Estuvo trabajando un mes como enfermero voluntario en el hospital de Cruz Roja en Gijón, en el que está de excedencia desde las últimas elecciones generales
13 may 2020 . Actualizado a las 17:28 h.El único diputado de Foro en el Congreso, Isidro Martínez Oblanca, ha dado positivo en el test de anticuerpos para detectar la COVID-19 tras más de un mes trabajando como enfermero voluntario en el Hospital de Cruz Roja de Gijón, en el que trabaja desde hace 35 años y en el que está en excedencia desde las últimas elecciones generales. El parlamentario ha sido sometido al test esta mañana en el Hospital de Cabueñes en Gijón y permanece aislado en su domicilio «tranquilo y bien, una vez que la fiebre ha remitido» y a la espera del resultado de la prueba PCR que le han realizado.
Martínez Oblanca ha señalado a Efe que, tras una semana «durmiendo fatal», se desplazó en coche al Congreso el miércoles de la semana pasada para asistir al pleno en el que se votaba la nueva prórroga del estado de alarma y, tras su regreso a Gijón, sufrió una bajada de tensión cuando se encontraba trabajando en el Hospital de la Cruz Roja. Tras regresar a casa comenzó a subirle la fiebre y optó por aislarse en su domicilio ante la sintomatología que presentaba, muy similar, recuerda, a la de muchos de sus compañeros en el centro hospitalario gijonés «que están cayendo todos».
Después de ponerse en contacto con los servicios médicos del Congreso, Martínez Oblanca está ahora pendiente de sus recomendaciones y del resultado de la PCR para saber si podrá desplazarse a Madrid para participar en el pleno del Congreso previsto para la próxima semana. Cuando se declaró el estado de alarma a mediados de marzo, Martínez Oblanca ya se dirigió a la ministra de Defensa, Margarita Robles, para ofrecerse como voluntario para alguno de los hospitales de campaña que comenzaron a habilitarse en Asturias, aunque su incorporación no fue necesaria al cubrirse las plazas necesarias con profesionales de la sanidad pública.
A principios de abril, el Hospital de la Cruz Roja de Gijón, en el que salvo en la actual y en sus dos legislaturas en el Senado siempre siguió trabajando desde que inició su carrera política en 1983, empezó a recibir pacientes contagiados de COVID-19 y pidió voluntarios para reforzar su tarea asistencial. Martínez Oblanca comentó entonces a la presidenta del Congreso, Meritxel Batet, la posibilidad de incorporarse como voluntario a su hospital y, asegura, le «allanó» todas las dificultades burocráticas y reglamentarias para retomar su actividad de enfermero voluntario sin incurrir en incompatibilidades, pese a no percibir ninguna remuneración por su labor. Desde entonces el diputado forista echaba «una mano» varias horas al día, cuando no había actividad parlamentaria, en tareas «más humanitarias que sanitarias» consistentes en poner en contacto a través de videollamadas a pacientes ingresados de plantas con patologías no relacionadas con la COVID-19 que no pueden recibir visitas de familiares y amigos, informa EFE.