El municipio, incrustado en un parque natural, ha ganado habitantes durante la crisis del coronavirus y espera atraer más con la apertura de la escuela infantil
03 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Las noticias sobre el invierno demográfico, la despoblación, el envejecimiento, el saldo negativo arrastrado por décadas entre nacimientos y muertes han sido una constante en las páginas de información sobre Asturias en los últimos años, y de una manera agravada además respecto a otros territorios y con mayor incidencia en las áreas rurales. Sin embargo, en una esquina suroriental de Asturias, rozando en el horizonte los Picos de Europa, se ha abierto un rayo de esperanza para la repoblación y además en los momentos más crudos de una terrible crisis sanitaria que azotaba el mundo entero. La pandemia llevó a muchas personas a replantearse si su ocupación podía desarrollarse por medios telemáticos, mediante el teletrabajo y además también, no fueron pocos los que en los días más duros del confinamiento comenzaron a pensar lo distinto que sería pasar las restricciones en un pueblo con más facilidades para hallar el ansiado aire libre. Y muchos de esos requisitos los cumple Ponga, el pequeño concejo de apenas 500 habitantes que en medio de la pandemia ha ganado cinco más, uno de ellos un niño (y eso es especialmente valioso) y que además espera poder aumentar esa cifra a corto plazo.
A Ponga han llegado de manera reciente cinco nuevos habitantes: una pareja joven, formada por Diego Silva Bilbao y Adela Mones Bayo junto a su pequeño Xoel, y dos personas más, un locutor de radio y otro hombre que encontró en el paraje de Ponga un buen lugar para continuar su labor mediante el teletrabajo. El secreto del concejo pasa por dos puntos clave, una página web, promovida desde el Ayuntamiento, en la que se han coordinado de forma eficaz la oferta de viviendas y trabajo a todo aquel interesado en instalarse en el concejo y también la expectativa cercana de abrir una escuela de 0 a 3 años que ofrezca posibilidades de conciliación a papás y mamás que piense iniciar allí una nueva vida.
«Ya teníamos la idea el año pasado de gestionar el tema de la escuela de 0 a 3 para movernos un poco más, pero lo que al final nos dio más alas fue el asunto de la pandemia porque se vio que en zonas rurales se necesitaba mucho menos para vivir, un facilidad por cuestiones económicas y otra cosa que teníamos la ventaja de que por esa idea de la lejanía, parecía que teníamos más escudo de cara a la pandemia y a posibles contagios», explicó la alcaldesa de Ponga, Marta Alonso. Desde el ayuntamiento se puso en marcha la web Vivirenponga, por una parte con el prósito de unificar las ofertas de viviendas y ofrecer un escaparate de los servicios del concejo para los interesado en llegar; por otra parte por una cuestión de posicionamiento en el peculiar mundo de internet porque a pocos de le escapan que Ponga coincide con la conjugación del verbo poner y, en muchas ocasiones, los buscadores terminaban por marcar en el término municipal ubicaciones equivocadas y viviendas que realmente no se encontraban allí.
Y funcionó. Cinco personas acudieron y se instalaron durante la pandemia y no dejan de llegar interesados. «Hoy mismo (por el jueves) me vino un chaval al Ayuntamiento que tuvo que parar sus planes por el tema de la pandemia pero que tiene la firme intención de montar un negocio de ferrería, tiene todos los artilugios y lo que está buscando es un local en el que ponerse a hacerlo. O sea, que hay previsión de que pueda haber más gente que se traslade y también hay gente que aprovechando el verano se ha trasladado a segundas viviendas y están buscando trabajo de tal modo que si lo consiguen se queden también a vivir aquí», destacó la alcaldesa.
Ponga tiene en la actualidad una escuela rural con diez niños, para el ciclo de tres a dos años. Es un centro con posibilidad de desglose y ganar un aula más si fuera necesario. Los chavales que llegan a Secundaria y Bachillerato tienen autobús gratuito hasta Cangas de Onís, donde está el instituto. Queda por cubrir el tramo de 0 a 3 años, uno muy necesario para los padres más jòvenes y para atraer a la población más apreciada en las zonas envejecidas, a los niños más pequeños. «La idea es iniciar los trabajos para la escuela de 0 a 3 años esta misma semana, es necesaria para nosotros porque normalmente además es el tramo más complicado de cara a que haya gente que se pueda quedar con los bebés», señaló la alcaldesa. Todo ello, con la expectativa de que la misma apertura de la escuela infantil pueda abrir aún más el abanico de población «nos está llamando gente que quiere presentarse al proceso de selección para esa escuela, la mayor parte de ellas son mujeres y son madres que si conseguen ese puesto de trabajo también vendrían con sus hijos a Ponga».
Hace falta una tienda en Ponga, es una de las cosas que más se echaron de menos en los días del confinamiento, porque hay un camión diario que lleva alimentos pero «si a las cuatro de la tarde necesitas un paquete de sal o de azúcar no lo puedes conseguir», destaca Marta Alonso quien llamó también a tener en cuenta que no sólo el concejo ofrece ventajas para el teletrabajo sino que varias ocupaciones y servicios de autónomos podrían prestar su labor a la comarca entera con Ponga como base.
Si tuviera que vender el concejo a posible nuevo habitante, la alcaldesa asegura que «es una zona en la que la naturaleza, el paisaje y el paisanaje te permiten tener un cierta tranquilidad y una vida bastante saludable. Y a nivel económico es bastante asequible, con pocos recursos se vive y además no es lo mismo trabajar con un teletrabajo en una zona que esté más masificada que una zona que te permita que cuando tú acabes tu teletrabajo, cierres tu ordenador y salgas a la puerta de casa, tengas un bosque al lado. Quizá haya quien piense que hay pocos servicios por tener poca población pero sí los tiene para una familia que se quiera instalar con niños y niñas».