Por qué la cepa británica está más presente en Asturias que en el resto de España: los expertos dan una clave

Carmen Liedo REDACCIÓN

ASTURIAS

Una mujer se vacuna en el Autovac del HUCA
Una mujer se vacuna en el Autovac del HUCA J.L.Cereijido

Mientras que en Asturias dicha variante, altamente transmisible, representa casi el 100% de los contagios, en otras comunidades apenas supone el 20% de los casos positivos

23 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace semanas se confirmaba ya el dominio de la variante británica de la Covid-19 en Asturias. La cepa llegada del Reino Unido se extendía con rapidez por la región y a día de hoy casi supone el 100% de los contagios. Este porcentaje tan elevado choca con el que presentan otras comunidades autónomas, como Aragón o Castilla y León, donde dicha variante apenas supone el 20% de los casos positivos. ¿A qué se debe esa diferencia entre unas y otras comunidades? ¿Por qué la cepa británica está más expandida en el territorio asturiano que en otras zonas del país? Los expertos lo tienen claro: la clave es la vigilancia epidemiológica que se está realizando y el trabajo de serotipación que se está realizando. Es decir, no es que en otros lugares la variante británica no esté tan extendida, si no que se analizan menos muestras para detectarla.

Pedro Arcos, epidemiólogo y director de la Unidad de Investigación en Emergencias y Desastres de la Universidad de Oviedo, explica que en el caso de Asturias hay que partir de que aquí la variante británica se detectó muy al comienzo de su expansión en diciembre. A partir de ahí, añade que se empezó a hacer una intensa vigilancia, serotipando todas las pruebas cuya PCR resultaba positiva. Así, señala que «cuanto más vigiles, el resultado se aproxima más a la realidad», por lo que deduce que en las comunidades en las que el porcentaje de contagiados por variante británica es menor, «en la práctica, esa cifra es mayor». De hecho, el también profesor manifiesta que «sabemos que la variante británica es dominante en todo el país, vigilen más o vigilen menos».

El problema fundamental que percibe Arcos es que «las medidas y restricciones son las mismas para las distintas variantes» cuando la cuestión con la cepa británica es que es «casi el doble más transmisible». Por tanto, apostilla que «un cierre más ligero podía servir para controlar variante que circulaba con anterioridad que infectaba la mitad» pero no para controlar esta. Teniendo en cuenta esto, asevera que «ante una variante que se transmite dos veces más entre la gente, las medidas se quedan cortas». Dada su alta transmisibilidad, el epidemiólogo insta a estar alerta y «mirar lo que pasa las dos semanas que vienen, si la curva se estabiliza o si vuelve a subir y es necesario apretar más las restricciones. Hay que estar al tanto y si sube durante dos o tres días seguidos, cerrar más. Y, por supuesto, olvidarse de la Semana Santa», advierte.

«Tipificamos más y mejor las variantes»

En la misma línea opina el ex directivo de Salud Pública de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Daniel López-Acuña, que tiene claro que «en Asturias tipificamos más y mejor las variantes» y lo achaca a que los laboratorios tienen «mejor capacidad de diagnóstico» ante la penetración de cepas como la británica, que señala se caracteriza por tener más presencia y volverse más dominante en función de los contactos que mantiene la gente. En este sentido, matiza que el comportamiento epidemiológico se rige «según la densidad de población y la interacción de las personas». Es por ello que Daniel López-Acuña tampoco ve oportuno comparar la situación de unas comunidades y otras en cuando a la expansión de la variante británica porque, a su entender, «se está comparando peras con manzanas» si no se analiza la propagación haciendo «el mismo número de pruebas y la misma tipificación de variantes según la estructura demográfica y las edades» para obtener un patrón de incidencia.

Así, para el ex directivo de la OMS «lo que nos debe ocupar y preocupar es cómo frenamos el contagio y proseguir con medidas que atajen la transmisión». Entre ellas, comenta que hay que seguir con el semáforo municipal y no bajar la guardia en el rastreo exhaustivo de los contagios. El mismo apunta que las grandes interacciones que se están produciendo entre los jóvenes está derivando en «contagios con mayor frecuencia, aunque de menor severidad». «Está habiendo más riesgo de contagio entre los jóvenes de entre 10 y 20 años y de 20 a 30 años que en edades medias o mayores. Es un hecho el incremento de transmisión en los grupos juveniles», manifiesta López-Acuña, que añade que «el patrón que se está siguiendo es que de las interacciones escolares se traslada a las familias».

«Los mayores de 65 años deberían estar casi en una burbuja»

Para Adonina Tardón, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, el motivo de la transmisibilidad del virus no es la gente joven y señala que hay estudios que lo indican. «No siempre el ciudadano es el culpable. Jóvenes y mayores se portan de maravilla en el 99 por ciento de los casos», manifiesta la experta, que apostilla que «estamos muy cansados y emocionalmente se busca un motivo». Lo que aconseja es que no se relajen las medidas y que los mayores de 65 años, y sobre todo los que tienen enfermedades cardiovasculares, sean muy cuidadosos «con un virus que entra por rendijas» hasta que sean vacunados. «Deberían estar casi en una burbuja, porque incluso teniendo mucho cuidado, el virus se transmite», señala Adonina.

En lo que coincide la especialista con los otros expertos consultados por La Voz de Asturias es en la importante tarea de vigilancia epidemiológica que se realiza en nuestra comunidad autónoma. «El Laboratorio de Virología del HUCA es el mejor laboratorio de virología del país por cómo ha respondido, analizando y secuenciando el virus desde diciembre», manifiesta Adonina Tardón, que considera que se hizo «una detección temprana y correcta» pero que esta variante de la Covid-19 siguió el patrón que se produce en todas las mutaciones de «modificarse para poder continuar entre nosotros. Busca la capacidad de convivencia».

En su opinión el cierre de las residencias de mayores y el inicio de la vacunación cuando empezó la transmisión comunitaria sirvió para evitar que la población más vulnerable se contagiara de una cepa que ha acabado siendo dominante y que debido a su alta transmisibilidad ha provocado la mesetización de la curva.