El director general de la Asociación Empresarial Eólica, Juan Virgilio Márquez, explica por qué se debe de apostar por este tipo de renovables y las ventajas que genera al entorno

Esther Rodríguez
Asturias (1998). Periodista multimedia comprometida con la sociedad. Antes hablaba de la realidad social de Asturias y ahora me dedico a contar la historia de Oviedo, sus costumbres y su gente con el objeto de mostrar los encantos de la capital asturiana.

La burbuja eólica aún no ha explotado en Asturias y ya acapara buena parte del debate público. El gran interés de las empresas de renovables por instalar molinos de viento en la región ha hecho saltar las alarmas. Diversas asociaciones y colectivos del Principado exigen la paralización inmediata de estos proyectos, puesto que, a su juicio, traerán consigo pérdidas económicas, sociales y ambientales. Sin embargo, el director general de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), Juan Virgilio Márquez, asegura que es una de las soluciones más factible para conseguir la descarbonización y cumplir con los objetivos europeos. «Es la tecnología que más energía limpia genera por megavatio instalado». Además, indica que la utilización de aerogeneradores reportará muchos más beneficios que si se apuesta por no combatir el cambio climático.

1. Los aerogeneradores mejoran la calidad de vida

Para la implantación de parques eólicos hay que seguir una «normativa muy rigurosa y exigente» y ello implica hacer un estudio pormenorizado sobre el impacto ambiental que pueda generar dicha instalación y este luego sale a consulta pública, donde se pueden presentar alegaciones. Uno de los principales efectos que provoca es el visual, que trae consigo un rechazo de la ciudadanía. Sin embargo, Márquez pide un poco de comprensión social. «Tenemos que empezar a naturalizar los aerogeneradores como cuando en su día se crearon las autopistas u otras infraestructuras que afectaban al paisaje y ahora lo vemos como algo normal, ya que estos también van en pro de mejorar la calidad de nuestras vidas porque reducirán nuestras emisiones», subraya. En este sentido, detalla que «los emplazamientos idóneos en el que la incidencia de los molinos es nula o prácticamente  muy baja se encuentran en las zonas altas, donde más tira el viento» y, por tanto, el impacto óptico «no tiene un valor negativo».

2. La luz y el sonido de los aerogeneradores no afectan a los vecinos

En esta misma línea, el director general de AEE defiende que «como los parques eólicos se ponen a cierta distancia de la población y se tiene en cuenta el nivel de decibelios, el ruido que puedan provocar los aerogeneradores es tolerable». Asimismo, resalta que las empresas ya están invirtiendo en tecnología para mejorar el vértice de las palas, que es donde se origina el sonido. También los detractores de la utilización de molinos de viento sostienen que estos producen contaminación lumínica por los gálibos que llevan como mecanismo de seguridad aérea. Pero, Márquez arrebata que «la luz se sitúa arriba del todo y, por tanto, no es el principal efecto para que a alguien le pueda causar molestias». De todas formas, «desde diferentes núcleos urbanos se estudia cómo puede afectar la iluminación a la población», remata.  

3. No degradan el entorno natural

Además, como tampoco se pueden situar en «zonas protegidas o con un alto valor paisajístico», no suponen una gran amenaza para el entorno natural. «La extensión que ocupa el parque, teniendo en cuenta la base, los aerogeneradores y los caminos para llegar hasta él, no llega ni al 10% de la masa forestal del terreno», señala Márquez. Asimismo, reconoce que en el proceso de construcción sí que se genera un impacto ambiental, pero que este es mínimo. Además, a la par, «las compañías realizan acciones complementarias para mitigar el daño como, por ejemplo, la plantación de más árboles en otras zonas», asegura y añade que «cuando finaliza la vida útil de un parque, que es a los 30 años, el promotor deber dejar el terreno como estaba al principio».

«La extensión que ocupa el parque eólico no llega ni al 10% de la masa forestal del terreno donde se instala»

4. Garantizan los hábitats de las especies

Tampoco la obra civil para la implantación de los molinos trae consigo la destrucción de hábitats «que no sean controlables o solucionables» debido a que todo el proyecto debe adecuarse a la normativa. Esto implica no eliminar el espacio que reúne las condiciones y características físicas y biológicas necesarias para la supervivencia y reproducción de una especie. En este sentido, Márquez subraya que «es algo muy serio» y defiende que, si esto no se puede asegurar, «ningún promotor instalará aerogeneradores en la zona».

