Por qué los científicos recomiendan ventilar mucho los espacios cerrados

E. G. B. REDACCION

ASTURIAS

Pilar Canicoba

Una de las cinco reglas de oro ante la pandemia es precisamente evitar lugares concurridos, cerrados y ruidosos

14 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Cinco son las recomendaciones de los expertos para seguir adelante con nuestra vida cotidiana con la pandemia de coronavirus. Usar mascarillas en espacios públicos, mantener una distancia de dos metros con otras personas, evitar los lugares concurridos (entendiendo por ello con más de 5-10 personas), evitar en particular los espacios cerrados y llenos de gente y evitar en cualquier circunstancia espacios concurridos, cerrados y ruidosos en los que, para comunicarse, haya que gritar. Estos últimos serían, como dicen algunos expertos, los patios de recreo preferidos del coronavirus.

Desde que el pasado julio la Organización Mundial de la Salud (OMS) actualizó su información sobre la transmisión del SARS-CoV-2, se han intensificado las recomendaciones de evitar espacios cerrados y mal ventilados, sobre todo ahora que en algunas partes del mundo se acerca el invierno y el frío obliga a estar más tiempo en lugares interiores, ya sea por trabajo o por ocio.

En aquella actualización, la OMS recogía que se habían producido brotes de covid-19 en algunos espacios cerrados en los que las personas podían haber estado gritando, hablando o cantando. «En estos brotes no se puede descartar la transmisión de aerosoles y, en particular, en lugares interiores en los que hay aglomeración y espacios con ventilación inadecuada en los que las personas infectadas pasan largos periodos de tiempo con otras personas». Personas infectadas que probablemente son asintomáticas.

El SARS-CoV-2, el coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo severo, es altamente transmisible: pasa de un individuo a otro cuando la gente estornuda, tose, grita y habla. Es detectable como aerosol (en el aire) hasta un máximo de tres horas. Y la mitad de las infecciones secundarias están causadas por pacientes presintomáticos. El virus se transmite sobre todo a través de gotitas al estornudar, toser o cuando las personas interactúan entre sí durante algún tiempo a  menos de un metro de distancia entre ellas.

Estas gotas se pueden inhalar o pueden caer en superficies que luego son tocadas por otras personas, que se podrían infectar al tocarse la nariz, la boca o los ojos. Además, el virus se transmite por partículas de gotitas más pequeñas de lo que se había pensando en un principio. E incluso hay experiencias, por ejemplo en coros, que prueban esa transmisión por aerosoles.

Esto es importante porque hay estudios que demuestran que una gran parte de la propagación de la covid-19 se debe a la transmisión de aerosoles producidos por individuos asintomáticos cuando respiran y hablan. Y pueden permanecer en el aire interior, estancado y sin ventilar, durante horas. Dos medidas fundamentales ante esto son el uso de mascarillas y el aislamiento temprano de casos positivos asintomáticos. Hay estudios que, al analizar la dispersión de esas gotitas descubrieron que cuando se habla fuerte se emiten miles de ellas por segundo que permanecen en el aire minutos. Como al toser o al cantar.

De ahí que se insista en una ventilación adecuada de los espacios cerrados es la medida clave para evitar este tipo de transmisión de un virus que seguirá ahí, poniendo en riesgo vidas humanas, mientras no haya una vacuna segura y eficaz. Son diversos los estudios que, desde el inicio de la pandemia global, han ido acotando certezas científicas en torno al comportamiento del SARS-CoV-2. Y, entre los más recientes, se ha determinado que son factores de riesgo los contactos estrechos múltiples, el tiempo prolongado de las interacciones sociales y, de nuevo, la mala ventilación.

Sobre cómo ventilar espacios cerrados, los expertos recomiendan proporcionar una ventilación suficiente y eficaz, suministrando aire exterior limpio y minimizando la recirculación del aire, especialmente en edificios públicos, lugares de trabajo, centros escolares, hospitales y residencias de personas mayores. Abriendo ventanas y puertas siempre que sea posible.

Pero también recomiendan evitar las aglomeraciones especialmente en los edificios y el transporte públicos. El riesgo, y en esto coinciden las autoridades sanitarias de los países afectados en el mundo, es mayor cuanto más personas en lugares cerrados en los que no se puede guardar además la distancia de seguridad.