«Tengo contacto directo con los trabajadores y con los residentes. Hice lo que debía», asegura el administrador de la residencia geriátrica de Felechosa
02 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Continúa la polémica sobre el proceso de vacunación del covid-19. Una de las últimas en saltar ha sido la inoculación de Juanjo Pulgar, presidente del Montepío de la Minería Asturias. Recibió la primera dosis de Pfizer el pasado 30 de diciembre, tres días después de que la campaña de vacunación diera el pistoletazo de salida en España. No obstante, Pulgar también es, desde 2014, administrador de la residencia para mayores de Felechosa. «Tengo contacto directo con los trabajadores y con los residentes, y por lo tanto tengo que preservar su salud. Esa es la razón por la que fui al proceso de vacunación, como todos los demás. Hice lo que debía de hacer para proteger a los residentes», explica el gerente.
No obstante, Pulgar va más allá. Considera que «quien ha iniciado la polémica de mi vacunación no es ajeno al Montepío». Su teoría pasa porque «hay personas que en su momento estuvieron vinculadas a la dirección del Montepío y son las que están participando de una manera muy activa en esta polémica en las redes sociales». Asimismo, Pulgar afirma con certeza que «seguro que muchos de los que han generado esta polémica hubieran generado justo la contraria si no me hubiera vacunado y en la residencia hubiera un brote. Entonces la responsabilidad sería mía por no estar vacunado».
Según las indicaciones de la Consejería de Salud, descritas en una carta con fecha del 17 de diciembre de 2020, en uno de sus párrafos figura que «desde un criterio sanitario de prudencia y protección de la población de residentes incluimos a todas las personas que trabajan y prestan servicios en el centro, fueran sanitarios o no. Entendiendo por trabajador o trabajadora de la residencia a todas aquellas personas, que bien por cuenta propia o ajena, contratación directa o indirecta, por obligaciones legales, debieran de prestar sus servicios y por ende acudir a la residencia uno o más días a la semana y que pudieran estar en contacto directo con el resto de trabajadores y residentes, y que por tanto su vacunación supusiera salvaguardar la salud de los mismos en el marco de las instalaciones de la residencia sin poner en riesgo la de los residentes».
«Este párrafo está muy claro y resume todo muy bien. Las vacunas en una residencia persiguen la inmunidad colectiva. Por eso hay que vacunar a todo el que tiene una relación directa o contacto directo. Estamos dentro de lo correcto y de lo que la ley establece», asegura Juanjo Pulgar, tras la lectura de las anteriores líneas. «La carta del Sespa me genera la obligación moral de vacunarme porque tuve covid en marzo del año pasado», señala el administrador de la residencia geriátrica, que además subraya que su despacho se encuentra en el centro, al que acude varias veces a la semana, «incluso más a menudo durante la época de nevadas».
Inflexibilidad del Gobierno regional ante las irregularidades
En relación a la polémica de los políticos, dirigente y altos cargos que aprovechan su posición para colarse en las listas de vacunación, el consejero de Salud del Gobierno asturiano, Pablo Fernández, aseguró el jueves, tras la reunión del Consejo Interterritorial, que la campaña en Asturias estaba siendo «ejemplar a ojos de toda España». En esa misma reunión, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, pidió aplicar «medidas correctivas» a quienes se salten el orden marcado por el protocolo.
Por su parte, el presidente del Principado, Adrián Barbón, ha asegurado que el criterio seguido en Asturias para desarrollar el plan de vacunación de la covid-19 respondió a una interpretación «técnica» del Sespa del protocolo fijado por el Ministerio de Sanidad para poner en marcha ese proceso. Asimismo, el socialista ha considerado una «ofensa a los ciudadanos» que haya responsables políticos que se están vacunado cuando no es su turno y ha asegurado que esto no está pasando en el Gobierno asturiano. Con todo, ha indicado en varias ocasiones que si esto se llegara a producir habría un «cese fulminante».