«Necesitamos una ley de ciencia capaz de responder a una epidemia a corto plazo y reprogramar la actividad de empresas»
IN ASTURIAS
Borja Sánchez plantea una ley de ciencia muy diferente a la que traía en la cartera cuando llegó al Gobierno
04 jun 2020 . Actualizado a las 18:55 h.La Ley de Ciencia que traía en la cartera cuando tomó posesión como miembro de Consejo de Gobierno de Adrián Barbón es ya papel mojado. Ahora se plantea una mucho más apegada a la realidad que permita a Asturias afrontar pandemias incluso peores que la del coronavirus porque, avisa, estas epidemias y las derivadas del cambio climático han llegado para quedarse. Borja Sánchez es antes científico que político pero sabe que ha dado el paso a la política para abrir puertas, para coordinar y potenciar. El talento ya existe. Las estructuras también, así que su papel consiste en sumar. No ha hecho falta mucho tiempo para demostrar para qué es necesaria una Consejería de Ciencia, Innovación y Universidad. El estado de alarma ha trasladado a la investigación a la primera línea.
-La actual crisis del coronavirus, ¿qué nos ha dicho de la ciencia asturiana? ¿En qué situación se encontraba?
-Nos ha dicho, fundamentalmente, dos cosas. En primer lugar, el gran capital humano que tenemos, el talento, que es capaz de proponer ideas y proyectos de aplicación inmediata en un corto periodo de tiempo y en una situación como la que estamos viviendo. Y luego, por otro lado, el grandísimo potencial que tenemos a nivel tanto de investigación como de innovación en empresas. Estos proyectos que hemos acompañado han sacado a relucir el potencial innovador de las empresas asturianas y, sobre todo, esa voluntad de cambio, de sumarse a la renovación industrial que va a venir de la mano de las nuevas tecnologías. En definitiva, se ha puesto de manifiesto el valor de la ciencia. Con muy poquita inversión, se pueden lograr unos retornos para la sociedad muy grandes. Espero, y ese es mi deseo, que de toda esta experiencia algo quede. Que la gente valore la ciencia y que vea su aplicación. También me gustaría que la gente se hiciera la siguiente pregunta, ¿qué Asturias tendríamos dentro de 10 años si ahora empezásemos a invertir en ciencia e innovación de verdad, a niveles europeos? ¿Cuál sería la Asturias de dentro de 10 años?
Me gustaría que la gente se preguntase, ¿qué Asturias tendríamos dentro de 10 años si ahora empezásemos a invertir en ciencia e innovación de verdad, a niveles europeos?
-De repente hemos empezado a hablar del centro de innovación de Arcelor en Asturias, con proyectos que interesan incluso a la Nasa, y de otras empresas como Thyssenkrupp, Idonial, Bioquochem, Therman y Olmar… que se han lanzado a crear productos necesarios en esta crisis. ¿Ha servido esta crisis para descubrir el potencial innovador de las compañías privadas asturianas?
-Una de las cosas que se ha trabajado bien y que ha dado lugar a equipos muy buenos han sido las conexiones entre diferentes centros de I+D, los diferentes grupos que han investigado y las empresas. Al final, no es que solo tengas el potencial, es también que ese potencial no esté en burbujas independientes repartidas por todo tu territorio. Tienen que estar conectados. Esta es una lección muy importante. Toda la capacidad de tracción que tienen los centros de I+D de las grandes empresas y de las multinacionales, todo el talento que tenemos en grupos de investigación y toda la capacidad de empuje de las empresas de base tecnológica, que son como pequeñas lanchas rápidas, combinados son lo que ha dado lugar a que en un mes tengamos proyectos de aplicación inmediata. Ahora, ¿qué es lo que toca? Toca seguir manteniendo estas relaciones, seguir potenciando este ecosistema y pensar en el medio y largo plazo. Ya tenemos las conexiones hechas, ya nos conocemos, ya sabemos que podemos colaborar y también sabemos que nuestras iniciativas son conocidas más fuera. Yo esto lo he vivido como investigador. Te pueden conocer en grupos de Japón y no te conocen en Villaviciosa. Así que tenemos que trabajar esas conexiones y que estas iniciativas no sean opacas, que la sociedad vea lo útiles que son y lo importante que es tener un centro de I+D de una multinacional, lo útil que es tener empresas de base tecnológica y equipos de investigación punteros en la Universidad y en los centros de investigación.
