Las autoridades de posguerra enviaron a la institución asturiana 19 cuadros y 11 objetos valiosos de procedencia desconocida
09 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.No solo la Diputación de Asturias (y más tarde el Museo de Bellas Artes de Asturias) recibió parte del «botín de guerra» artístico tras las Guerra Civil, como publicó el pasado sábado en este periódico. Muchas de las obras incautadas por ambos bandos, pero en especial por el Gobierno de la República, fueron reunidas por el gobierno franquista justo al finalizar el conflicto, sobre todo en Madrid, y repartidas a continuación entre todo tipo de entidades públicas y privadas, a menudo al azar. Una de las afortunadas fue la Universidad de Oviedo.
A partir de 1936, en las zonas republicanas las autoridades se incautaron de obras de arte con objeto de preservarlas de los bombardeos y también de ponerlas a salvo del avance de las tropas franquistas. Un buen número salió de España; también de Asturias. Al terminar la guerra, muchas no fueron reclamadas por sus propietarios o no se les quiso devolver, según recoge el reciente libro Arte, Botín de guerra, del profesor Arturo Colorado (Editorial Cátedra, 2021). «Fueron miles de las piezas artísticas que fueron reubicadas, desplazadas y entregadas en depósito» desde el fin de la contienda hasta muchos años después.
El Sdpan, organismo creado por el nuevo gobierno, se dedicó, entonces, a repartir el patrimonio que claramente no pertenecía a un museo, como ocurría con las obras de El Prado o que no reclamaba nadie. Colorado ha investigado durante años el origen y destino de ese enorme tesoro, que empezó a diseminarse entre museos, organismos públicos, ayuntamientos o centro de enseñanza «e incluso domicilios particulares». Muchas obras fruto del expolio desaparecieron o fueron vendidas para beneficio de afines al régimen.
Para Colorado, «quizá lo más sorprendente -si es que todavía nos queda capacidad de asombrarnos en este tema- es que las entregas en depósito empezaron poco después de acabarse la guerra», ya desde el mes de julio de 1939. Colorado localizó un documento que contiene una relación de entregas en depósito desde el 12 de julio de 1939 hasta el 3 de febrero de 1942, un total de 46 expedientes entre los que se encuentra el de la Universidad de Oviedo. Fue uno de los nueve centros educativos en toda España a los que se trasladó obras.
El «expediente de devolución» numerado 2.180 de la Comisaría General del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional (el mencionado Sdpan), da a la Universidad en depósito lienzos extraídos de los almacenes del Museo del Prado y numerados del 1 al 19. Cada una de las obras contiene apenas una somera descripción de su apariencia, por ejemplo: «Retrato de una señora», «Cabeza de hombre con barba», «Retrato de Rey» o «Viejo y niño» y sus medidas, que oscilan entre pequeños lienzos de 20 x 18 centímetros hasta uno de gran tamaño bajo el epígrafe «Retrato de caballero», de 150 x 130 centímetros. No obstante, es indudable su valor artístico y económico. Acompañaba al expediente una fotografía numerada de cada pintura. Este lote fue tramitado el 10 de diciembre de 1941.
En la tercera y última página se adjunta un acta de 17 de diciembre de 1941, una semana después, en la que se lleva a la institución ovetense once objetos valiosos, dado que habían sido requisados durante la guerra, procedentes de la Comisaría General del Patrimonio Artístico. Tres relojes de bronce o alabastro, dos jarrones de porcelana, tres quinqués a juego (que figuran con una sola numeración) y otro más separado, un centro de porcelana azul y una figura de cerámica titulada La Bailaora, atribuido a «M. Benllver» (sic); es posible que se refiera a Mariano Bellver y Collanzos.
Respecto los lotes señalados, Arturo Colorado explica que «lo peculiar de esta entrega es que todas eran de origen desconocido o fruto de incautaciones que no tenían indicación de su procedencia cuando llegaron a manos de la JTA (el organismo republicano encargado de incautaciones): CNT, Asociación Socialista Madrileña, Dirección de Seguridad o el depósito de Comendadoras».
Un total de 53 actas de entrega fueron realizadas a organismos oficiales: los ministerios, el ejército, la Falange y el propio Franco, que se adjudicó numerosas obras que fueron a parar tanto al castillo de Viñuelas como al Pardo, según asegura el investigador. En orden decreciente de cantidades de entrega, vendrían la Iglesia (44 actas de entrega), los museos (36 actas, entre ellas, dos al llamado Museo Provincial de Oviedo, en realidad la Diputación), y los centros educativos: solo nueve actas, como se ha mencionado. Sin embargo, añade, «durante la posguerra y hasta principios de los cincuenta, las entregas en depósito continuaron».