En algunos casos, los contactos estrechos llegan a ser hasta 20 y las cuarentenas de 10 días se evitan. «Es una ola explosiva», dice la jefa de rastreadores de Salud
25 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.«Esta ola es absolutamente diferente a todo lo que habíamos vivido aquí. Ha llegado de un modo explosivo y además en una población en la que más del 90% son jóvenes de 15, 25 o 30 años. Es una ola explosiva, como si fuera el Angliru. Nunca hemos trabajado con este nivel de incertidumbre», dice la coordinadora de Programas Covid y jefa del equipo de rastreadores de la Consejería de Salud, María José Villanueva, para explicar la inmensa carga de trabajo que tienen encima. Desde que la rampa de subida de esta nueva ola se verticalizó hacia arriba, sobre todo en el tramo de 15 a 30 años, se les acumulan miles y miles de positivos y contactos estrechos, unos en aislamiento y otros en cuarentenas de 10 días.
Al menos esa es la recomendación que reciben de los 170 rastreadores que, ahora mismo, forman un equipo que ha tenido que ir adaptándose a las diferentes olas de esta pandemia. La de ahora es tan diferente a las demás porque, tras meses con una cifra de contagios diarios que rondaba el medio centenar, se ha pasado de repente a tener que lidiar con medio millar cada día.
Primer obstáculo: la explosión
La curva del coronavirus empezó a subir de repente el pasado 29 de junio en Asturias, cuando se detectaron 141 nuevos positivos en un mismo día. Desde entonces y hasta esta semana, se han acumulado casi 10.000 nuevos positivos.
«Nos ha obligado a rediseñarlo todo porque son una cantidad de casos diarios y un día tras otro más que el día anterior, en un espacio de tiempo además muy corto», explica Villanueva, que apunta a un dato para entender la velocidad de crecimiento de la incidencia de coronavirus en esta nueva ola. «En las peores olas anteriores, en los momentos peores, había una velocidad de crecimiento del 30% y en esta fue del 97%».
«Se pasó del medio centenar de casos al medio millar al día y eso ya es un obstáculo», insiste Villanueva, que recuerda que el modelo de rastreo asturiano tiene que ser flexible para poder adaptarse a las diferentes olas que está teniendo esta pandemia. «Se ha ido incrementando la plantilla progresivamente para hacer frente a esta ola, es un reto ir ajustándose al momento epidemiológico ».
Segundo obstáculo: hasta 20 contactos por positivo
A la explosión de casos de un día para otro que se viene manteniendo desde finales de junio hay que añadirle un segundo obstáculo: la horquilla de contactos estrechos en esta ola oscila entre tres y 20. «Cada caso en esta ola genera entre 8 y 10 contactos de media cuando en la segunda y en la tercera estaban entre 3 y 5 contactos. En las otras olas, eran población fundamentalmente mayor y, en un escenario de restricción con medidas del Gobierno, cada positivo generaba cuatro, cinco contactos estrechos. Se ha multiplicado por 10 el número de casos pero es que además cada caso te genera en torno al doble y al triple de trabajo siendo muy benevolente», dice Villanueva.
A todos hay que llamarles, hacerles entrevistas epidemiológicas, pedirles pruebas, llamar a sus contactos y repetir lo mismo y así mínimo con medio millar de personas cada día de las últimas dos semanas. En la actualidad, aunque no hay una cifra calculada, podrían estar en cuarentena al menos 12.000 asturianos.
Villanueva dice que, como coordinadora de los programas covid de la consejería, tiene una visión general del ritmo y del despliegue de trabajo que está suponiendo esta nueva ola en el servicio de salud asturiano. «No os lo podéis imaginar. Me gustaría que la juventud reflexionara sobre la carga de trabajo que hay detrás de esta ola en el sistema sanitario: rastreadores, personas que toman las muestras PCR, los laboratorios que las hacen, las personas que dan los resultados, los profesionales de atención primaria… en pleno verano además, con gente que está de vacaciones, y que están dándolo todo».
Tercer obstáculo: no se declaran todos los contactos
En la labor de rastreo, son otras dos las dificultades con las que se están encontrando en esta nueva ola diferente a las anteriores. De mano, cuando a un positivo se le pide que declare todos sus contactos estrechos, «muchas personas no nos los dicen porque saben que les llamas y les cuarentenas. Son críos de 15 a 25 años y les tienes que poner en cuarentena 10 días. No declaran todos sus contactos estrechos porque el amigo se enfada porque le van a cuarentenar», cuenta Villanueva.
Cuarto obstáculo: excusas para evitar la cuarentena de 10 días
Otra dificultad añadida en esta ola es la «falsa percepción» -«no me canso de repetirlo», dice Villanueva- de que por una PCR negativa en la cuarentena ya no se necesita guardarla. «La cuarentena dura 10 días. Una PCR al día siguiente, al segundo, al tercero o al séptimo no te levanta la cuarentena. Cuando se hacen pruebas PCR esos días intermedios es para detectar casos, no para levantar cuarentenas», explica la jefa de rastreadores, que indica que se están encontrando demasiadas excusas en este sentido.
«A veces los contactos estrechos no hacen la cuarentena de 10 días, y lo sabes porque les llamas para el seguimiento y te das cuenta de que están fuera de casa, o se buscan una excusa de una PCR o de un test antigénico que se hicieron aquí o allá. Esto está siendo un error garrafal en esta ola que no ocurría en las anteriores».
Quinto obstáculo: interiores y con mucha gente
Los rastreadores, que trabajan online con la aplicación Go.Data de la Organización Mundial de la Salud (OMS) -y con una adaptación local-, abren lo que llaman un evento cuando se acumulan positivos alrededor de una misma actividad y la mayor parte de los eventos son en locales cerrados y con mucha gente. «Ya sabemos que los aerosoles en un local cerrado propagan el virus mucho más que al aire libre y, aunque los contagios se están dando en interiores y en exteriores, hay más peligro en un ámbito confinado y cerrado. Muchos de los que también vienen de viaje declaran haber estado en ambientes confinados con 27 amigos. Esa es la realidad. Estás en interior, durante horas, te quitas la mascarilla y tienes la tormenta perfecta».
Villanueva recuerda también que los rastreadores hacen recomendaciones, «luego está la responsabilidad individual de cada uno, a la que hay que apelar para que no se propague aún más el virus». También dice que lo único positivo de esta ola es que «en las otras nos quitaba el sueño encontrar cada caso y aislar a sus contactos porque eran personas muy vulnerables, ahora son gente joven que en general pasa la enfermedad de forma más suave, pero un 1% pueden ser graves y no es lo mismo el 1% de 10.000 casos que de 100», recuerda.
También insta a los jóvenes a mirar la cuesta de la montaña, con incidencias entre 15 a 30 años por encima de los 1.000 y hasta 2.000 casos por 100.000 habitantes, y a cumplir las cuarentenas, declarar los contactos estrechos y apuntarse al cribado masivo «en el que no tienen que dar explicaciones a nadie, tienes una prueba gratuita en el servicio público de salud y proteges a los demás si estás contagiado».