El Principado publica las plantillas orgánicas negociadas antes de la pandemia y que implican un pequeño incremento. Los sindicatos señalan que el «meollo» está en las plazas reales que la administración sacará este verano
16 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.La plantilla orgánica docente del Principado, es decir, el número de funcionarios que se asignan a los colegios e institutos públicos, estará compuesta el próximo curso por 9.328 profesores y maestros. Así lo recoge la resolución que acaba de publicar el Boletín oficial del Principado (BOPA). Esta es la estructura que la Administración asturiana sacó adelante con la oposición de los sindicatos, que supone un ligero incremento con respecto a la del actual curso pero que no cubre, ni de lejos, la cifra que de verdad necesitan los centros para funcionar. A ese número hay que sumar todos los interinos a los que se asignará plaza este verano. ¿Cuántos profesores necesitará Asturias en la era postcoronavirus? Eso es algo que todavía no ha desvelado la Consejería de Educación, que sigue sin despejar la incógnita de cómo será el próximo curso. Si bajan los ratios de alumnos por aula, la convocatoria de julio puede ser masiva. Esto es algo que podría comenzar a verse esta misma semana, en la que el Gobierno ha citado a los sindicatos.
La publicación en el BOPA de la plantilla cumple con un trámite burocrático pero nada tiene que ver con las necesidades generadas por el coronavirus, más allá de que se oficializa meses después de lo habitual. Esta estructura se negoció en enero -la fecha que aparece en la resolución se remonta al 25 de febrero- y es casi idéntica a la que inicialmente había presentado la propia consejería. Apenas se atendieron algunas alegaciones presentadas por las direcciones y defendidas por las organizaciones sindicales en la mesa de negociación. ANPE denunció en su día que Educación rechazaba sistemáticamente las alegaciones de los equipos directivos, que son los verdaderos conocedores de las necesidades de los colegios e institutos, que reclaman la inclusión de más plazas. También criticó que se estén incumpliendo los acuerdos, básicamente en Infantil y Primaria. Ya entonces CCOO aseguraba que eran unas plantillas que no respondían a la realidad de los centros, al incluir únicamente el 75% de las plazas reales que existen en los centros. Hoy, con la epidemia del coronavirus, esa afirmación gana incluso más relevancia. A UGT tampoco le salen las cuentas. Teme que la tasa de interinidad se dispare.
La propia Consejería de Educación ha explicado que la plantilla se oficializa ahora como consecuencia del retraso producido por la suspensión de plazos generada por el estado de alarma pero también por la necesidad de determinar las vacantes para el proceso de adjudicación del personal docente interino, proceso que se realizará durante el mes de julio. Acaba de resolverse un concurso de traslados importante para el proceso.
Así que la plantilla orgánica de los colegios en Asturias será en septiembre de 9.328 docentes. Pero ahora hay que saber cómo será lo que técnicamente se denomina «necesidades autorizadas de profesorado» o, lo que es lo mismo, el número de profesores que realmente se necesitan para abrir las aulas en la vuelta al cole y que se cubren con interinos. El verano pasado salieron 1.173 plazas para el cuerpo de maestros y 1.832 para profesorado de Secundaria, Formación Profesional y otras enseñanzas. En total, otros 3.000 más. ¿Serán suficientes para el próximo curso?
Un total de 3.000 plazas eventuales frente a 9.328 orgánicas representa una interinidad superior al 30%. Si hay que contratar a más profesionales, entonces se acerca peligrosamente al 40%. Cuatro de cada diez profesionales en las aulas no tendría estabilidad. Este año se sabrá pronto. Al no haber oposiciones, Educación puede adelantar un mes la convocatoria y resolverla en julio.
No obstante, en la ecuación de las necesidades reales, ahora el coronavirus tiene un peso específico. La reducción de ratios es una de las opciones sobre la mesa. La posibilidad de compaginar formación presencial y telemática, también. Hay otras opciones más. En el instituto de La Corredoria, uno de los centros que siempre se usa como ejemplo de saturación, ya se estaban planteando antes de la epidemia la posibilidad de establecer turnos de mañana y tarde en los últimos cursos, para los alumnos mayores, con la finalidad de optimizar cada metro cuadrado de las instalaciones. Cualquiera de estas soluciones implicaría más docentes.
«Profesores hay de sobra para cubrir las necesidades. Lo que pasa es que la administración tiene que contratarlos», explica José Rubio, de ANPE. Borja Lorente, secretario general del área de Enseñanza de CCOO, insiste en que el «meollo» de la cuestión estará en la convocatoria de interinos del verano y en que es necesario que la administración desvele de una vez por todas qué planifica para el próximo curso.
Otra cosa será el espacio y cómo se gestionarán centros masificados. Nuevamente, La Corredoria se convierte en el paradigma. Un instituto al límite máximo de su capacidad, en el que se ha hablado de establecer circuitos en los pasillos para favorecer la circulación del alumnado, ¿cómo va a hacer grupos más pequeños?