Científicos del Instituto de Investigación Sanitaria (IDIS) señalan que el foco del País Vasco fue el primero y el de Madrid muy extenso
18 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.El seguimiento de la llegada del coronavirus a Asturias a comienzos de marzo está muy tasado, el primer caso identificado fue el del escritor Luis Sepúlveda, llegado de un viaje a Portugal, y el primer brote relevante se dio en una comunidad de religiosos que afectó a un centro educativo: fue la chispa que llevó a cerrar los colegios pocos días antes de que se declarara el estado de alarma. Asturias recibió más tarde que otros territorios del país la llegada del virus y su sistema sanitario funcionó mejor pero el balance no deja de ser terrible con más de 300 fallecidos. Un estudio, desarrollado por científicos del Instituto de Investigación Sanitaria (IDIS) y publicado en la revista Zoological Research, ha desentrañado el linaje genético de las cepas del virus a su entrada en España y su extensión por las diferentes comunidades. Las conclusiones confirman con datos lo que apunta la intuición en el caso de Asturias, dos fuertes focos en el País Vasco y en Madrid que hicieron que la enfermedad se propagara con intensidad a lo largo de las primeras semanas de la primavera. Y ello se suma el papel de los denominados «supercontagiadores».
En la actualidad hay cinco linajes del virus en la península, pero no todos se reparten por igual. Así el estudio señala que «dentro de España, la distribución de los principales haplogrupos dista mucho de ser homogénea. Por ejemplo, el haplogrupo A2a5 representó el 88,2% de las muestras de Cataluña, pero solo el 16,6% de las del País Vasco, mientras que el haplogrupo B3a representó el 67,3% en el País Vasco, pero solo el 2,9% en Cataluña y el 4,8% en Navarra. Además, mientras que algunos haplogrupos, por ejemplo, A2a5, estaban muy dispersos en la Península Ibérica, otros estaban muy concentrados en una región en particular». Los mapas de calor includos en el informe destacan que la cepa con origen el País Vasco alcanzó en su extensión a Asturias y, sin embargo, es la que sale del foco de Madrid (con un probable origen en Italia) hasta el resto del estado la que llega con mayor intensidad a los contagios asturianos.
La investigación analiza 41.362 genomas, de los que 1.245 componen la muestra española. Se trata del mayor estudio global llevado a cabo hasta el momento en relación a la variabilidad genómica del SARS-CoV-2 y el primero que explora la variación genética de España, donde hay una alta prevalencia de la cepa B (el 39,3 %) y mayoritariamente representadas por la B3a y la B9. El segundo linaje con mayor incidencia es A2a5, que probablemente se originó en Italia, de donde proviene su antepasado evolutivo, A2a, la cepa más importante a nivel mundial y que habría llegado a España a principios de marzo para hacerse fuerte rápidamente en Madrid. Muchos de los linajes, ya sea los generados en España como los importados, pudieron ser exportados a otros países, como Inglaterra (B3a) o Sudamérica (B3a y A2a4, entre otras).
El estudio también analiza la presencia de una mutación, la D614G, que según algunos estudios le otorga al virus una mayor capacidad de transmisión. La presencia en los linajes presentes en España es del 56 %, que aunque parece alta, es la más baja de Europa, así que el artículo no apoya la hipótesis de que esta mutación tenga una implicación en la alta incidencia del covid-19 en España, sino que se decanta más por el papel de los conocidos como supercontagiadores. Los investigadores de la Universidad de Santiago Antonio Salas y Federico Martinón fueron los primeros en señalar la importancia de estos supercontagioadores en la difusisión de la pandemia, individuos responsables de entre un tercio y la mitad de todos los contagios registrados en todo el mundo, no porque hagan nada malo ni incumplan normas sociales, sino por una altísima capacidad de difundir el virus.
El rápido crecimiento de los contagios en ciudades concretas y el análisis evolutivo de los linajes viene a demostrar el rol fundamental de los supercontagiadores, apoyado por datos como la vida media de las cepas del virus, las tasas evolutivas, la localización geográfica y la cronología.
En este sentido, y en sus conclusiones, los autores destacan que España se vio gravemente afectada por la pandemia que sólo «fue controlada durante su primera ola epidémica después de la intervención que involucró severas medidas sociales preventivas. En este estudio mostramos que el COVID-19 en España no se puede explicar por la única introducción del virus en el país, sino por al menos 34 eventos independientes».