-No tiene la sensación de que algunos han hecho la guerra por su parte, sobre todo los públicos que pertenecen a administraciones diferentes. Los centros del CSIC, la Universidad de Oviedo, del Principado…
-Hay de todo. Desde el principio lo que hicimos fue hacer un llamamiento para ver quién tenía una idea de aplicación inmediata y la respuesta fue abrumadora. Es con lo que me quiero quedar. Si alguien ha hecho la guerra por su cuenta, y no ha contado con nosotros, pues yo realmente no voy a perder ni 5 minutos en eso. Prefiero quedarme con la gente que ha respondido, con los consorcios que se han ido montando. Tenemos a nivel de grupos de investigación, la mayor parte. Es verdad que hay que conjugar la aplicación inmediata, que en este momento era lo que buscábamos, con proyectos de grandísima calidad que veríamos los resultados a dos o tres años. Animamos a los grupos de investigación a que solicitasen las convocatorias que se han habilitado a niveles nacional. Los centros del CSIC los administra el Ministerio de Ciencia y nosotros tenemos entrada en los que son mixtos, porque participa la Universidad. La guerra por su parte ha sido la excepción. Nosotros solo cribamos para ver lo inmediato.
Hicimos un llamamiento para ver quién tenía una idea de aplicación inmediata y la respuesta fue abrumadora
-Han presentado todo tipo de proyectos en las últimas semanas, desde dos proyectos distintos de respiradores que han interesado a la Nasa hasta la fabricación de pantallas 3D, reciclaje de mascarillas, producción de hidrogel, un casco respirador… Se temía que fueran necesarios para un pico de la epidemia que afortunadamente en Asturias no ha llegado. ¿Qué recorrido tienen ahora? ¿Se llegará hasta el final aunque no sea necesario utilizarlos?
-Hay una derivada muy importante. Que ha habido un cambio de escenario es una realidad y se debe, a mi modo de ver, a la gestión excelente que se ha hecho desde la Consejería de Salud. Pero esto son proyectos que han finalizado o que están en vías de finalizar y que, de hacer falta este conocimiento, sería de aplicación inmediata. Es decir, lo que ya hemos cerrado es el proyecto de I+D, su ensayo piloto experimental… El reciclaje de mascarillas sería posible si hiciera falta. Para el respirador, la próxima semana será clave, porque probablemente recibamos la autorización de la Agencia Española del Medicamento para que se haga el ensayo clínico en pacientes. Las pantallas están casi, casi. Cumplimos todos los parámetros de seguridad y queda uno ergonómico que cumplir. Es un detalle. Si hicieran falta, se podrían producir. La solución hidroalcohólica se está repartiendo. El casco para la ventilación activa tenemos un prototipo y se va a exportar. Tenemos también que ver con la Agencia Española del Medicamento si se va a homologar. Los prototipos están todos ahí y lo importante es que el conocimiento queda y quedan las conexiones. Hay un plano más que se ha hecho en estas conexiones. Hemos descubierto muchísimo personal médico, que trabaja en los hospitales, que tiene una vocación investigadora enorme. Y eso es muy importante. Todo lo que se ha hecho para clínica ha sido bajo supervisión de clínicos. Los ingenieros se han puesto al servicio de los clínicos. Este trabajo acelerado en este mes, que ha sido una vorágine, se queda como conocimiento para la región y puede desembocar en algo más. Ya lo veremos en el futuro. Igual se abren nuevas líneas de investigación o nuevos centros de I+D.
Este trabajo acelerado en este mes, que ha sido una vorágine, se queda como conocimiento para la región y puede desembocar en algo más
-¿Cuál ha sido el papel de esta Consejería de Ciencia, recién creada, en esa vorágine de la que me habla?
