El epidemiólogo Daniel López-Acuña menciona, entre otros, que las estancias hospitalarias estén siendo más largas y que la transmisibilidad del virus sea mayor y dure más
10 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Desde el pasado 31 de enero las unidades de cuidados intensivos de Asturias no bajan del centenar del pacientes. En las últimas semanas de la segunda ola de la pandemia, llegaron a bajar de 60. Este es uno de los efectos de que la variante británica del coronavirus, la B.1.1.7, haya pasado a dominar en poco más de dos meses el escenario de los nuevos contagios en Asturias. «No sólo nos da una velocidad de transmisión del virus más intensificada, también está generando estancias hospitalarias más largas y que la transmisibilidad sea mayor y dure más días», explica el epidemiólogo y exdirectivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Daniel López-Acuña, que forma parte del comité asesor sobre la covid del Principado.
A los anteriores efectos que la variante británica, que ya supone más del 96% de los nuevos contagios en Asturias, añade que además ejerce una mayor presión asistencial e, directa e indirectamente por ello, produce una mayor letalidad. A la variante británica se achaca también el actual estancamiento de la incidencia no sólo en Asturias, sino también en otras comunidades autónomas y países europeos. En algunos como Francia e Italia ya se está observando el rebrote en la incidencia de covid-19 que se da por hecho que ocurrirá en el Principado tras esta situación de meseta.
«Esta variante nos rompe el precario equilibrio de la lucha contra el virus. De alguna manera supone un reforzamiento de la calidad infectiva, de transmisión y de velocidad de transmisión del virus. En el pulso que llevamos contra el virus nos doblega un poco el brazo», dice López-Acuña, que explica que esta variante no sólo alarga las estancias hospitalarias y en las UCIs, sino que también hace que las personas contagiadas tengan una capacidad de transmisión por más de días que los que estaban afectados por la variante inicial. Una circunstancia que incluso podría motivar que los aislamientos y las cuarentenas se amplíen porque, en opinión del exdirectivo de la OMS, «hay que pensarlos ya no para 10 días sino para 14».
Minimizar variables emergentes
El epidemiólogo también insiste en que vuelve a ser crucial mantener la guardia muy en alto en la vigilancia epidemiológica, el diagnóstico precoz y el aislamiento de personas, «pero sobre todo no relajar las medidas en estas semanas que vienen y especialmente en el periodo de Semana Santa». «Estamos enfrentándonos a este enemigo que muta, que se transforma y, cuanto más pronto logremos vacunar para proteger al mayor número de personas de la infección, más podremos hacer para minimizar el surgimiento de nuevas variables», apostilla López-Acuña. Y ahí se depende de las dosis disponibles de vacunas que envíen las farmacéuticas.
«Si en España no vamos más aprisa es porque no hay más dosis, la comunidad autónoma que más dosis por 100.000 habitantes está colocando es Asturias y si a Asturias se le ponen más dosis a disposición, iremos mucho más deprisa y lograremos más avances. Lo que más queremos es avanzar muy rápidamente en la vacunación», indica el epidemiólogo, que recuerda que hasta abril «no parece que podamos ir al ritmo que necesitamos». A partir de abril se prevé que el número de dosis se multiplique por cuatro en Asturias con el aumento de los envíos de Pfizer, Moderna y AstraZeneca, aparte de que se sumaría una cuarta vacuna de Johnson & Johnson y posiblemente se apruebe la rusa Sputnik V.
Una versión más eficiente del virus
«Pero definitivamente necesitamos más número de vacunas», reitera López Acuña, que recuerda que, de diciembre a la actualidad, la variante británica del SARS-CoV-2 se ha extendido con gran rapidez por toda Europa en particular. «En muchos países europeos pasó de ser una variante minoritaria a apropiarse del escenario. Es una variable más eficiente del virus: se transmite con más rapidez, es más contagiosa, se reproduce más rápido y fácilmente e incluso puede tener una mayor severidad y una mayor letalidad. Era de esperar que en la medida en que fuese entrando en los países se extendiese y acabara dominando el panorama y teniendo una enorme penetración», considera el epidemiológico.
«Por fortuna», añade, no ha ocurrido lo mismo con las variantes sudafricana y brasileña, o las que puedan ir surgiendo, «porque están más distantes, con lo que su llegada es menos propicia, y se han tomado medidas más tempranas para interrumpir su entrada». Con la británica, al encontrarse en las inmediaciones y estar extendiéndose por Europa, «era muy fácil que también se extendiera por España».
Cómo se está conteniendo en Reino Unido
López-Acuña, en todo caso, considera que «al principio no le dimos la importancia que se requería y fue infravalorada, pero la realidad es que se veía bien que esto iba a ocurrir». Por ello ahora también sigue siendo más importante si cabe que se continúe realizando la secuenciación genética de los contagios para entender cómo evoluciona la presencia de las diferentes variantes y tratar de contener las infecciones.
En Reino Unido, según recuerda, se tomaron medidas muy restrictivas, de confinamiento total, en los periodos navideño y posterior. «Eso ha ayudado a diminuir la incidencia, como también que se hizo una apuesta por vacunar muy rápidamente», indica López-Acuña, que matiza que Reino Unido logró hacer acopio de vacunas en mayor medida que el resto de países de la Unión Europea, en negociaciones en las que la UE ha denunciado el incumplimiento de las farmacéuticas respecto a las entregas previstas en los países miembros. Además, «han optado por poner una dosis y espaciar más la segunda para cubrir más población», indica, mostrándose contrario por considerar que «hay que completar los ciclos con el calendario originalmente estipulado».
