
La semana previa a la entrada en la Fase 1 ha disparado la demanda de separadores y biombos
11 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.La mayoría de los negocios se tomaron la semana que arrancó el 4 de mayo como una tregua de expectativas. Las peluquerías reabrieron su actividad de forma generalizada pero muchos comercios y negocios de hostelería aprovecharon los días para prepararse para la semana próxima, cuando presumiblemente se permita a Asturias pasar a la Fase 1 de la desescalada. Han sido muchas labores de desinfección de los locales, de dudas sobre los protocolos de actuación para recibir a los clientes y también de instalación de dispositivos de separación, desde mamparas a pantallas de metacrilato. El sector vive días de infarto.
«Hay un aumento de la demanda pero la gente que va con mucho miedo, tiene poco dinero y van como pisando huevos. La gente no lo pide con antelación; por ejemplo, un tatuador, que necesita una mampara, no un separador, y está a la espera de ver lo que ocurre, cuando el gobierno le permita te lo va a pedir para ayer, al día siguiente, y te estás encontrando un caos tremendo», relata David Iglesias, de mamparas ADIP que en todo caso distingue entre los distintos dispositivos que se están demando en las últimas horas y quiénes los están poniendo en el mercado.
Por una lado están las mamparas en sí «y como tal es aquello que va de suelo a techo, es una pared divisoria que puedo poner y quitar las veces que quiera y la puedo cambiar de sitio»; otra cosa son los biombos «que es autoportante, tiene unas patas; por ejemplo en un banco sirven para separar a un cliente de otro en la parte de los comerciales». Por último la novedad de estos tiempos de epidemia, lo que mayor demanda recibe y que los no especialistas llamamos mampara pero que en realidad son soportes de mesa portátiles, pantallas fundamentalmente fabricadas de metacrilato que tienen la ventaja de que son transparentes.

El metacrilato ahora es escaso, en Asturias no se fabrica aunque hay proveedores, y quienes se encontraron en la crisis con algo de existencias, de stock, fueron principalmente los rotulistas, que en muchos casos se han reconvertido a marchas forzadas en dispensadores de ese nuevo producto. Iglesias apunta a que no ha habido una guerra de precios por el metacrilato en todo caso, pero hay pocas existencias y la industria prevé que pueda recuperar la producción a finales del mes de mayo; «pero no es seguro porque ha habido una saturación de demanda y un parón de fabricación» en un breve espacio de tiempo de apenas dos meses.
Iglesias destacó en todo caso que «estamos haciendo mamparas en kits para suministrar a toda España desde aquí y no estamos teniendo problemas de proveedores ni de aluminio ni de madera»; que hay un goteo de demanda entre sectores, primero las farmacias, ahora el resto de comercios, y que «ha habido repunte esta semana pero no para cubrir los separadores de mostrador sino para las mamparas».
El futuro en cubículos
El especialista destacó que sucede con los dispositivos de metacrilato algo similar a lo que se vivió en las primeras semanas del confinamiento con el papel higiénico o la levadura, una cierta acumulación y efecto llamada en la demanda porque el de al lado lo demanda; sin embargo, insiste en que hay otros materiales, como la melamina, igual de eficientes y más baratos, eso sí, no son transparentes. ¿Se necesita la translucidez en todos los modelos de negocio?
En este sentido Iglesias recalcó que hasta ahora «los pocos separadores que habrás visto en mesas de despachos eran de melamina, eran ciegos, en naves industriales ya hay otros sistemas, ya se va al pvc, en oficinas vamos a cubículos. No tienes por qué ver a la gente que te rodea en la empresa». El especialista destacó que estas semanas son un bullir en el negocio, hay mucha demanda de separadores desde la administración y multinacionales para el arranque definitivo de la economía y que aprecia un cambio en las costumbres que marcará una época «vamos a la indivualidad; llevo en esto desde los 18 años, tengo 57 y jamás había visto algo así, es que tu mesa va a estar rodeada y vas a sentirte como en una cabina».
También es un momento en que está por definir no sólos los materiales sino los mismos dispositivos, incluso la posibilidad de que los haya capaces de enrollarse en el techo y abrir o cerrar en función de las necesidades los espacios. Pero Iglesias insiste «ese concepto de oficina de un espacio diáfano en el que el único que tenía mampara era el jefe, ese concepto se terminó»; y añade que «hay muchas empresas en las que la oficina eran tres personas y todos compartían el mismo espacio. Ahora nos están diciendo que lo quieren dividir en cuatro. O para el salón de belleza, que tiene que separar donde hacía los tratamientos en compartimentos individuales, nos piden trece, pero lo quieren para ayer, y te vienen en masa y no tienes material para la masa».
