Están disponibles en las farmacias desde este jueves y tienen bastante demanda
23 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.A las nueve y un minuto de la mañana de este jueves en la farmacia de Eva Cela Álvarez ya habían dispensado el primer autotest de antígenos para detectar la infección por coronavirus, después de que el miércoles saliese publicada en el Boletín Oficial del Estado la normativa que permite su venta. En realidad dispensaron cinco porque no los tienen de una sola unidad. «Muchos laboratorios ya no los fabrican de uno. Roche, por ejemplo, no los tiene. Y en otros se han agotado, por la demanda que hay en Europa», explica Cela.
La primera clienta es una madre que los lleva para su hijo. Hace 10 días que tuvo contacto con un contagiado. Eran un grupo de siete y dieron positivo dos. A su hijo no lo llamaron los rastreadores y quería saber si ya puede dejar el aislamiento y salir a la calle, porque aún no ha tenido ocasión de hacerse ninguna prueba.
La farmacéutica le explica que para eso los test de antígenos no sirven, o al menos no son la mejor fórmula, porque es necesario utilizarlos en los siete primeros días desde la infección. De lo contrario, lo más probable es que no detecten nada.
La mujer, de mediana edad, paga los 37 euros de la caja (a 7,40 la unidad) y se los lleva igualmente. «Esto va para largo, así que...», dice, mientras Cela le va relatando con detalle cómo se utiliza, por más que las instrucciones vengan bastante bien explicadas en la caja, con dibujos incluidos.
Los primero es «lavar bien las manos y sonarse». A partir de ahí, se coge el hisopo (el bastoncillo que viene en el kit, muy similar al que utilizan los profesionales de enfermería para las PCR, y se frota «cuatro o cinco veces por cada lado de la nariz». ¡Ojo!, tal como como advierte la profesional, la prueba «es nasal, no naseofaríngea», con lo que no es necesario introducir el bastoncillo tan arriba como ocurre con las PCR que a veces resultan tan molestas. Basta con meterlo hasta que «mas o menos notas que haces tope». Y, en cualquier caso, también ayuda fijarse en la parte del hisopo que es de algodón. Con que esa esté bien introducida en las fosas nasales debería ser suficiente.
Una vez obtenida la muestra, en el propio paquete vienen unos pequeños tubos de plástico y unas ampollas. «Hay que botar el líquido dentro, meter el hisopo y darle varias vueltas para que se impregne bien», destaca la farmacéutica que recomienda «apretar un poco el plástico con los dedos», porque así la solución moja más el algodón del hisopo y se mejoraría esa impregnación.
Al taparlo, el pequeño tubo de plástico se convierte por sí mismo en un cuentagotas. Hay que echarlas en la tira reactiva que también incluye el kit y que se parece bastante a un test de embarazo. La caja pone tres gotas, Cela recomienda cuatro, pero en cualquier caso al verterlas sobre el círculo marcado con una S ya se observa perfectamente cuando tiene suficiente.
Toca esperar 15 minutos e interpretar el resultado, que resulta muy sencillo. Si salen marcadas la C y la T es positivo, si solo sale la C es negativo y si únicamente se resalta la T o aparece en blanco es que el resultado no vale. Por algún motivo la prueba no se hizo correctamente.
Realmente poco más se tarda que esos 15 minutos y es cierto que molesta menos que la PCR, pero, si se hace con verdadera intención de que salga lo mejor posible, el lagrimeo de los ojos al introducir el hisopo por la nariz no te lo quita nadie.
En cualquier caso, se trata de un contratiempo menor comparado con que, por fin y como ocurre desde hace tiempo en muchos países de Europa, los ciudadanos tienen a su alcance un sistema para obtener una información más o menos aproximada de como se encuentran y de una manera bastante más rápida que esperando a los canales, muchas veces lentos, de los servicios sanitarios.