De cómo el «efecto Revilla» frenó la apertura a la circulación en el norte

ASTURIAS

El rebrote en dos hospitales vascos y las diferencias sobre anticipar el fin del Estado de Alarma frenaron la circulación en la cornisa, limitada ya a territorios limítrofes

12 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La visión más optimista para la reapertura de fronteras entre las comunidades del norte de la cornisa cantánbrica, lanzada a finales de mayo por el presidente asturiano Adrián Barbón, y que se extendía desde Galicia a Navarra pasando por el Principado, Cantabria y País Vasco, fue menguando a lo largo de las semanas, primero con una limitación sólo para los territorios limítrofes y, finalmente, en la víspera de que se hiciera la solicitud oficial para permitir la circulación, con una interrupción brusca en la que tuvieron su peso las diferencias entre loos gobiernos autonómicos sobre el grado de desescalada, pero sobre todo, por el rebrote de dos hospitales vascos: el de Basurto en Bilbao y Txagorritxu de Vitoria que hicieron caer como una fila de fichas de dominó las propuestas de las comunidades.

En todo ello tuvo que ver, y mucho, la ubicación de cada una de las comunidades y la situación de las dos centrales, Asturias y Cantabria, supuso un límite ineludible a los extremos. Si no no hay apertura a Asturias, Galicia no puede comunicar con nadie más, si no la hay en Cantabria, tampoco puede hacerlo Euskadi. Tras el término de la última conferencia de presidentes celebrada el pasado domingo, la mayoría de los dirigentes parecía tener clara la apuesta por la repartura, aunque con matices. El lehendakari Íñigo Urkullu acariciaba la idea de permitir la circulación desde el próximo lunes a Cantabria y a Navarra. El paso al oeste era singularmente atractivo para las dos comunidades; el presidente cántabro Miguel Ángel Revilla no se refirió en este proceso tanto a Asturias como al País Vasco, fundamental según sus propias palabras, para «salvar el veraneo» de su territorio. El área fronteriza con Bilbao, desde Castro Urdiales, no es sólo una zona principal de segundas residencias para muchos vascos, el flujo laboral entre ambas comarcas también es muy intenso.

Pero las noticias de mediados de semana comenzaron a oscurecer los pronósticos. Este jueves dos rebrotes en los hospitales de Basurto en Bilbao y Txagorritxu de Vitoria dejaban un saldo de tres muertos y 36 nuevos contagios. Por la mañana, Revilla comparecía para explicar que los informes de su consejería de Sanidad desconsejaban la apertura de la circulación con el País Vasco. De rebote caía también la apertura con Asturias.

El Principado pensaba aprobar en el Consejo de Gobierno de este jueves la solicitud formal al Ejecutivo central, que es quien aún tiene la competencia para autorizarlo, la conexión con Galicia y Cantabria. Pero antes de que se cerrara la posibilidad de la circulación hacia el este, las diferencias con Galicia también habían hecho comenzar a dar pasos atrás en Oviedo.

Barbón resaltó ya el domingo que Asturias agotaría las dos semanas de la fase 3; aunque el Gobierno central ya deje a las comunidades en este último periodo de desescalada optar por pedir de forma anticipada el fin del Estado de Alarma en su territorio, el Gobierno asturiano optó desde el primer momento por la cautela. No sólo no adelantaría el fin de las restricciones, sino que mantendría algunas, y en el decreto autonómico se mantuvo el veto a la apertura de discotecas y ocio nocturno así como un límite a las reuniones de 15 y no 20 personas, como ya se podría. Barbón incidió en varias ocasiones en que el envejecimiento de la población asturiana (con un amplísimo porcentaje de mayores de 65 años) hacía que la comunidad fuera especialmente «vulnerable» a un rebrote. Y lo cierto es que, aunque pequeños y controlados, Asturias ha sufrido tres recientes en tres residencias de Gijón, Oviedo y Candás.

Pero en Galicia, Alberto Núñez Feijoo señaló de forma explícita que pretendía levantar el Estado de Alarma el mismo día que se solicitaría la repartura de la movilidad con Asturias, el próximo lunes. Aunque la situación epidemiológica de Galicia es muy similar a la asturiana, las diferencias de movilidad serían amplias, se podría viajar de Asturias a discotecas de Galicia, a bares por la noche, se podría ir a centros comerciales ya en plena «nueva normalidad» mientras que en el Principado todas estas actividades seguían restringidas.   

Al final Asturias dio un paso atrás. En sus explicaciones, la portavoz del gobierno Melania Álvarez apuntó que «los brotes del País Vasco han aconsejado extremar las precauciones. Hoy mismo, el Gobierno de Cantabria ha anunciado que renuncia a permitir la movilidad. Quedaría, por tanto, sólo la opción de Galicia, pero en este caso se plantea otro problema: el gobierno gallego es partidario de levantar el estado de alarma, mientras que el Principado defiende que se mantenga hasta el final. Además, Navarra también ha anunciado que no permitirá la movilidad, una decisión que al parecer compartirá el gobierno de Aragón. Ante estas circunstancias, el Consejo de Gobierno ha decidido que no solicitará la autorización de la movilidad con las comunidades fronterizas. Insistimos en que el criterio básico ha sido la defensa de la salud pública».

El cierre de la puerta asturiana dejaba a Galicia en la práctica sin reconexión posible. El Principado es la comunidad limítrofe que se encuentra en la misma fase de la desescalada, la tres, ya que Castilla y León aún permanece en la dos y con una tasa de contagios más elevada que en Asturias o Galicia.

Con todo, Feijoo manifestó comprender las razones de Asturias. «Es una decisión que comparto y comprendo porque es un poco complicado no abrir a oriente y sí a occidente», pero el presidente gallego añadió que de hecho, el próximo 21 de junio se levantará el Estado de Alarma y será posible la movilidad entre todos los territorios del Estado, sea cual sea su situación, e indicó que es algo que le preocupaba y que ponía de manifiesto, a su juicio, un mal diseño del propio Estado de Alarma.

Aunque en el discurso político predomina la condena a la dicotomía entre salud y economía, lo cierto es que las presiones de los sectores más afectados por el confinamiento, el turismo y la hostelería, se hacen notar con más fuerza en cada fase de la desescalada. El próximo 21 de junio no habrá manera de impedir un viaje de una punta a otra de la península ibérica, pero los informe serológicos pintan un panorama muy desigual entre territorios, y las tasas de contagio de Asturias son minúsculas a lado de las de las comunidades más afectadas, especialmente Madrid.

También hay prisa por la apertura en Europa. La Comisión Europea pidió este jueves a los Estados miembros que abran de nuevo el paso en sus fronteras interiores a más tardar el próximo día 15, lunes, dos semanas antes de lo que planea España, de modo que la reapertura de la exterior para permitir la entrada de turistas de terceros países en donde la situación epidemiológica esté controlada sea posible ya desde el 1 de julio. El consenso entre los socios de la UE era reiniciar progresivamente la desescalada en el cierre de fronteras dentro del espacio Schengen, de modo que la libre circulación entre el espacio común funcionara con normalidad antes de pasar a la segunda fase de abrir el bloque a países terceros. Bruselas considera que la primera parte de esta relajación de medidas se está cumpliendo ya en la mayoría de Estados miembro, por lo que pide «con firmeza» a los países que no lo han hecho aún a «concluir el proceso de levantar las restricciones a la libre circulación y retirar los controles interiores dentro de la UE antes del 15 de junio».