Expertos del comité que asesora al Principado analizan las cifras a las que deberían bajar los indicadores clave
28 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.¿Qué escenario tendría que darse para que Asturias pudiera iniciar una desescalada? ¿Cuáles deberían ser las cifras de los indicadores que hoy por hoy sitúan a la comunidad autónoma en el nivel de alerta de contagio máximo? «Lo que tendríamos que tener fundamentalmente es un descenso de la incidencia y que alcancemos cifras por debajo de los 25 casos por 100.000 habitantes, en plena seguridad, que hoy están muy lejos», dice el epidemiólogo y exdirectivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) Daniel López Acuña, que forma parte del comité multidicisplinar de expertos que asesora al Gobierno del Principado en esta segunda ola de la pandemia de coronavirus.
1. Incidencia acumulada
López Acuña se refiere a la tasa de incidencia acumulada a 14 días, que es uno de los indicadores clave para controlar cómo evoluciona la curva de casos de la covid-19 y que en Asturias supera los 500 por 100.000 habitantes cuando a partir de 250 ya se considera riesgo extremo de contagio. «Las incidencias acumuladas nos indican si se está cortando la cadena de transmisión y se pueden valorar a 14 o a 7 días», indica el profesor de Patología Animal de la Universidad de Zaragoza Ignacio de Blas, que también forma parte del comité de expertos que analiza la evolución de la pandemia en Asturias.
De Blas explica que el Ministerio de Sanidad aplica la incidencia acumulada a 14 días cuando las notificaciones por parte de las comunidades autónomas se retrasan: «Asturias es de las puntuales. Se notifica prácticamente al día pero en septiembre en Madrid todavía se notificaron casos de mayo, así que se puede utilizar la de 7 días». La tasa de incidencia acumulada de coronavirus en Asturias a 7 días es de 250 casos por 100.000 habitantes. El nivel de riesgo extremo aparece con 125 casos.
«Ahora mismo el objetivo de ir a 25 casos me parece inasumible. Estamos hablando de bajar a 40 casos diarios y, en el caso de Asturias, estar por debajo de 100 sería un éxito, algo manejable y similar a lo que pasó en la primera ola cuando la comunidad fue modélica», considera De Blas, que también considera importante ver el mismo indicador en los mayores de 65 años, que se sitúa en Asturias en 295 casos por 100.000 habitantes. «Tendríamos que estar hablando de bajar por debajo de 85, de 100 para empezar a relajar medidas», explica De Blas.
«Si no hay incidencia entre la población general pero los contagios están concentrados en los mayores es desastroso, porque es la población con más riesgo de acabar hospitalizados y que fallezcan. Por eso es un indicador importante que hay mirar, aunque lo que vemos es que hay bastante circulación del virus en la gente joven y de forma asintomática, y eso complica bastante las cosas», añade.
2. Tasa de positividad
Otro indicador que López Acuña y De Blas consideran clave es la tasa de positividad a las PCRs. «Debería situarse en el 5% o menos, y todavía no estamos ahí«, recuerda el epidemiólogo. Tras llegar a alcanzar más del 10%, esa tasa en Asturias ha ido bajando a menos del 6% en algunas de estas últimas jornadas mientras en otras rondaba el 7%.
«Debe estar por debajo del 3% para que sea óptimo, por debajo del 5% es un éxito y Asturias ha llegado a estar en el 10%. Es un buen indicador: si buscas muchos y detectas pocos quiere decir que estás haciendo las cosas bien y, si los que encuentras además son asintomáticos, es que están haciendo las cosas muy bien», considera De Blas, que explica que la mayoría de las pruebas que se hacen en Asturias proceden del rastreo y del seguimiento de los casos de contactos estrechos.
«La curva no cae en picado pero ha empezado a bajar relativamente rápido en Asturias si se compara con otros países europeos. Entiendo que la gente esté preocupada porque pensará que en Asturias se ha estado mucho mejor, pero en Aragón cuando bajamos al 10% de positividad se celebra. La de Asturias anda por el 7% y eso que se le ha vuelto a coger la delantera al virus en el rastreo, algo que en otras comunidades no han conseguido», valora De Blas.
3. Presión asistencial
Un tercer indicador es la presión asistencial cuyo descenso, según López Acuña, vendría dado por el de los dos anteriores a partir de dos semanas. «En este momento lo que es esencial es bajar la incidencia, detectar los casos y aislar a los positivos de aquí a las navidades para tener el mayor margen de seguridad», considera, insistiendo en que el escenario ahora pasa por «seguir observando las tendencias epidemiológicas y actuar de manera muy contundente identificando con cribados focalizados, aislando positivos y atajando el contagio, pero también tenemos que ayudar todos reduciendo al máximo las interacciones sociales».
Según De Blas, también conocer qué porcentaje de camas está ocupado por pacientes covid, «pero sobre todo saber cuántas camas libres quedan porque eso hace que haya otras operaciones que se están posponiendo», es importante para plantearse una desescalada. «Asturias ha aguantado hasta hace unas semanas pero cuando se complica la situación tienes que empezar a desprogramar operaciones. El límite de UCI debe estar en el 43% en estos momentos y deberíamos estar por debajo de 25, para ser asumible», indica.
4. Responsabilidad individual
No es ningún indicador, pero la responsabilidad individual de la ciudadanía lógicamente también es determinante para que en Asturias se comience a plantear una desescalada en las medidas restrictivas. «La realidad es que está habiendo menos contagios de los que había hace unos días, pero sigue habiendo porque hay transmisión comunitaria. No estamos simplemente limitados a brotes aislados y mucha gente que es asintomática y que todavía no está diagnosticada va transmitiendo el virus y esto sigue teniendo una difusión en círculos concéntricos de transmisión», explica López Acuña.
«La única manera que vamos a tener de atajar la transmisión es mediante la identificación y el aislamiento de asintomáticos positivos y haciendo un rastreo muy exhaustivo de todos los contactos estrechos de los casos diagnosticados», insiste en ese sentido. El exdirectivo de la OMS también explica que lleva su tiempo conseguir que la curva descienda y, ya que no hay condiciones para atajar la transmisión de manera drástica mediante un confinamiento domiciliario lo más estricto posible, «hay que ir con el mayor número de restricciones que permitan evitar la propagación, además de que sigue siendo de vital importancia la responsabilidad en la conducta de todos».