Puertas con sensores, mamparas y más limpieza de habitaciones: el turismo asturiano se plantea cómo abrir

s.d.m.

ASTURIAS

Un grupo de turistas en Oviedo
Un grupo de turistas en Oviedo PACO RODRÍGUEZ

Asturias no da por perdido el verano pero podría llegar a perder 1.860 millones de euros este año si se cumplen las peores previsiones de Exceltur. El sector exige un plan de choque

22 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

No quieren ni pensar en las previsiones más agoreras del Gobierno central, esas que dicen que, en el peor de los escenarios, los negocios vinculados al turismo no podrán abrir hasta finales de año. Eso ya no supone perder la temporada alta sino el ejercicio completo. Exceltur, la alianza por la calidad que aglutina a la patronal, señala que eso supondrá perder el 80% del negocio. En Asturias es posible traducirlo en números. El valor añadido bruto del sector turístico en el Principado en 2019 supuso el 10,7% del total de la economía asturiana. En millones, 2.325 millones de euros. Perder el 80% supone perder 1.860 millones de euros. Fernando Corral, vicepresidente de la patronal asturiana Otea y uno de los portavoces del sector reclama prudencia. Sabe que de esta crisis solo se saldrá cambiando el modelo actual pero antes será necesario un plan de choque coordinado de todas las administraciones. Corral también está convencido de que será necesario vencer sanitariamente al coronavirus pero también a la psicosis que está dejando a su paso. «Somos seres relacionales. Está en nuestra esencia», señala.

Corral gestiona diferentes negocios turísticos y es un especialista en el sector hotelero. Así que pone un ejemplo práctico para explicar por qué va a ser necesario un plan de choque para su gremio. Tal y como en la crisis de 2008, la construcción recibió el principal aldabonazo, ahora lo vive en carne propia. Explica que un alojamiento necesita una ocupación media anual del 50% para empezar a ser rentable. Esa es la línea roja que no se debe cruzar. Pero los hoteles, las casas rurales y los apartamentos no se van a llenar al día siguiente de levantarse el confinamiento. Va a ser un proceso mucho más paulatino, en el que la victoria sanitaria tendrá que comenzar a generar confianza y también una recuperación económica que posibilite el gasto en ocio. Así que es complicado que los negocios alcancen ese 50% sin ayuda y, además, no van a necesitar a todas sus plantillas desde el primer día. 

Plan de choque

¿Qué propone, por tanto, Corral? Un plan específico para el sector, atendiendo a sus singularidades y la prolongación del ERTE por causas de fuerza mayor, al menos, seis meses. Esta última petición, lanzada ya por Otea hace unos días, acaba de ser apoyada también por Cehat, la patronal hotelera española, y los sindicatos a nivel nacional, ya que temen la debacle que se puede generar. Defiende un plan estratégico basado en cuatro pilares, algo que ya ha pensado para sus propios negocios. Son la digitalización de los negocios, la construcción de un destino sostenible, acorde con el Paraíso Natural y como la conciencia social actual, en el que el reciclaje o limitar el uso de plásticos sea una práctica habitual; la configuración de un destino seguro desde todos los puntos de vista, el sanitario también; y revolucionar la comercialización y la distribución, reduciendo el número de intermediarios y mejorando la relación final con el cliente. «En Asturias hay establecimientos a los que Booking vende el 70/. Al 15% de comisión, no hace falta echar muchos números. Reconozco el papel que realizan estos mediadores pero necesitamos tener un mayor control», insiste el portavoz de Otea. 

Estos son grandes líneas estratégicas porque después el trabajo tiene que llegar mucho más al detalle, el déficit de infraestructuras internas, la supresión del peaje del Huerna o la políticas de vuelos tendrán que someterse a un análisis riguroso. Dice Exceltur que, en la actual coyuntura, se recuperarán primero los destinos de proximidad, es decir, los nacionales, que generan por confianza, y también a los que se pueda llegar en coche, sin necesidad de medios de transporte colectivo. Esto podría beneficiar a Asturias, con un potente mercado español. Pero Corral no está del todo convencido. Cree que no solo hay que pensar a corto plazo sino a medio y largo y la apertura de fronteras y la internacionalización siempre es un punto fuerte.

Un sector cambiado

¿Cómo tendrán que abrir los negocios turísticos, hoteleros y hosteleros? ¿Habrá distancia de seguridad, menos mesas, pantallas? El portavoz de la patronal reconoce que es pronto para saberlo pero también que hay aspectos que ya se pueden adelantar y que no se pueden dejan. «Es demasiado pronto para saberlo pero será demasiado tarde si cuando comience la desescalada no estamos preparados», explica, con un pie en el presente y otro en el incierto futuro.

Los clientes demandarán mejores condiciones higiénico sanitarias y habrá que dárselas. Corral señala que habrá que ver cómo se comercializarán las habitaciones, las dobles y las individuales, si habrá habitaciones familiares. Entiende que quizá sea necesario pensar en aspectos tan básicos como en los negocios sustituir puertas de acceso con pomos por puertas con sensor de movimiento o quizá habrá que crear protocolos de limpieza en restaurantes de mesas que se van a doblar o establecer turnos de comida y realizar una limpieza especial entre ellos. O también se baraja la posibilidad de colocar mamparas que separen mesas. Son medidas a estudiar. La clave está en «generar seguridad en el cliente».

Es un cambio de modelo pero dentro del sentido común. «La estanqueidad total no existe», señala el portavoz de Otea, que entiende que con el tiempo, el fin de la pandemia y la aparición de tratamientos y vacunas, poco a poco, la sociedad recobrará la normalidad, una nueva normalidad. Se tardará en salir a trabajar o a cenar con fiebre, no se volverá a toser en la mano, se exigirá más medidas de seguridad «pero volveremos a darnos abrazos», argumenta.

Lo importante, a su juicio, es el plan de choque, para cuando tengan que volver a abrir sus puertas con el 10 o con el 15% de clientes, con un volumen de negocio que no les dará para subsistir. El sector turístico español, es el más afectado por sus lentos y cada día más complejos e inciertos escenarios de recuperación, apostilla Exceltur. El efecto psicológico de esta epidemia es una de las causas que apunta, pero la reducción de la renta disponible para el gasto en vacaciones de las familias españolas y europeas por la recesión y el aumento del desempleo, así como el efecto cautela, que llevará a ahorrar de cara al futuro por un posible reactivación de la pandemia, tendrán una influencia directa en el mercado, argumenta esta alianza empresarial, que ha realizado ya tres estudios consecutivos.

El escenario que atisba Exceltur es complejo. Es posible que la demanda no comenzará su recuperación hasta finales de año y que el grueso de la demanda turística en España no generará ningún tipo de actividad económica hasta finales de 2020. El nivel actividad turística en verano, si es que la desescalada del confinamiento avanza, estará vinculada a los muy exiguos viajes de proximidad del español y llenos de restricciones. Si esto se cumple el PIB turístico descendería más de un 81%, es decir, hasta  en 124.150 millones de euros de actividad.