El Ejecutivo central expresa con claridad por primera vez su intención de gravar la movilidad en vías de alta capacidad, que afectaría a las autovías asturianas

L.O.
PABLO GONZÁLEZ
Periodista de la sección de Galicia

No es la primera vez que se lanza el globo sonda pero sí la primera ocasión en la que la propuesta queda escrita negro sobre blanco en un documento oficial del Gobierno y además presentado a la Unión Europea: la iniciativa de generalizar los peajes las autovías ha despertado una oleada de reacciones entre usuarios particulares y profesionales y además Asturias podría encontrarse entre las comunidades más perjudicadas por la amplia red concentrada en el área central de la comunidad uniendo los principales núcleos urbanos y haciendo de pago el tránsito entre Oviedo, Gijón y Avilés.

«Es preciso desarrollar un sistema de pago por uso de la red de vías de alta capacidad que permita cubrir los costes de mantenimiento e integrar las externalidades negativas del transporte por carretera como sucede en el resto de infraestructuras». Este párrafo contenido en la página 114 del Plan de recuperación, transformación y resiliencia, que será remitido en breve a la Comisión Europea, supone la primera expresión cpncreta de la intención del Gobierno de imponer tasas en las vías de alta capacidad que ahora son gratuitas, una posibilidad que se argumenta como medio para poder sostener los amplios costes de mantenimiento de la red estatal.

El texto es escueto, pero inequívoco. Y se remite en un plan que incluye otra serie de reformas para poder optar a los fondos europeos diseñados para superar la crisis de la pandemia. No solo se menciona una vez. En la página 81 se refiere el establecimiento de mecanismos de pago por uso «en carreteras de alta intensidad».

Una vía de alta capacidad es por definición una autovía, por lo que el peaje podría extenderse a la generalidad de las carreteras de este tipo en el área central de Asturias. En el caso de que se considerara la alta intensidad, las posibilidades podrían variar, y la más afectada sería la A-66, la Y.

El último mapa del Ministerio de Transporte sobre la Intensidad Media Diaria señala, con cifras correspondientes al año 2018, a la A-66 en color rojo con una cifra de entre 50.000 y 80.000 vehículos en circulación. En color naranja, para un rango de entre 20.000 a 50.000 vehículos, se encuentran varios tramos de la A-8, de Avilés a Gijón, en Villaviciosa la A-64 que también afecta a Siero; y de la A-66 buena parte del recorrido desde la capital a Mieres. A falta de que se concreten los criterios del Ministerio, todos ellos podrían verse afectados y englobaría el área en el que reside prácticamente el 80% de la población de Asturias.

Todavía no hay plazos, aún no han decidido si esta reforma estructural de la movilidad por carretera en España se acometerá en esta legislatura. Pero tienen claro que hay que «abrir este debate», intentar consensuar una ley en el Congreso y abrir un proceso de diálogo con los sectores implicados, como el transporte público o de mercancías. «El consenso, al menos lo que hemos sondeado hasta ahora en el resto de las formaciones, creemos que es posible. Pero todo dependerá del clima político y de la tentación electoralista», alegan fuentes del departamento que dirige José Luis Ábalos. Incluso aseguran que hay comunidades autónomas que reclaman una solución en esta dirección, ante la gran cantidad de recursos que destinan a la conservación de la red. «Tiene que ser por consenso, pues es una reforma de alcance que tendrán que gestionar gobiernos futuros», explican.

Nadie ha hablado aún de precios, en parte la propuesta de generalizar los peajes debería incluir una rebaja de los ya existentes, es decir: si se empieza cobrar aunque sea un precio simbólico por circular de Oviedo a Gijón, debería darse una rebaja en el Huerna, la única salida por autopista desde Asturias a la meseta y que arrastra una larguísima prórrroga de la concesión que no terminará hasta el año 2050. Cuando concluya, habrá durado 75 años, una de las más largas de España. 

Nadie ha hablado de precios en la propuesta actual, en 2018 la primera iniciativa de este tipo fue promovida por la patronal del sector, la Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarias de Infraestructuras (Seopan), con un listado de entre 1 y 3 céntimos por kilómetro para los turismos y de entre 5 y 14 para los vehículos pesados. De este modo circular de Oviedo a Gijón podría costar para los conductores de turismos entre 35 céntimos y un euro; pero subiría hasta 5 euros en el caso de los camiones.

Desde el Ministerio han recalcado que este «es un asunto en el que Bruselas insiste mucho, con la idea de que todos los países converjan en medidas similares en esta dirección», además de recordar que ya son muchos los Estados comunitarios que han implementado algún sistema de pago por uso en su red de alta capacidad. Por el momento tampoco existe un modelo definido: una tasa para todos los vehículos, por ejemplo, o circunscribir el gravamen a las mercancías, por ser los camiones los que más desgastan las carreteras. «Se intentará que las cargas se repartan de forma equitativa», aseguran. El momento actual, admiten, con una crisis económica que crece con la pandemia, no es el más adecuado para acometer una medida que sin duda es impopular. Lo que sí saben es que la recaudación será finalista y se destinará en exclusiva a la conservación de carreteras.