-Uno de los deberes que tenemos como políticos es tratar de hacer las cosas fáciles y en ese sentido, hemos asesorado, guiado, agilizado trámites y, sobre todo, hemos intentando anticiparnos a problemas que muchas veces no piensas cuando estás metido en el día a día del laboratorio o del taller, de normativa… Pero yo pondría de relevancia el talento que hemos tenido en la región. Las cabezas de los grupos que han sido mis interlocutores son profesionales de un altísimo nivel. Tenemos la suerte de tener a esa gente en Asturias. Conocer los procesos, tener una buena interlocución con el ministerio también ha sido clave. Además, el primer paso que dimos fue rebajar mucho el nivel de acceso que se tiene a un consejero. Normalmente, tienes un gabinete, una agenda. Pero cuando ya estábamos trabajando todos online, decidíci que durante dos o tres semanas la gente me contactase directamente. Fue un tráfico de llamadas inmenso. Pero si quieres agilizar las cosas, no puedes tardar dos semanas en poder hablar con alguien.
-Vamos a especular un poco. ¿Qué hubiera pasado, cómo hubiera sido esta epidemia, si España no hubiera sufrido una crisis tan profunda como la del 2007 y no se hubiera recortado en ciencia e innovación? ¿Los efectos del coronavirus hubieran sido diferentes? ¿Lo habríamos afrontado mejor?
-No me atrevería a aventurarme porque es un caso muy hipotético. Pero sí podemos hablar de lo que pasa en otros países. Los ejemplos están ahí. Tenemos la comparación de cómo han respondido ciertos países. Todo el mundo se fija en Corea del Sur pero, claro, Corea del Sur invierte por encima del 4,5% de su PIB en I+D. O Israel, que es el mismo caso. O Alemania. ¿Hubiéramos salido mejor o peor? Yo creo que Asturias está saliendo muy bien. Cuando haces la comparativa, el manejo que se ha hecho aquí de la pandemia ha sido fabuloso. No es una carrera que esté ganada, tampoco. Hay que seguir trabajando y hacer el desescalado. Pero en Asturias hemos sido ejemplares. Eso te lo dice gente de fuera. ¿Que si hubiéramos tenido más medios científicos hubiéramos podido avanzar más? Pues seguramente hubiéramos planteado más proyectos, hubiéramos realizado otros estudios de investigación básica. Pero si tengo que hablar del manejo de la enfermedad, sería una opinión demasiado subjetiva. Ahora, también digo. Esto era el regreso al pasado. Pero está el futuro. Es necesaria una nueva estrategia científica para Asturias. La estrategia científica que traía y que iba a desembocar en una ley de ciencia, ya no sirve. Hay que adelantar esa ley de ciencia. Tengo apuntadas una serie de debilidades que se han identificado y que nos pueden ayudar a responder mejor en el futuro con lo que hemos aprendido. Estas pandemias existen desde hace tiempo pero a España no había llegado ninguna como esta, que es comparable a la de 1918. Estas pandemias, con otra cosa que ya no se ha olvidado, que es el cambio climático, han venido para quedarse, para ser probablemente cíclicas, por lo que tenemos que prepararnos mucho mejor. De ahí la importancia de este saber que hemos creado. Los respiradores podremos tenerlos de manera inmediata. Las mascarillas son un tema que puede dar para líneas de investigación relacionadas con el reciclado y la economía circular. Las pantallas están disponibles. Tenemos que pensar en el futuro. Probablemente, la siguiente pandemia que venga no tendrá estas características.
Estas pandemias, con otra cosa que ya no se ha olvidado, que es el cambio climático, han venido para quedarse, para ser probablemente cíclicas, por lo que tenemos que prepararnos mucho mejor
-¿Y qué características podría tener?
