Una investigación liderada por un asturiano le da la vuelta a la historia de los océanos

E. G. B. REDACCION

ASTURIAS

El científico asturiano Mario Lebrato, durante una de las expediciones
El científico asturiano Mario Lebrato, durante una de las expediciones

El descubrimiento, que revela que la composición del agua del mar no es tan estable como se creía, «ayudará a replantearse el modo en el que se interpretan los océanos en muchas disciplinas científicas», explica Mario Lebrato

31 ago 2020 . Actualizado a las 16:42 h.

Hasta ahora se creía que la composición del agua de mar era muy estable y solo cambiaba en escalas de tiempo de millones de años. Esta creencia, que se denomina el principio de proporciones constantes o de Marcet, era hasta ahora un doga básico en la comprensión de la química de los mares prehistóricos y modernos. Sin embargo, una investigación liderada por el científico asturiano Mariano Lebrato ha demostrado que la variación en el océano moderno no es tan estable como se creía y se estudiaba en los libros de texto. Un descubrimiento que reescribe la historia del agua de los océanos y que obligará a replantearse el modo en el que se interpretan muchas disciplinas científicas.

El estudio, que ha sido publicado en la prestigiosa revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences de Estados Unidos (PNAS), es fruto de nueve años de investigación en los que se llevaron a cabo 79 expediciones en todos los ecosistemas marinos del mundo, llegando hasta los seis kilómetros de profundidad y tomando más de 1.100 muestras. El equipo encabezado por Lebrato, director general y científico jefe del proyecto desde la estación marina del Bazaruto Center for Scientific Studies (Mozambique), estaba formado por integrantes de más de 10 países.

Para entender la relevancia del descubrimiento, hay que tener en cuenta que la composición del agua de mar está dominada por los elementos químicos magnesio, calcio y estroncio, aparte del sodio y el cloro, que son fundamentales para el desarrollo de la vida. Las relaciones entre el magnesio, el calcio y el estroncio se utilizan en ciencias marinas en forma de proporciones que variaban en esas escalas de tiempo de millones de años, con una fuerte dependencia respecto al medio ambiente y a los organismos marinos.

Hasta ahora no se había cuestionado ese principio de Marcet, que indica que los cambios en la composición tardaban millones de años en producirse, pero el nuevo estudio concluye que las variaciones de magnesio, calcio y estroncio en los océanos actuales equivalen a las reconstrucciones e incrementos de los últimos 20 millones de años (periodo Neógeno) en la Tierra. «Esto indica que estos elementos no son todo lo estable que se pensaba y es una gran novedad para la ciencia, después de más de 100 años de asumir un concepto escrito en los libros de texto al encontrar lo contrario en el mar -valora Lebrato-. Esto va a complicar las cosas de cara a los estudios que necesitan de condiciones constantes en los mares para por ejemplo predecir el clima y los cambios a nivel global».

Los resultados de la investigación, añade, son todo un desafío para los físicos y químicos marinos de todo el mundo. «Los avances científicos son así. Los descubrimientos del estudio necesariamente van a ayudar a replantearse el modo en el que se interpretan los océanos en muchas disciplinas científicas, ya que el dogma de las proporciones constantes en el agua de mar queda roto a partir de ahora». 

«El descubrimiento afecta a los estudios del pasado, que estudian paleotemperatura y cómo fue la reconstrucción de la temperatura en el pasado. Esos estudios necesitan estos ratios y proporciones estables/constantes para sus reconstrucciones», dice. Esas reconstrucciones del pasado necesitan de la estabilidad química por cómo se calculan, por ello, a partir de este hallazgo, «los científicos tendrán que hacer ajustes y correcciones para la variabilidad que se observa en el presente, que pudo ser similar en el rango a la del pasado».

Lebrato trabaja en la actualidad en la estación científica Bazaruto Center for Scientific Studies (BCSS), en aguas del Parque Nacional del Archipiélago de Bazaruto (Mozambique), creando junto al gobierno y la organización Kisawa el primer Observatorio Marino del Océano Indico. Este observatorio, desde el que se monitoriza esta parte del Océano Indico durante todo el año, ha contribuido al estudio publicado en PNAS con muestras de agua muy importantes de varios ecosistemas como arrecifes de coral, praderas de hierbas marinas, mar abierto, y manglares.

A través de esa monitorización, que funciona las 24 horas del día durante los 365 días del año, se pueden  estudiar problemas como el cambio climático, la acidificación de los océanos, la contaminación del agua por el ser humano, cambios en los animales y en especies críticas para la biodiversidad, así como ayuda a la protección del ecosistema y de animales en peligro de extinción.