Asimismo, resalta que no todos los parques producen un efecto barrera porque «antes de su implantación se estudia si, incluso, este puede impedir el canal de vuelo de aves o el movimiento de fauna silvestre». También, exculpa que «con el paso del tiempo, las poblaciones y los flujos migratorios de las especies pueden cambiar de zona y pasar por otros sitios debido a otras circunstancias que no tengan nada que ver con los aerogeneradores como puede ser el clima». Además, tampoco se van a perder las zonas de pasto de la ganadería. «No hay ningún problema porque las vacas estén cerca de los aerogeneradores. Es totalmente compatible ambas actividades», afirma.

5. Respetuoso con la fauna

De la misma manera, no suponen un impedimento para la cadena trófica. «En el estudio previo del proyecto se debe incluir las mediciones en el campo que se realizan durante un año entero, es decir, se cotejan todas las especies que habitan esas zonas y se sacan unas estadísticas que se extrapolan a todo lo que es la superficie del parque para saber cuánta población hay en cada época», explica. En este sentido, el director general de AEE resalta que el nivel de mortandad de animales como, por ejemplo, las aves, los insectos o los murciélagos es mucho más estadísticos que reales. «El técnico ambiental no daría luz verde al proyecto o en tal caso señalaría el número de molinos que no se pueden poner para evitar que eso ocurra», subraya. «Por ley, hay obligación de hacer un registro de fallecimientos durante todo el funcionamiento de los mismos», añade.

6. Reducción de emisiones a la atmósfera

Además, la utilización de molinos de vientos, aparte de ayudar a preservar la biodiversidad, presenta una gran ventaja y es que  reduce considerablemente las emisiones al ambiente. «El año pasado en España se evitó expulsar 29 millones de toneladas de C02 a la atmósfera gracias a la energía eólica», especifica. Una cifra que es «muchísimo mayor» que la que puede proporcionar la masa forestal, que ahora ocupan los parques, con la captura de carbono.

Así, Márquez detalla que, con tan solo un aerogenerador de 5,5, megavatios y teniendo en cuenta el consumo medio del hogar español, se podría abastecer energéticamente a 5.000 familias. «Esto, además, evita que la energía se genere en otras fuentes contaminantes y reduce las importaciones de gas y de petróleo». Asimismo, supondría un ahorro del sistema eléctrico de millones de euros porque «reduce seis euros el precio de megavatios/hora, es decir, casi un 20%».

«Con tan solo un aerogenerado de 5,5 megavatios se puede abastecer energéticamente a 5.000 familias»

7. Generación de empleo

También, a su vez, la apuesta decidida por los parques eólicos trae consigo la construcción de empleo. «No solo crearán trabajo local con la obra civil, sino que, además, este será de calidad porque se necesitarán también especialistas para el correcto mantenimiento de las centrales». Asimismo, tendrá vistas de futuro, ya que «de acuerdo con los objetivos europeos estas profesiones tienen que ser mantenidas o incrementadas en los próximos años», asegura Márquez.

En este sentido detalla que «aproximadamente el 10% de los parques que funcionan en España tienen 20 años de antigüedad y hay que volver a repotenciarlos. Lo que implica desmantelarlos enteros y volver a sustituirlos. Si sumas todos aquellos parques que hay que repotenciar más los nuevos, hay trabajo para mínimo 10 años», apostilla. También con la energía offshore, es decir, la eólica marina, que económica y ambientalmente es viable, habrá un desarrollo portuario.

Pero, la implantación de parques eólicos no solo se traduce en una apuesta energética, sino que también industrial porque «potenciará también todos aquellos empleos dedicados exclusivamente a la construcción de palas o torres, entre otras piezas fundamentales, así como los puestos en los centros de suministro de materiales o en el transporte». De esta manera, se consolidará como uno de los sectores de mayor potencia de España e, incluso, «podemos llegar a ser una referencia económica a nivel mundial porque «ya somos el primer país en desarrollar prototipos de I+D+i por delante de estados como EE.UU. y Japón».

En definitiva, «los parques eólicos reportan numerosos beneficios y son necesarios para cumplir los objetivos climáticos porque generan energía limpia». Por ello, debe de haber una «aceptación social» y que sus implantaciones «no solo beneficien a las empresas y el clima» sino, también, a las comunidades autónomas y a sus ciudadanos. En este sentido, el director general de AEE anima a que todo el mundo aporte su granito de arena para armonizar el desarrollo de la eólica. «Todos estamos en el mismo carro y esta es una solución para un problema grave que tenemos», sentencia.