-Tenemos el cambio climático ahí. Puede venir con otras peculiaridades. Puede ser una emergencia que no sea solo sanitaria. En este momento, sabemos que internet es fuerte. No hemos tenido caídas, algo que depende también de esta consejería. La noticia de internet es que no hay noticia y eso es bueno. Sabemos que tenemos un sector alimentario fuerte también. No hemos tenido problemas de suministro. El sector energético tampoco. Pero, ¿y si los hubiera? Eso es lo que hay que preparar. Hay que prepararlo ya. No hay que perder ni un minuto más.
-¿Entonces ley de ciencia que ahora quiere preparar todos esos aspectos de las emergencias y las pandemias estarán presentes?
-Se trata de tener un sistema cientificotecnológico e innovador lo suficientemente potente como para hacer frente a una nueva crisis que venga con más peculiaridades que esta. Que sea capaz de responder en un plazo corto. Incluso que sea capaz de reprogramar la actividad de ciertas empresas. Hay que pensar todo esto muy seriamente. A nivel de suministros… Pero todo pasa por fortalecer el sistema cientificotecnológico. Voy a poner un ejemplo. Si Asturias hubiera tenido la posibilidad de destilar etanol. Si tenemos una empresa, como una licorería, que en lugar de abastecerse con el etanol de fuera, lo produjese ella, esa fábrica se puede redirigir a la fabricación de solución hidroalcohólica desde el primer momento. Son capacidades básicas que tenemos que pensar para el futuro.
-¿Y con qué dinero va a contar esa ley de ciencia? ¿Esta epidemia del coronavirus también está generando una profunda crisis económica?
-Tengo un mensaje muy claro. Desde mi punto de vista, aquí lo que hace falta es priorizar. Hay que tener prioridades, ver qué es útil y qué no y con esa base, priorizar. No estamos pidiendo grandes inversiones de dinero. Lo que estamos pidiendo es priorizar y que eso se haga, que no se pierda anualidad tras anualidad. Veo tres cosas que son claves. En primer lugar, la inversión en talento. Hemos anunciado por pasiva y por activa que Asturias necesita atraer talento. Aquí detrás de cualquier acción política hay personas. Si tú tienes personas con talento, mueven proyectos grandes y atraen inversión. Eso está más que demostrado. Por supuesto, hay que seguir financiando proyectos de I+D, seguir generando conocimiento por lo que nos pueda venir. Eso lo que hay que reforzar. Y, luego a nivel, empresarial, dejando de lado cómo va a ser la reindustrialización, hay dos cosas que están claras y que hemos aprendido. Lo primero es que los centros de I+D de las grandes empresas y de las multinacionales tienen un efecto tractor de todo el ecosistema, tiran de la investigación y del talento, tienen conexiones internacionales… Y, por otra parte, las empresas de base tecnológica empujan el sistema. Surgen de la Universidad, de los centros de I+D, surgen de diferentes ámbitos, como el cultural. Son como lanchas rápidas. Es verdad que el grado de éxito de estas empresas en Asturias está en torno al 70% de viabilidad a cinco años. Hay muchas que se quedan en el camino, pero otras salen y tenemos ejemplos muy buenos. Son componentes clave que tenemos que aupar.
Hay que tener prioridades, ver qué es útil y qué no y con esa base, priorizar. No estamos pidiendo grandes inversiones
-¿Y eso necesita una estructuras? ¿Es el momento de crear un gran centro investigador?
-Es el momento de repensar la estrategia, de ver cómo van a orbitar los recursos humanos y financieros que la administración destinada a investigación y desarrollo por un lado y a innovación por otro. Deben estar coordinados, no sé si en torno a una estructura o en torno a un gran centro pero es necesario que esté coordinado porque es la única manera de racionalizar el gasto y de que, además, sea eficaz. No se trata de que haya más inversión sino de que sea eficaz. Quiero que mis equipos generen conocimiento pero también quiero que las empresas transfieran a la sociedad y que se creen puentes para que eso llegue a la sociedad en forma de productos, de un departamento en una empresa… Que todo orbite en una estrategia común y clara.
-¿La ciencia biosanitaria es el motor científico de Asturias o estamos descubriendo otros terrenos con gran potencialidad?
