El matrimonio propietario del establecimiento en Arenas de Cabrales se suma a una iniciativa piloto para disminuir la jornada laboral de sus trabajadores, manteniendo la productividad de su negocio
14 mar 2021 . Actualizado a las 18:38 h.No cabe duda de que 2020 ha sido un año repleto de cambios. Uno de los más notables fue en el ámbito laboral. Un sinfín de empleados en todo el mundo pasaron de trabajar en la oficina para hacerlo en casa. La transición al teletrabajo ha sido rápida y en la mayoría de los casos, eficaz. Un año antes, en 2019, en la sede de Microsoft en Japón, también probaron con algunos cambios. En este caso fue la reducción de la jornada laboral a cuatro días semanales, con grandes resultados. La multinacional aumentó su productividad en un 40%. Tanto la empresa como los trabajadores salieron ganando.
En esas está el Gobierno central y Más Madrid. El partido de Íñigo Errejón trabaja junto al Ministerio de Industria en apuntalar una propuesta, aún en versión beta, avalada por una financiación de 50 millones de euros para las empresas que adopten esta medida de reducción laboral. Como no podría ser de otra manera, varias empresas de toda España ya han contactado con los promotores de la iniciativa. Es el caso de Pilar Saiz y Jin Thomson, matrimonio propietario del Hotel Torrecerredo, en Arenas de Cabrales. «Estamos convencidos de que con ayuda y pilotaje podremos reducir a 32 horas semanales, repartidas en cuatro días, y seguir siendo productivos», asegura la propietaria.
Con más de 40 años de negocio a sus espaldas y nueve trabajadores en plantilla -siete más ellos dos- están convencidos de que esta propuesta puede salir adelante. «Hay muchos intereses fuera del trabajo, sin ir más lejos la conciliación. Afortunadamente todos tenemos otras cosas que hacer que no sea estar trabajando todo el día», explica Pilar Saiz, que ve todo como «una simple labor de planificación». La jornada laboral que tienen en el negocio atiende a 40 horas semanales, repartidas en cinco días, con dos consecutivos de descanso. «Puedo demostrar que se puede hacer de esta manera y tener una empresa con beneficios», afirma categóricamente la propietaria. «Mi equipo está muy contento con las 40 horas y ahora vamos a ir a muerte a por las 32», remata.
Objetivo: dignificar la profesión
Una de las razones por las que este matrimonio asturiano quiere tirarse de cabeza a por la reducción de jornada es «dignificar una profesión que es muy bonita», como lo es la hostelera. «Nos gustaría probar, luego si no funciona pues mala suerte», explica Saiz, sabedora de que tendrá que contratar a más personal para que las cuentas cuadren. Calcula que serán dos personas, de un perfil, que ya tiene decidido. «Serán mujeres con niños pequeños, para que tengan la posibilidad de conciliar de verdad», explica.
Otro de los objetivos por los que se han subido al barco pasa por «romper con las barreras y mitos de la tradición». Según explica la propietaria, «lamentablemente tengo que escuchar cosas como que la explotación es una tradición. La explotación es explotación, no hay otra». Aún en arenas movedizas y con un horizonte laboral por descubrir, pero quieren abanderar esta propuesta en Asturias. Sin embargo, lamentan que «la hostelería no es como una fábrica en la que tengas que hacer 45.000 tornillos al año para que salgan las cuentas». Por este motivo no las tienen todas consigo. «Todo esto suena genial y se materializaría si entramos en ese proyecto piloto», esperan Pilar Saiz y su marido, que ya vienen de vuelta.
«Habíamos escuchado que esta medida se había implantado en otros países con éxito y siempre nos quedó ese run-run en la cabeza. En el caso de nuestro negocio, en enero o febrero ya sabemos más o menos la gente que vamos a tener. Por eso, organizarse sabiendo el 60% de los clientes antes de marzo es mucho más fácil».