Un signo positivo en la pandemia: las reservas en las casas rurales de Asturias se empiezan a mover

MARÍA DÍAZ OVIEDO

ASTURIAS

Cascada Xurbeo, en el concejo de Aller
Cascada Xurbeo, en el concejo de Aller Juan de Turi / Turismo de Asturias

Las casas y alojamientos turísticos ya tienen reservas para julio y agosto de familias que buscan pasar las vacaciones alejados de aglomeraciones tras la crisis sanitaria del coronavirus

16 may 2020 . Actualizado a las 09:40 h.

Una casa rural en un pueblo libre de coronavirus. ¿Puede ser la opción elegida por el turismo familiar este próximo verano? Pues parece que sí, que el verde de Asturias, la naturaleza, el paisaje y el aire fresco, unido al resultado del estudio de seroprevalencia en el que solo uno de cada cien asturianos está contagiado, un porcentaje muy inferior a la media nacional (5%), son factores que pueden estar influyendo a la hora de elegir el destino de las vacaciones. «Se está notando que se empiezan a hacer reservas para julio y agosto», afirma Ana Soberón, del Clúster de Turismo Rural. La declaración del estado de alarma provocó que se realizasen muchas cancelaciones que, ahora, con el inicio de la desescalada «hay clientes que las están retomando para julio». 

«Algo se mueve, especialmente, clientes de siempre, que ya nos conocen y que deciden reservar para pasar estas vacaciones de verano», indica Adriano Berdasco, de la Federación Asturiana de Turismo Rural. Entre estos clientes se encuentran también aquellos que no pudieron disfrutar de la casa rural en Semana Santa como tenían previsto y que ahora vuelven a pedir habitación para pasar unos días de asueto en verano.

Con la cautela que exige el coronavirus por el temor al rebrote, Ana Soberón admite que si se sigue a este ritmo el futuro ya no se presenta tan negro como lo hacía en marzo y se empieza a vislumbrar que «el verano igual se puede salvar». Explica que la quincena más floja es la primera de julio. Las peticiones de reserva vienen todas de gente de fuera del Principado, por lo que juega un papel muy importante la fase de desescalada en la que se encuentre y, en este caso, es vital la situación de la Comunidad de Madrid. Dado que el mayor número de clientes que vienen al turismo rural asturiano son madrileños, tanto los propios turistas como los dueños de los establecimientos están pendientes de cómo evoluciona la desescalada en esa comunidad.«Hay que pensar que si todo sigue bien, hasta el 22 de junio no habrá movilidad entre provincias y en el caso de Madrid, al menos, va una semana más retrasada con lo que nos metemos en julio», apunta Soberón.

No obstante, considera que en estas circunstancias como destino turístico Asturias parte con ventaja y «tiene que reforzar su mensaje de siempre de paraíso natural». Entre esos puntos positivos de Asturias, Ana Soberón cita la buena sanidad y por otro la naturaleza, el aire libre, los sitios pequeños y sin masificación. 

Precisamente, después de haber pasado un confinamiento, sentirse libre en la montaña, respirando aire puro, sin aglomeraciones son para Adriano Berdasco los puntos favorables que pueden pesar en la elección del lugar de veraneo. «El turismo rural va a ser más atractivo porque psicológicamente vas al campo, al monte, a respirar en libertad aire puro, donde no hay tanta gente, así que igual no es como otros años pero yo soy optimista de como irá el verano», aventura. Berdasco apostilla que «tampoco se busca que haya caravanas para ir a los pueblos», en el sentido de que, en su opinión, «la gente que venga sabe que llega a un lugar que no tuvo coronavirus pero los nativos pueden tener su temor si se acumula mucha gente de paso».

Para que no haya ningún problema entre visitantes y habitantes de los pueblos, en el Cluster de Turismo Rural se están estudiando aplicar unos protocolos de seguridad para los alojamientos rurales «que garanticen la seguridad de los clientes, pero también de los vecinos y de los trabajadores», explica Ana Soberón, «por eso aún no abrimos hasta tener claro esos protocolos», puntualiza. No obstante, recuerda que el turismo rural «no es un turismo de masas, que no triplica la población de los pueblos» como pasa en otro tipo de turismo de sol y playa.