-La investigación sanitaria es una de las grandes fortalezas de Asturias. Tenemos grupos de primer nivel, en la Universidad, en el sistema hospitalario, en el CSIC y empresas de base tecnológica y empresas del ámbito biosanitario. Esto es una fortaleza que Asturias debe de saber potenciar, trasladando desde el ámbito sanitario hacia la creación de empresas, de productos y de nuevas líneas de investigación. Pienso en cosas como la formación con realidad virtual, que hemos visto que tiene mucha proyección. Pienso, por ejemplo, en simular cómo es una UCI en una pandemia. Eso son cosas que se pueden hacer en Asturias. Junto con otros sectores a potenciar.
-Vamos a hablar un poco de este nuevos coronavirus. ¿Compararlo con la gripe ha sido el mayor bulo de esta epidemia? ¿El mayor error?
-La situación es complicada. Nos enfrentamos a algo que no conocemos y puede haber matices cuando uno declara que no son correctos. Obviamente, un coronavirus es un coronavirus y el virus de la gripe es otro tipo distinto. Vamos aprendiendo sobre la marcha. Cada día se conoce más del virus. Vamos conociendo su etiología, cómo se transmite, cómo es la inmunidad… Incluso ahora el Carlos III ha aprobado una serie de proyectos y uno de ellos es para conocer la susceptibilidad genética de la persona que enferma para desarrollar la COVID-19. Se están mirando factores genéticos a nivel de los antígenos mayores de histocompatibilidad. Se está mirando la manera que tiene tu sistema inmunitario de interaccionar con el virus para saber que es un virus, porque puede haber cierta susceptibilidad genética. El estudio del Carlos III va en esta línea, saber si existe susceptibilidad genética que puede anticipar si puedes desarrollar la COVID-19, que es el síndrome respiratorio agudo.
Nos ha pillado con el pie cambiado. Hemos ido aprendiendo día a día y esto tiene que servirnos para sacar conclusiones a futuro
-Ahora ya tenemos claro que no es la gripe.
-No es la gripe, claro. Nos enfrentamos a lo desconocido. También había gente que estaba avisando. Se veía información de uno y de otro lado. Nos ha pillado con el pie cambiado. Hemos ido aprendiendo día a día y tiene que servirnos para sacar conclusiones a futuro. El doctor Goñi, de Navarra, es un virólogo y divulgador que había publicado un artículo bastante optimista de por qué no le teníamos que tener miedo. Ahora es él mismo el que te pregunta que si hace un año hubiéramos preguntado a la gente si veía interesante investigar sobre virus en murciélagos, qué hubieran dicho entonces y qué dirían ahora. En 2014, escribí un artículo sobre el brote del ébola en el Congo. En ese texto ya citaba un artículo de los miles de virus que hay en murciélagos, solo en murciélagos, que esperan dar el salto a humanos. Y hay más familias de virus esperando dar el salto a humanos. Se habla por tener algo para comparar. Pero este coronavirus ni siquiera es el SARS ni el Mers. Es otra cosa. Tiene esta alta tasa de contagio.
-Echando la vista atrás, hay gente que asegura que se reaccionó tarde en España.
-No creo que ese sea el debate ahora mismo. Hay que preocuparse en cómo salir de esta y en cómo hacer el desescalado bien y que no haya un rebrote. Esa tiene que ser la máxima prioridad. Obviamente, las cosas siempre se pueden hacer mejor y peor y tenemos el ejemplo de Estados Unidos. Ahora tenemos que ver cómo salimos de esta y cómo reactivamos. Cómo hacemos para que no haya rebrotes. Tenemos muchos expertos trabajando sobre esto. Debemos fijarnos también en Asturias, que ha sido ejemplar en la respuesta, ai comparas con el resto de comunidades, tanto en test por 100.000 habitantes, como en ingresados. Y con las peculiaridades que tiene Asturias, con su población muy envejecida y con las complicaciones broncopulmonares de la población. Después, la investigación ya irá yendo hacia atrás, revisando.
