Dolores Escudero: «Soy optimista, nos queda aguantar dos o tres meses»

ASTURIAS

Dolores Escudero es la coordinadora autonómica de la Unidad de Trasplantes de Asturias.Dolores Escudero es la coordinadora autonómica de la Unidad de Trasplantes de Asturias
Dolores Escudero es la coordinadora autonómica de la Unidad de Trasplantes de Asturias

La jefa de servicio de la Unidad de Cuidados Intensivos del HUCA anima a tener confianza en las vacunas

25 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Pocos como Dolores Escudero, la jefa de servicio de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), han visto tan cerca los estragos del coronavirus en el año de pandemia que ha sacudido el mundo entero. Pero, poco a poco, empieza a ver la luz después de las horas más oscuras. Con la experiencia acumulada pero sobre todo, con los avances en la campaña de vacunación.

-Estamos en una meseta de contagios ¿qué significa y cómo se nota en los hospitales?

-Nosotros ahora estamos mejor de lo que estábamos. Ahora mismo tengo 47 pacientes ingresado en la UCI polivalente de los que 29 son covid, eso es mucho menos de lo que llegamos a tener en el pico máximo de la segunda ola, entre el día 12 y el 16 de noviembre, que llegamos a tener 92 pacientes. Estamos en una meseta, es cierto, porque no acaba de mejorar tanto como esperábamos pero tampoco empeora tanto como se pensó que podría pasar después de Semana Santa, que iba a subir muchísimo. Yo diría que no estamos en una cuarta ola todavía, que tendría un ascenso muy brusco y luego una caída; lo que estamos viendo es más como una corriente continua de pacientes que están llegando pero a un ritmo asumible. Las expectativas que yo tengo se apoyan que estamos vacunando ya a muchísima gente, tenemos ya casi a un 30% con la primera dosis de la vacuna que, al cabo de siete días, empiezan a tener una inmunización muy aceptable. Suficiente para que, en caso de que contraigan la enfermedad, no sea tan grave como para ingresar en un hospital y si no se ingresa en el hospital tampoco se ingresa en la UCI. Como individuo te puede importar mucho coger el coronavirus y tener que estar siete días en casa con fiebre y con malestar pero si se rebaja la repercusión en los ingresos hospitalarios a mí me da bastante tranquilidad. En otros países donde ya tienen la vacunación mucho más avanzada, como Israel o el Reino Unido, se ha visto que a partir de tener un 30% de la población vacunada, aunque no se llegue al 70% que da la inmunidad de rebaño, se empieza a notar que caen drásticamente los contagios. Con esos argumentos puedo ser un poco optimista, nos queda aguantar dos o tres meses, completar la vacunación de 60 años en adelante, que es la población más vulnerable pero las expectativas son buenas.

-Con todo, la ocupación en UCI sigue alta, por encima del 20% ¿cómo es el perfil del paciente que ingresa ahora, es más joven?

-La edad media durante la primera y la segunda ola estaba en los 64 años, de los que tenemos ahora mismo son exactamente 63,3 años. Sí que es verdad que tenemos pacientes de 40, 50 o 60 años, pero también mayores, el más mayor ahora tiene 88 y el más joven 44. Hay un predominio de varones sobre mujeres, muy claro. Ahora mismo el 87% de los pacientes ingresados en la UCI son hombres. En el perfil, y eso es algo que es importante resaltar, es que la obesidad es un factor de riesgo fundamental. En la gente más joven que hemos tenido, de 20 años, la obesidad es clave. La gente tiene que ser muy consciente de que la obesidad mata porque produce hipertensión, diabetes, alteraciones cardiovasculares, de todo tipo, pero en el covid sobremanera. Con la obesidad, con tanta barriga, el diafragma, que es el músculo que separa el tórax del abdomen, está muy elevado y la capacidad torácica, donde están alojados los pulmones, es mucho más pequeñita. Tienen lo que nosotros llamamos un síndrome restrictivo pulmonar por obesidad. Aunque también hay otros factores que todavía no están muy claros. Es fundamental que la gente se cuide, que no alcance ese peso porque es un factor de riesgo grandísimo para el coronavirus.

