Salud Pública calcula que se han evitado aproximadamente 250 muertes con la vacunación en centros de mayores
02 mar 2021 . Actualizado a las 16:49 h.Unos 65.000 asturianos contrajeron coronavirus durante el primer año de pandemia ya que, a los 43.051 casos diagnosticados hay que sumar los aproximadamente 20.000 que se calcula que contrajeron la infección pero, o bien no fueron detectados o fueron asintomáticos, según los cálculos trasladados hoy por el coordinador del Observatorio de Salud de Asturias, Mario Margolles.
Con motivo del año transcurrido desde que se diagnosticó el primer caso de coronavirus en Asturias, el 29 de febrero del pasado año, Margolles ha participado junto al director general de Salud Pública, Rafael Cofiño y al el jefe del Servicio de Vigilancia Epidemiológica, Ismael Huerta, en una rueda de prensa en la que han hecho balance de este periodo y de la situación actual.
Aunque Asturias se ha situado entre las cuatro comunidades con una menor incidencia, Cofiño ha destacado el «fuerte impacto de la mortalidad» ya que los 2.104 fallecidos a lo largo del año suponen que cinco de cada cien contagiados fallecieron.
No obstante, ha advertido de que, gracias a la vacunación que se inició el 27 de diciembre en las residencias de mayores de Asturias, se han evitado unas 253 muertes entre sus residentes, y que la mortalidad se irá reduciendo también entre los mayores de 80 años no institucionalizados.
La gran reducción de la mortalidad en geriátricos es una de las características de la tercera ola de la pandemia, según ha precisado Margolles, tras recordar que la primera fue la menos intensa y que en la segunda, en concreto en noviembre, se dio el mayor pico de intensidad.
En total, a lo largo de este año, el 54% de los que fueron diagnosticados, 20.866, fueron mujeres, un porcentaje muy similar al que se da entre los fallecidos (53%) y que puede deberse a que el rol principal de los cuidados corresponde al ámbito femenino.
Entre los contagiados, uno de cada seis terminó hospitalizado mientras que uno de cada 80 terminó en una unidad de críticos y uno de cada 20 terminó falleciendo, según Margolles, que ha incidido en que en la primera ola solo se detectaron 2.434 casos, que en la segunda se multiplicaron por diez (24.434) y que en la tercera, más aguda y con menos duración, las restricciones han propiciado que se bajase a unos 12.000.
La mayoría de los contagios detectados se dio en la franja de edad que va de los 40 a los 50 años, aunque la edad media se ha ido reduciendo a medida que se han sucedido las ondas pandémicas, y más de la mitad de ellos se concentraron en las áreas sanitarias de Gijón (12.727) y Oviedo (11.346).
Los años son también el mayor determinante a la hora de fallecer por la covid, por encima de las enfermedades crónicas, y la edad promedio se situó en los 84 años, en el caso de las mujeres, y en los 82, en el de los hombres, aunque se registraron decesos entre los 12 y los 105 años.
De hecho, el riesgo de fallecer entre quienes han contraído el coronavirus con 90 o más años es del 29% mientras que sólo es del 2% si los contagiados tienen entre 60 y 69 años, según Margolles, que ha asegurado que por el momento no se ha detectado en Asturias la presencia de la cepa sudafricana o brasileña, sólo de la británica, pero que también se cuenta con un nuevo procedimiento que permite detectar nuevas variantes de forma muy rápida.
En cuanto a la situación actual, Cofiño ha señalado que los municipios que más preocupan son los de la zona central, especialmente los de más de 30.000 habitantes y los situados en las cuencas mineras y que, aunque no se puede aventurar cuándo puede producirse la cuarta ola, sí que es preciso «no bajar la tensión».
Con los casos estabilizados durante la semana pasada, Cofiño ha insistido en que es preciso mantener las medidas de protección y disminuir la interacción social porque la bajada de la incidencia no es tan pronunciada como quisieran y la situación aún es muy complicada a nivel asistencial, cuestiones que, unidas a la alta mortalidad en Asturias, le han llevado también a descartar que se pueda plantear una apertura rápida.
Huerta, por otra parte, ha asegurado que «no es creíble» que el 2% de los brotes que se dan en Asturias tengan su origen en la hostelería y ha asegurado que la información de la que disponen apunta a que «está bastante por encima», informa Efe.