Hay que preocuparse en cómo salir de esta y en cómo hacer el desescalado bien y que no haya un rebrote
-¿Este virus se ha podido hacer en un laboratorio en China? Esto también se ha apuntado.
-Este es un virus del mayor laboratorio que tenemos que es la naturaleza. Está muy claro de dónde viene, quiénes son sus parientes cercanos y, más o menos, se supone cómo ha sido el salto. Se supone que el reservorio son murciélagos. Parece ser que ha habido un hospedador intermedio, que se sospecha que ha sido un pangolín y a través de ese pangolín ha empezado la epidemia. Si uno revisa la literatura, los coronavirus están saltando continuamente, pasan del ganado bovino y a humanos. Pero normalmente son infecciones muy leves. Este tiene sus peculiaridades. Su oportunidad de propagarse era ahora y lo ha hecho.
-¿En qué confía más, en que se encuentre un tratamiento o en que se encuentre una vacuna?
-En las dos cosas. Tratamientos habrá y vacunas también. Lo que yo espero es que no pase como con el SARS, que se paró. Como el SARS desapareció, las grandes farmacéuticas que se lanzaron a buscar una vacuna pararon. El no haber parado aquella vacuna nos habría adelantado hoy. Confío en las dos cosas. El procedimiento habría sido útil. Desarrollar una vacuna no es un tema menor. Por lo menos, los procedimientos, los ensayos, los circuitos ya hubieran estado hechos. Son coronavirus diferentes y la vacuna sería diferente pero lo que se hubiese aprendido sería útil. Por qué esto no inmuniza, contra qué tendríamos que dirigirnos...
-Con lo cual ahora sí tenemos que llegar hasta el final.
-Espero que lleguen hasta el final. Los proyectos en I+D hay que empezarlos para llegar a un final, aunque no sea el que quieres.
-Pero de la vacuna no se habla antes de un año y los ensayos clínicos con los tratamientos que se están haciendo ya en pacientes pueden terminar antes.
-Eso es así. De hecho, en Asturias tenemos uno, el del plasma. Ese ya está en marcha. Ya hay donantes y está en marcha. Cuando el doctor José María Gala tenga algo, dará todos los detalles. También pienso en ensayos con fármacos que ya conocemos y que se está probando si son eficaces contra este coronavirus. Hay retrovirales que pueden tener un papel bloqueante. Seguramente surjan más. Como hay sistemas de modelaje molecular para diseñar fármacos, esto va a ayudar a que haya algún fármaco a corto plazo. Confío en que algo salga.
Se sospecha que hay una susceptibilidad genética que puede predisponer
-Hay muchas incógnitas todavía sobre la mesa como, por ejemplo, por qué este coronavirus no afecta a los niños. De lo que sabemos hasta el momento, ¿podemos llegar a alguna conclusión?
-Ninguna. De lo que sabemos hasta ahora no podemos extraer ninguna conclusión. Tenemos solo los hechos. En personas con patologías previas que la enfermedad cursa de manera más agresiva. Se sospecha que hay una susceptibilidad genética que puede predisponer. A partir de ahí, verdades objetivas no te podría decir ninguna. Ahora que se sabrá, eso segurísimo.
-Hablaba antes, al referirse a la ciencia asturiana, del talento, de cómo son tractores de proyectos y de inversión. ¿Si quisiéramos poner cara y nombre a todas esas cualidades podrían ser los de Carlos López Otín?
-Otín obviamente. Pero destacaría no solo a Carlos. Curiosamente, ha orbitado mucho en los nacidos en el año 1979. El talento asturiano es intergeneracional. La cosa es que el talento necesita oportunidades. Y esta crisis ha hecho que los que estaban algo camuflado salieran. Habrá tiempo de reconocer el papel de cada persona de decir quiénes son y qué hacen.
-¿De Otín podemos decir que es el mejor ejemplo de que desde Oviedo se pueden captar fondos y estar conectado con el mundo?
