grupo ayuda muchísimo, ya que ves que no eres el único y que además se está trabajando para que se nos escuche. Por el momento, ya han conseguido que la Consejería de Sanidad del Principado trabaje para ayudarnos a encontrar la atención que necesitamos gracias a las reuniones que se han mantenido. Estamos esperanzados y agradecidos», sentencia.