Un orientador, sobre la semipresencialidad: «Hay un gran riesgo de ahondar en la brecha social»

Carmen Liedo REDACCIÓN

ASTURIAS

Un alumno haciendo deberes en su casa durante el confinamiento
Un alumno haciendo deberes en su casa durante el confinamiento ANGEL MANSO

Luis Yagüez, docente en el IES Astures de Lugones, pone de relieve que no todas las familias están en las mismas condiciones para afrontar este modelo de enseñanza para el que, además, «los centros no están tecnológicamente preparados»

07 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La semipresencialidad, el modelo de enseñanza con el que se pretende salvar el curso escolar 2020-2021 ante la crisis sanitaria de la COVID-19, no convence a casi nadie en la comunidad educativa: equipos directivos, profesores, orientadores y padres han abogado desde que comenzaran las clases en secundaria por una educación presencial al cien por cien que suponga para los alumnos de los distintos institutos igualdad y equidad, algo que entienden que no se da ahora cuando en unos centros todos los estudiantes acuden a diario y en otros van en días alternos. Este sistema conlleva que más de la mitad del alumnado de secundaria tiene que realizar las tareas indicadas por los profesores en casa parte de la semana.

Para Luis Yagüez, orientador del IES Astures de Lugones, uno de los hándicaps de este sistema es que no todos los estudiantes podrán afrontarlo por igual partiendo de que «no todas las familias están en las mismas condiciones para afrontar la semipresencialidad», con lo que en su opinión, «hay un gran riesgo de ahondar en la brecha social» en tanto en cuento habrá familias «con más recursos, económicos, culturales o con los suficientes apoyos familiares», que podrán hacerle frente de mejor manera que aquellas familias «que no cuentan con la infraestructura técnica suficiente, con hogares reducidos y con jornadas laborales maratonianas en las que no van a poder ayudar y controlar a sus hijos».

Al margen de esto, Yagüez pone el acento en las diferencias de desarrollo y madurez de los estudiantes, y como el alumnado más preparado, con más recursos y más formado «está en mejores condiciones para afrontar la semipresencialidad» que aquellos que tienen más dificultades para estudiar. El orientador del Astures manifiesta que este modelo «se viene utilizando desde hace mucho tiempo en la enseñanza superior», pero entiende que el alumnado de la enseñanza secundaria, especialmente el de la obligatoria «no está suficientemente preparado para ello, y además es una fórmula que no permite desarrollar todas las competencias de manera satisfactoria».

En este sentido, pone de relieve que «la educación, no es sólo la mera trasmisión de conocimientos: es convivencia entre iguales, es interacción constante entre profesores y alumnos, es vivir la cultura de un centro educativo, y todo eso no puede sustituirse fácilmente», asegura el docente. Además de esos inconvenientes por los que manifiesta su desacuerdo con la semipresencialidad, Luis Yagüez añade que «actualmente los centros no están preparados tecnológicamente para ello». Según dice, «no es solo dotar de unas cuantas cámaras para transmitir las clases. Es necesario aumentar el ancho de banda de los centros educativos, actualizar la estructura de red, tiempo suficiente para que profesores y alumnos se formen, e incluso, adaptar y aclarar la normativa actual sobre protección de datos». 

Por esa razón, el orientador del instituto Astures considera que la falta de equidad no se va a ser solo entre el alumnado de centros con y sin presencialidad, sino también dentro de los propios centros que este año vayan a desarrollar el curso de forma semipresencial.

La prueba de la EBAU deberá adaptarse

Luis Yagüez reivindica dada la situación una prueba de la EBAU que tenga en cuenta la singularidad de este curso y no se pierda la perspectiva de que los alumnos que este curso escolar hacen segundo de bachillerato tienen varios hándicaps, como son «un menor número de horas lectivas que otros cursos, pues las clases se han reducido a 45 minutos; un curso escolar más corto de lo habitual (empezamos esta semana, cuando habitualmente llevarían ya dos semanas de curso), y además, acumulan el retraso del curso pasado, en el que las clases se vieron interrumpidas a mediados de marzo y no se pudo avanzar materia». Por todo ello, considera «evidente que la próxima prueba de EBAU deberá adaptarse». «El temario, ya de por sí amplísimo, no va a reducirse por lo que esperamos que se adapten los exámenes, como el curso pasado», señala el orientador del Astures, uno de los centros de la región que este año impartirá clases semipresenciales para los alumnos de tercero y cuarto de la ESO y primero de bachillerato. 

El caso es que Yagüez traslada que en este instituto concretamente «alternativas había» pese a que el centro efectivamente tiene un problema de espacios con las ratios y las distancias fijadas por las consejerías de Educación y Salud. «No disponemos de aulas suficientes en el centro para garantizar la enseñanza presencial, pero una alternativa posible hubiera sido (y todavía puede ser) utilizar espacios alternativos, bien el flamante pero desaprovechado centro polivalente que se encuentra a diez pasos de nuestro centro, bien mediante la instalación de barracones, como en su día se hizo en otros centros asturianos». Pero si algo tiene claro el docente del Astures es que «estas alternativas no dependen de nosotros, los profesores».