- Otín es un claro ejemplo de poder de captación de fondos y de organización de investigaciones de primer nivel en el ámbito internacional. Y como Otín tenemos centros de I+D que son referencia internacional. Lo que tenemos es que visibilizarlos mucho más si cabe.
Es una oportunidad para que la Universidad crezca y llegue a más gente. También de forma no presencial, por qué no.
-Hablemos un poco de Universidad, otra de las competencias de su consejería. ¿Está preparada la Universidad de Oviedo para la teleformación y para los retos que ahora ya sabemos que tendrá que afrontar de manera inminente y no en unos años?
-Es que el coronavirus nos ha pillado con el pie cambiado a todo el mundo y a la Universidad también. Lo veo como una oportunidad para la Universidad. Sé que es una situación difícil, que es una situación que genera tensiones. Es normal, porque la transición hacia la formación no presencial es complicada. Pero nosotros estamos realizando una labor de acompañamiento con el equipo rectoral, identificando dónde podemos ayudar. Lo veo como una oportunidad para que la Universidad crezca y llegue a más gente. También de forma no presencial, por qué no. Vamos a tener que aprender por la vía rápida. Eso está claro.
-Esta semana la polémica ha orbitado más en torno a la evaluación. Los alumnos se muestran indignados por la indefinición, por los exámenes presenciales… ¿Se está resolviendo de una manera adecuada?
-Se está trabajando en ello. Lo que hay que tener claro es que hay unas directrices que marca con la Conferencia de Política Universitaria, de la cual formo parte, y que las directrices son claras. Se está trabajando para que se haga una evaluación justa y equitativa. Esto lleva tiempo. Lo que hay que pedir es que se siga trabajando. De nuestro lado, lo sabe la Universidad y el rector, en todo lo que podamos ayudar a que se establezcan unos mecanismos de evaluación justos, ayudaremos.
La nueva estrategia de la Universidad tendrá titulaciones nuevas y otras que se reorganizarán. Porque vamos a volver a una nueva normalidad.
-Hablaba de su Plan de Ciencia, que se lo ha replanteado. Tenemos un plan de titulaciones universitarias pendiente. ¿Cómo tiene que ser? ¿Esta crisis también nos está enseñando cosas para prepararlo?
-Cualquier decisión sobre nuevas titulaciones queda pospuesta hasta que se salga de la crisis y se asegure la finalización del año académico. Hay unas elecciones pendientes también. Y luego habrá que sentarse a hablar de nuevas titulaciones. Pero me gustaría que no quedase ahí. Me gustaría, porque creo que es lo mejor para Asturias, sentarnos a establecer una estrategia común del Gobierno y la Universidad, dónde estaría qué nuevas titulaciones necesitamos y qué titulaciones debemos reorganizar. Pero esa estrategia común marcaría un antes y un después. No tiene ningún sentido que nosotros, de nuestro lado, defendamos nuestros intereses y del lado de la Universidad se defiendan los suyos, como ha venido ocurriendo tradicionalmente. Eso solo lleva a confrontaciones que no son buenas. Quiero potenciar el papel de la Universidad porque es clave como motor no solo en la docencia sino en la ciencia y en la tecnología. Esa estrategia común tendrá titulaciones nuevas y otras que se reorganizarán. Porque vamos a volver a una nueva normalidad. Eso la gente tiene que metérselo en la cabeza. Tenemos que ver cómo eso puede ayudar a la Universidad y a Asturias. Ahora no tiene sentido a hablar de titulaciones pero sí después de las elecciones. Hay que decidir qué Universidad queremos para Asturias.
-Y con qué dinero, ¿no? Porque la financiación es fundamental.
-Volvemos a hablar de prioridades. Hay que priorizar. Tenemos que priorizar qué Asturias queremos.
Se pueden sacar las becas Severo Ochoa en plazo. El plan y el estudio están hechos.
-Ligados tanto a la ciencia como a la Universidad están los jóvenes investigadores, que han sufrido todo tipo de problemas en los últimos años, desde retrasos de años en las becas a demoras en el pago de ayudas. ¿Está en condiciones de decir que esto se puede hacer de otra manera? ¿Se pueden sacar las convocatorias en plazo?
