Las limitaciones de aforo provocan que en las principales localidades de la región se vea a clientes esperando para ser atendidos en diversos tipos de negocios
27 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.La nueva etapa en la que se adentra España exige una dosis extra de paciencia. El coronavirus ha cambiado radicalmente los comportamientos sociales y, aunque las regiones más avanzadas -como Asturias- todavía están a la mitad en el proceso de desescalada, hay algunos elementos que ya han llegado para quedarse. El más llamativo es el uso de la mascarilla, obligatoria salvo para casos excepcionales. Pero hay muchos más, como la distancia de seguridad entre ciudadanos, la apuesta por la peatonalización de las ciudades o la limitación horaria para realizar determinadas actividades. Además, desde la entrada en la fase 2 en el Principado se ha puesto de manifiesto otro cambio significativo: las largas colas para ser atendidos en los establecimientos se han generalizado. Supermercados, bancos, oficinas de correos, terrazas, centros comerciales, hamburgueserías... todas tienen limitación de aforo y la obligación de guardar la distancia de seguridad.Por ello, ante la creciente demanda, los clientes tienen que esperar en la calle para ser atendidos.
La llegada de la fase 2 a Asturias, el pasado lunes 25 de mayo, aceleró la formación de esas colas, pero el proceso viene de antes. El primer negocio en el que fue necesario esperar para poder comprar fue en los supermercados. Eran los primeros momentos del confinamiento, y ante el temor al desabastecimiento -aunque el Gobierno aseguró desde el principio que el suministro estaba garantizado-, los españoles arrasaron los estantes de las principales cadenas. El Ejecutivo impuso la necesidad de guardar una distancia de seguridad de 1,5 metros, motivo por el que la imagen de clientes esperando en la puerta se generalizó en todo el país.
A partir de ahí, las diferentes provincias han seguido diferentes ritmos de desescalada. Con la llegada de la fase 1, en Asturias comenzaron a verse colas en bancos, en terrazas -fundamentalmente porque en un principio no fueron muchas las que abrieron en las principales localidades y porque el número de mesas que se podían usar estaba limitado- y en pequeños comercios. Llamativas también fueron las colas en coche para recoger los pedidos en una conocida cadena de hamburguesas.
Ya en fase 2, las colas son la tónica habitual en negocios de todo tipo. Una de las más largas es la que se vio el lunes y el martes en la oficina de Correos de la calle Alonso de Quintanilla del centro de Oviedo. Los usuarios que querían acceder a la oficina subían hasta la parte de arriba de la calle e incluso llegaban al Teatro Campoamor .
Pero esa espera para poder ser atendido no es una excepción de Correos. Las colas también se vieron en la apertura de los principales centros comerciales de la región o en algunos establecimientos del centro de las ciudades. Un ejemplo es la oficina de Liberbank en la plaza de la Escandalera de Oviedo o la confitería Rialto en la calle San Francisco de la capital.
El fenómeno no es exclusivo del centro de las localidades, ya que los pequeños negocios de los barrios también tienen colas. Con la superación de etapas en la desescalada las limitaciones de aforo se irán limitando y eso generará un descenso en la espera. Sin embargo, parece que los ciudadanos deberán seguir manteniendo la distancia social hasta que se encuentre una vacuna o un medicamento efectivo contra el coronavirus. Por tanto, y a pesar de las molestias y la impaciencia que puedan causar, todo hace indicar que las colas han llegado para quedarse.