Casa Salas, cien años probando suerte

RAMÓN GONZÁLEZ REY VIVEIRO / LA VOZ

ASTURIAS

La administración de lotería de Vegadeo, Casa Salas, cumple cien años en 2021
La administración de lotería de Vegadeo, Casa Salas, cumple cien años en 2021

El negocio de lotería familiar, fundado en 1921, ha implicado a cuatro generaciones

01 ago 2021 . Actualizado a las 10:15 h.

«Si lo que quieres es vivir cien años, vacúnate contra el azar», cantaba Sabina. Sin miedo a la casualidad, probando suerte, la administración de lotería de Vegadeo, Casa Salas, festeja su centenario en este 2021.

No podrá ser con una fiesta, dada la situación sanitaria, pero cuando el Covid-19 dé un respiro hay planes de celebración. «A lo mejor tiene que celebrarse en el año 100+1, pero haremos algo», expone Jorge Salas, que regenta un negocio de tradición familiar.

Lo inició su bisabuelo, Manuel, en 1901, cuando emprendió un comercio que vendía «lentes, discos, baúles… Pero sobre todo era una sastrería, ya que el era un gran sastre», concreta. En 1921 consiguió la administración de lotería y la puso a nombre de su mujer, Francisca, «lo que era muy raro en la época», destaca Salas.

No está claro cuántas administraciones de lotería centenarias hay en España, «pero no creo que haya muchas y menos siguiendo la rama de la misma familia, porque lo normal es cambiar de propietarios», indica Jorge. Tras sus bisabuelos se ocupó del negocio su abuelo y, antes que él, su padre.

Jorge cogió el testigo en 2005, tras la enfermedad de su progenitor. Entonces trabajaba en la rama del metal, aunque ya sabía que acabaría llevando el negocio familiar unos años más allá. «Mi padre me dijo un día que no le gustaría que se acabase. Y soy hijo único, por lo que por aclamación popular el relevo me tocaba a mí», bromea.

El testigo incluye el número fetiche de la casa. «Tengo décimos con el 33.033 de 1930, lo que me hace suponer que jugarlo es una costumbre incluso anterior. Como para no seguir», comenta.

El lotero asegura que, al tratarse Vegadeo de una localidad pequeña, cuando hay premio la alegría es mayor. «Aquí cuando toca algo suele ser a bastante gente, y eso cambia la dinámica social, los hábitos de consumo. Beneficia también al comercio», apunta Jorge. «El año pasado vendí a obreros de Alcoa. Con lo que están pasando, hubiera sido muy guapo que les tocase», añade.

Salas ha escuchado decenas de anécdotas sobre la administración. En el 91 dieron un primer premio -800 millones- y a las puertas se agolparon curiosos y prensa. También los directores de los bancos. «Un periodista preguntó a mi padre, Ignacio, si conocía a algún agraciado, y dijo que no sabía», relata.

«Al poco rato llamó un cliente: ‘menos mal que repartes algo'», continúa. Era un hombre que jugaba habitualmente con otras personas, todas juntas pero sin un número fijo. Ese año lo eligió mi padre, y escogió el ganador. Entonces le respondió: ‘trae 1.000 pelas que te llevas ocho kilos'», prosigue. La frase protagonizó la crónica del periódico. Treinta años después, y un ciento tras fundarla Francisca, Casa Salas sigue siendo noticia.