-Se dijo que hay menos mortalidad pero que las estancias son más largas, ¿es por estos factores?

-A los pacientes obesos cuesta mucho más quitarles el respirador porque es que ya les cuesta mucho más respirar en condiciones normales. Cuando tienes una afectación bilateral, en los dos pulmones, de arriba abajo, es terrible, es que en las radiografías no se ve aire en los pulmones. Son enfermos muy graves, yo les digo que son hijos del respirador porque en otras condiciones tendrían que morir. Cuesta mucho sacarlos pero, afortunadamente, están saliendo adelante bien.

-¿Cómo fue cambiando la estrategia de tratamiento entre la primera ola y el presente?

-La bronconeumonía que produce el coronavirus es similar a la que produce la gripe, y tenemos bastante experiencia con esto porque todos los años, aunque no sea tan noticiable, tenemos pacientes graves con gripe que están ingresados. De hecho, el año anterior en diciembre, yo llegué a tener 16 pacientes a la vez, y por eso importante que la gente se vacune también contra la gripe. Dicho esto, los intensivistas tenemos experiencia con este tipo de patología y hay parte de tratamiento que es común a todos ellos, lo del prono, por ejemplo, poner a un paciente boca abajo, que es un tratamiento que estamos usando desde hace décadas, porque es muy eficaz. Había otra parte que era totalmente desconocida, cuando llegó el coronavirus lo que más me asustaba es que era como un territorio del que yo no tenía mapa, era algo totalmente ignoto y no sabíamos por dónde teníamos que caminar, sólo teníamos la pequeña experiencia de lo que había empezado a publicar Italia y China. Así que al principio era como si tiráramos a todo el monte disparos porque alguna pieza iba a caer, con un montón de fármacos que luego se fue viendo que no eran efectivos. En la primera ola pusimos muchos tratamientos farmacológicos pero ya en la segunda ola la comunidad científica se había implicado muchísimo, todas las publicaciones se ponían en abierto para que todos los médicos tuviéramos acceso, toda la comunidad científica estudiaba y mandaba información de forma simultánea, y así muchos fármacos se cayeron, como el Remdesevir o la cloroquina. También hay que pensar que las vacunas de ARN mensajero, las de Pfizer y Moderna no se hicieron sólo en un año.

-Son estudios asentados.

-Los investigadores del ARN mensajero llevan más de diez años desde la primera publicación en la que se analizó. Lo que sí les permitió este último año fue recibir mucho dinero gubernamental, de muchos países para terminar de desarrollarla. Y luego están las vacunas clásicas, las convencionales, que te dan una fórmula general, es como si tuviera la receta de la paella y luego tú la haces de pollo, de marisco o de verduras. Si hipotéticamente el virus mutase lo suficiente como para que las vacunas no fueran eficaces, simplemente se cogerían las mutaciones en el código genético del virus y se modificaría en la vacuna, igual que se cambian cada año las vacunas de la gripe. Ha sido un esfuerzo colectivo de toda la sociedad, y toda la comunidad científica en el último año muy ejemplar para muchas cosas.

-No ha ayudado la polémica que ha llevado a la suspensión y reanudación de AstraZeneca, y la prensa también debería entonar el mea culpa que le corresponde.

