Asturias: la comunidad donde más alcohol se consume, pero la que menos tratamientos de desintoxicación realiza
ASTURIAS
Solo 548 personas drogodependientes iniciaron tratamientos en el Principado y, de ellas, el 90% abandonó los programas sin alcanzar los objetivos terapéuticos
28 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.El problema y la preocupación por el consumo de drogas se mantiene en el tiempo. España sigue en la cabeza en el consumo de drogas en Europa. Al igual que Asturias, que supera la media nacional de consumo. La prevalencia de ingesta de sustancias se ha mantenido relativamente estable a lo largo de los últimos años en el país, según el último informe del Plan Nacional Sobre Drogas. Pero, sin embargo, los jóvenes cada vez comienzan a consumir, sobre todo alcohol, en edades más tempranas. Lo que puede derivar en personas adictas.
Alrededor de un tercio de la población adulta admite haber consumido en algún momento de su vida alguna droga, tanto legal como ilegal, en España. Entre ellas destaca el alcohol, que se sitúa en el primer puesto del ranking, seguido del tabaco y el cannabis. El 75,2% de los encuestados reconoce haber ingerido alcohol en el último año. A pesar de que se mantiene en «niveles altos», su consumo en la población de entre 15 y 64 años ha disminuido en los últimos años.
Asturias, por su parte, supera con creces esa media nacional. El 84,3% de los encuestados ha consumido alcohol en el último año. Y el 69% en los últimos treinta días. Una cifra muy preocupante, ya que sitúa a los asturianos a la cabeza de la ingesta de esta droga en España. Y, sobre todo, a edades tempranas. También se mantiene en el primer puesto en cuanto al consumo del tabaco, con un 42.1%.
Pero, sin embargo, en cuanto a la admisión en los tratamientos por consumo de sustancias psicoactivas, Asturias se sitúa al final de la tabla. En 2019, tan solo se registraron 583 admisiones a tratamiento por consumo de drogas y otras adicciones en el Sistema de Información sobre Drogas (SIDRO) del Principado de Asturias. De este total, 474 fueron hombres y 107 mujeres.
El Principado registra así una tasa de 57 personas a tratamiento por cada 100.000 habitantes. El perfil predominante son tanto varones como hembras de entre 25 y 45 años, que viven de forma independiente y están en situación de desempleo. Asimismo, el nivel de estudios es bajo. Las adicciones principales son el alcohol y la cocaína, aunque entre los menores el cannabis se consolida como la principal droga.
Además, si se tiene en cuenta el estado civil, la mitad de las personas admitidas a tratamiento no tiene pareja. Aquí, cabe destacar que el porcentaje de hombres es siempre mayor en las categorías sin responsabilidades familiares o con un entorno familiar de apoyo, como, por ejemplo, soltero o pareja estable. Mientras que en el caso de las mujeres lo sea en las de separada o divorciada y de viuda. Es decir, mayoritariamente estos individuos están en situaciones que presuponen la ausencia de apoyo por parte de una pareja.
Así, en cuanto a la convivencia, las diferencias entre sexos, estadísticamente significativas, son importantes en tres categorías: Únicamente con hijos, detenido y con padres o familia de origen. Una vez más se pone de manifiesto que en las categorías de menor apoyo familiar o mayor responsabilidad de cuidados de otros, el porcentaje de mujeres es mayor que el de hombres.
Si se tiene en cuenta la fuente de ingresos, una de cada cuatro personas admitidas a tratamiento tiene una nómina. A partir de ahí, el panorama es de una precariedad generalizada. La mayoría no tiene ingresos propios y vive gracias a la ayuda de familiares, amigos o conocidos. Además, a la hora iniciar el tratamiento, solo cuatro de cada diez lo hacen por iniciativa propia. Y la mayoría de ellos ya lo han recibido con anterioridad, casi en su totalidad por la misma droga que provocó el ingreso.
El entorno familiar es un factor fundamental a la hora de entrar en tratamiento, ya que las personas drogadictas si reciben el apoyo de sus seres queridos se sienten con más fuerza. Por tanto, es un elemento de protección, pero, también puede ser la causa del consumo de sustancias. En este sentido, hay una correlación entre las adicciones y la presencia de antecedes familiares con consumo. 6 de cada 10 consumen debido a dichos antecedentes.
De todas las personas que estaban en tratamientos, el 75% fueron altas por abandono voluntario. Además, si se tiene en cuenta las altas forzosas y el incumplimiento de objetivos, el 90% de las personas a tratamiento abandona los programas sin alcanzar los objetivos terapéuticos. Solo el 6,6% logró el objetivo final.
Por tanto, el éxito de los tratamientos depende en gran medida de la estado físico, psicológico y social de la persona en el momento de la admisión. Cuanto mayor sea este, mejor será el resultado alcanzado. Lo que sitúa a las mujeres en una situación de clara desventaja respecto a los hombres, ya que hay una serie de varias que influyen en el programa como, por ejemplo, la situación laboral, las responsabilidades familiares, los ingresos económicos, entre otras cosas.
Y a pesar de que hay un elevado número de proyectos y organizaciones que intentan ayudar a las personas a dejar a un lado las drogas, aún queda mucho por recorrer para acabar con esta problemática, que tiene un gran impacto social. Afecta a la vida de millones de ciudadanos en nuestro país. No solo genera vandalismo, crimen o accidentes de tráfico sino que también perjudica de forma indirecta a la gente que rodea a las personas adictas porque provoca la pérdida de las relaciones con la familia y el entorno.