El litoral asturiano cuenta con arenales que forman parte de la espectacular red de espacios naturales protegido debido al alto valor ambiental
10 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.El buen tiempo y las altas temperaturas invitan a darse un buen chapuzón. En Asturias en cualquier punto de su extensión es posible, puesto que la región cuenta con un sinfín de espacios para adentrarse en el agua para así refrescar. Desde ríos hasta piscinas, incluidas sus playas. Estas últimas son una buena opcion ya que permiten bañarse mientras que al mismo tiempo se disfruta de los increibles paisajes del Principado. Algunas de ellas, incluso, forman parte de la espectacular red de espacios naturales protegidos debido a su singularidad. Hay hasta ocho arenales del litoral asturiano catalogados como así debido a su alto valor ambiental.
Playa de Penarronda
Si partimos de la costa occidental, la primera playa monumental que nos encontramos es la de Penarroda, que se sitúa entre los concejos de Castropol y Tapia de Casariego. Un arenal de 600 metros de longitud que destaca por sus espectaculares vistas puesto que está encajado entre los altos acantilados de los cabos de La Robaleira y la Punta del Corno. Además, su atractivo se refuerza con la presencia de un pequeño islote, accesible durante la bajamar y que dispone de una cavidad a modo de túnel que lo atraviesa de un punto a otro. No obstante, no solo llama la atención por su singular belleza, sino que entre su flora se encuentra una especie en peligro de extinción, el alhelí de mar, que no está presente en ningún otro lugar de la región. Por ello, fue declarada monumento natural en 2002.
Playa de Frexulfe
A unos 30 kilómetros de Penarronda, en Navia, se encuentra otra playa que también fue catalogada ese mismo año como monumento natural. Se trata de la Frexulfe que cuenta con 800 metros de arenal y está bordeada por una senda costera. En su extremo oriental, donde desemboca el río con su mismo nombre, es el lugar en el que está permitido el baño. Además, dispone de una zona arbolada que fija un sistema dunar, que a su vez genera un alto interés botánico puesto que dan cobijo a especies amenazadas, tanto de la flora como de la fauna. Entre ellas se encuentra el junquillo salado, el Othanthus Marítimus o el cormorán moñudo. De la misma manera, conserva un elemento geomofológico de notable interés: un valle colgado sobre el acantilado cuyo anormal desnivel es debido a la emersión de la plataforma continental.
Playa de Barayo
Aunque es una reserva natural parcial, la playa Barayo, situada entre Navia y Valdés, también ha sido declarada monumento natural por la riqueza medioambiental y paisajística que atesora. Este arenal posee una de las arenas de grano más fino de la región y en él tiene lugar la desembocadura del río que lleva su mismo nombre, el cual forma un estuario de alto valor natural. También está dotada de una zona de dunas, que tras las mismas, el cauce forma meandros rodeados de juncales y cañaverales. Pero, este complejo no solo cuenta con una variedad de especies vegetales, sino que en ella también habitan mamíferos como la nutria. Además, acantilados y pendientes de ladera completan este fascinante entorno muy reclamado por los naturalistas.
Isla de La Deva y Playón de Bayas
Larga, de arenas doradas oscuras y fuerte oleaje, así es el playón de Bayas, una reserva natural parcial situada en los concejos de Castrillón y Soto del Barco, muy próximo a la desembocadura del río Nalón. Con casi tres kilómetros de longitud, se trata del arenal más largo del litoral asturiano, por lo que es ideal para pasear. Además, tal cantidad de arena favorece el desarrollo de un amplio sistema dunar en el extremo oriental de la playa, donde habitan numerosas especies de flora amenazadas como pueden ser la lechetrezna, la espigadilla de mar, la lechuguilla dulce, la mielga marina o el más abundante nardo marino.
Un espectacular complejo, catalogado como monumento natural en 2002, que se complementa con la isla de La Deva. Casi enfrentado al Cabo Vidrias y a unos 350 metros de la costa, se trata del mayor islote del litoral asturiano. Este presenta una amplia variedad de vegetación propia de los acantilados del Principado entre la que se localizan especies amenazadas y protegidas, como la berza marina. De la misma manera, es también un importante lugar de nidificación y refugio de aves marinas. En las peñas de La Deva se ha instalado una importante colonia de gaviota patiamarilla, así como de varias especies protegidas como el cormorán moñudo, el paíño europeo y el halcón peregrino. Además, en ella cohabita una subespecie de lagartija roquera.
Playa de El Espartal
Otro de los espacios con una gran belleza paisajística y un gran valor ecológico es la playa de El Espartal. Este arenal, situado en Castrillón y que es la continuación de la playa de Salinas, cuenta con un cordón dunar blanco que alcanza alturas de hasta 15 metros. Detrás de este se encuentran médanos grises, pero debido al crecimiento y al desarrollo industrial del municipio, su extensión se está viendo mermada. No obstante, se ha llevado a cabo la instalación de una serie de pasarelas peatonales de madera elevadas y una serie de miradores, a fin de minimizar el impacto del tránsito peatonal por la duna. Además, desde ellas se ven las mejoras vistas de la playa, que también cuenta con especies protegidas como la espigadilla de mar.
Entrepeñes y playa de Vega
De la misma manera, también Ribadesella cuenta con un monumento natural desde hace dos décadas. Situado en una de las playas más bonitas y tranquilas de Asturias, la de Vega, este está conformada por un desfiladero, creado por el arroyo del Acebo, y un estuario fósil, compuesto por yacimientos paleontológicos, huellas de dinosaurios y vestigios de los diferentes niveles del mar a lo largo del tiempo. Además, el arenal cuenta con un valioso sistema dunar donde se hallan especies protegidas como el barrón, nardo marino, correhuela de las dunas o grama de mar, entre otras.
Playa de Gulpiyuri
También la playa de Gulpiyuri forma parte de la red de monumentos naturales del Principado desde hace 20 años. Este arenal sin salida directa al mar y de apenas unos 40 metros de longitud está situado en la costa de Llanes y no es accesible con el coche porque en los últimos 200 metros hay que atravesar un camino agrícola. Además, solo se puede disfrutar de ella cuando el Cantábrico se cuela por debajo de los acantilados de roca caliza que la rodean. Durante la pleamar se convierte en una piscina natural, ya que la arena desaparece, y con la llegada de la bajamar se produce un fenómeno denominado desagüe, que hace que el agua vuelva a salir por donde entró.
Complejo de Cobijeru
La lista la cierra el complejo del Cobijeru que comprende una extensión de 8,73 hectáreas. Ubicado en el oriente asturiano, en la localidad llanisca de Buelna, este está conformado por la playa de Las Acacias -una de las pocas interiores de Asturias, que se comunica con el mar mediante una grieta de decenas de metros-; la cueva de Cobijero, conectada al litoral a través de una galería, cuenta con estalactitas y estalagmitas, así como de un arco de piedra natural, conocido popularmente como «Salto del Caballo». Este entorno, de fácil acceso y que tiene grandes valores paisajísticos, geológicos y educativos, fue declarado monumento natural en diciembre de 2001 e incluido en el Paisaje Protegido de la Costa Oriental de Asturias.