-Entiendo que ha habido un mar de confusión absoluto con el tema de AstraZeneca pero, por favor, que la gente se vacune, que las vacunas son seguras. Que ni siquiera está claro todavía, con certeza, que haya una relación causa efecto entre la vacuna y esos trombos. A mí me gustaría saber la prevalencia de las trombosis venosas cerebrales en la población normal, que son rarísimas, que puede ser un caso entre un millón en condiciones normales, si es la misma frecuencia entre vacunados quizá no tenga relación. Hay mucha gente con miedo, con dudas sobre vacunarse y esto es le mayor error que podemos cometer. La gente que no se vacuna puede ser un muerto el día de mañana. Si haces un viaje largo en avión, un vuelo de 15 horas, de aquí a Australia, no te mueves y tienes un riesgo de sufrir un embolismo pulmonar, está descrito aunque sea raro. Pues tienes más posibilidades de que te pase eso que te dé un trombo por la vacuna. La pregunta que se tiene que hacer la gente y que tenemos que hacernos la comunidad científica es esa prevalencia, si aparece un caso de esa trombosis en cada millón de población no vacunada y cuando vacunas también es un caso cada millón quizá no hay relación. Cuando sacas un fármaco al mercado, como una vacuna, hay un sistema de farmacovigilancia, y todo, pero absolutamente todo, lo que le pasa a alguien que la haya tomado, tú lo puedes reportar. Si le dolió la cabeza, si le dolieron los músculos, pero también que alguien se cayó. Y a lo mejor tropezó, o le dio un mareo. Pero se reporta, todo se registra. Si yo participo en un ensayo de un fármaco nuevo y un paciente se cae de la cama, yo lo tengo que registrar, aunque parezca que no tiene que ver, porque luego se va a hacer una acumulación de casos porque si la prevalencia empieza a ser más habitual es cuando empiezo a pensar que no es una casualidad. Que es distinto de causalidad. El mensaje que hay que mandar a la gente es que las vacunas son seguras, que van a evitar muertes y que; por favor, entiendo perfectamente a la población general porque ha habido un mar de confusión, porque las políticas para no seguir con la vacunación han sido muy dispares entre países, y eso crea falta de confianza en las instituciones, y se necesita tiempo para dar explicaciones y hacer pedagogía, pero es fundamental que la gente se vacune porque evitan muertes.

-La variante británica ha llegado a ser la predominante en Asturias ¿han ingresado en las UCIS de Asturias pacientes contagiados de otras cepas?

-Sí tenemos casos de brasileña; la variante británica vino en diciembre, empezamos a detectarlas por las Navidades, y ya está en el noventa y muchos por ciento. Para nosotros no a cambiado nada sea una cepa u otra, hemos tenido en UCI algún paciente de cepa brasileña y ha ido bien, el tratamiento es el mismo. Los virus mutan por definición, tienen 30.000 bases que son 30.000 aminoácidos, cada vez que el virus tiene que copiarse a sí mismo tiene que copiar 30.000 veces las bases y ocurre que se equivoca, muta, y eso es lo normal. Y esto es puro darwinismo, las mutaciones que haga que el virus sobreviva mejor son las que más se desarrollan y las que más contagian. Un virus que sea muy peligroso, un patógeno muy agresivo que mate al receptor, se extingue porque mata al huésped y es más difícil que tenga otro en el que se pueda replicar. Es lo mismo que pasa con la gripe, y si hay mutaciones que llegado el momento la vacuna no fuera eficaz con ellas, se adaptará la vacuna, se tiene el código genético y la receta ya la tienen hecha. La vacuna de la gripe la cambiamos todos los años y nadie se echa las manos a la cabeza ni se pone nervioso. ¿Va a pasar esto con el coronavirus? Pues no lo sabemos, pero si pasa tampoco sería tan dramático. Creo que el mensaje que hay que dar a la gente es de tranquilidad.

-Con la primavera más cerca la situación será mejor.

-Sí, nos quedan dos o tres meses, quizá cuatro meses, hasta que tengamos una inmunidad mayor. Gordo, gordo, en el sentido de que preocupe la ocupación en los hospitales o en las UCIs, no. A ver, esto provoca muchos efectos colaterales porque la ocupación hospitalaria y de cuidados intensivos es lo que ha determinado la obligatoriedad del confinamiento. No hay sistema sanitario en el mundo que pueda absorber tantísimos pacientes, no lo hay, por eso hicieron falta los confinamientos con el impacto económico que conllevan. Las camas y los hospitales son finitos, si tengo cien pacientes covid no tengo sitio para meter a otros pacientes de otras patologías que no se han podido atender con la rapidez que se tendría que haber atendido.