-Se puede. El plan y el estudio están hechos. Tengo los procedimientos que habría que cambiar para que esto sea más ágil. Es importante la ley de ciencia. Va a dar muchas pistas. Tenemos que tener en cuenta que los procedimientos científicos tienen una peculiaridad administrativa, que requieren agilidad. Entonces, tenemos que diseñar entre las administraciones un sistema que sea ágil. Igual de equitativo, transparente y justo pero ágil. Los procesos administrativos no se caracterizan por su agilidad. Y esa es una crítica que yo me hago. Tengo que ser capaz de diseñar eso. Para eso he venido aquí. Pero arrastramos procedimientos que hemos heredado, que no podemos cambiar pero sí agilizar. El año pasado ya lo hicimos. Son trámites de lo más complejos. Pero trataremos de cambiarlo. La formación y retención del talento es clave. Sobre los Severo Ochoa, este año tenemos que ser capaces de que salgan. Tenemos que ser capaces. Lo voy a intentar con el procedimiento que tenemos. No me da tiempo a cambiarlo antes. Hemos tenido ya una reunión con la Asociación por el Futuro de la Investigación en Asturias (AFIA), les hemos explicado todo, les hemos hecho el cronograma y les hemos dicho dónde están los cuellos de botella. Advierto que no es un trabajo fácil.
-¿Y para atraer talento, dinero? ¿Es solo eso?
-Dinero y futuro. Es inversión, no solo a nivel de salario sino financiación basal para investigar. Hay que asegurarse de que mantengan sus conexiones internacionales. Aquí estamos en contacto con Icrea, el instituto catalán de investigación, porque tenemos que diseñar la forma de contratación y ver a través de qué organismo se contrata. Luego lo que hay que hacer es darles futuro, que no vengan para dos años. Un científico, al final, lo que quiere es que le evalúen cada cinco años, porque ya hará el 200%. El ejemplo lo tenemos en Icrea. Llevan 16 años funcionando y ahí tiene los retornos. No cuesta nada por los retornos que consigue. Y se invierten 26 millones al año. A nosotros nos toca diseñar el sistema y en eso estamos.
-También hay una operación urbanística pendiente. Crear el gran campus de El Cristo, liberar suelo en Llamaquique.
Es algo que ahora mismo hay que aplazar pero es algo que debe de estar en esa estrategia común que tendrá que tener objetivos a corto, medio y largo plazo. Darle sentido a los campus tiene que estar ahí. No solo esta operación sino darle contenido a los campus. Hay que aprovechar todas las infraestructuras que tenemos para que la Universidad sea mejor, para captar más alumnos. La Universidad tiene que ser un motor económico y social.
-¿Llenar Mieres?
-Hay que darle contenido. Si tenemos la Universidad que queremos, tendremos la Asturias que queremos. Tiene que ser algo en lo que vayamos de la mano El Principado y la Universidad y en esta operación urbanística más administraciones.
-¿Al final se trata de priorizar?
-Me gustaría que la gente pensase, si empezamos a invertir en ciencia, cómo será la Asturias de dentro de 10 años. Hemos hecho apuestas en el pasado de invertir en otros sectores y vemos lo que tenemos. Si ahora invertimos en ciencia, con esta reindustrialización con el green deal y los mecanismos que habilita, la descarbonización, el marco plurianual que tiene la Unión Europea… Si nosotros hacemos esto bien, de invertir bien... No se trata de llegar al 25%. Nos marcamos un objetivo, el 2% del PIB, por ejemplo. Y no todo tiene que ser público, podría ser el 0,8%. Estamos en el 0,4%. Es un esfuerzo asumible. La gente tendría que hacerse esta pregunta si ahora empezamos a apostar de verdad por la ciencia y la innovación, cuál será la Asturias de dentro de 10 años. Dónde vamos a amanecer dentro de 10 años. Sin Consejería de Ciencia no se hablaría de este tema.