Casi todas pasan dificultades, algunas en situaciones «desesperadas», mientras las adopciones se reducen al igual que los avisos de abandonos porque «hay menos ojos en la calle»
19 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.La epidemia de coronavirus deja menos adopciones de perros y gatos, menos avisos de abandonos «porque hay menos ojos en la calle» y, sobre todo, menos recursos al no poder celebrarse ni ferias ni mercadillos que permitían a las asociaciones protectoras de animales de Asturias llevar a cabo su labor. En algunas la situación es «desesperada» como en Gatos de Pueblu, de la que dependen 80 gatos en Villaviciosa. Saben que son momentos muy difíciles para muchas personas y, por ello, les da apuro pedir ayuda en esta situación tan excepcional.
Las adopciones siguen llevándose a cabo cuando es posible, pero cada vez son menos. No hay ningún aluvión de adopciones que, además, siempre han tenido filtros y en las que, además, todos los animales que entregan protectoras y albergues que dependen de los ayuntamientos están esterilizados, desparasitados, vacunados, tienen contrato y, por supuesto, microchip que garantiza su control en caso de abandono.
Menos recursos
«Vivimos de los eventos y, al cancelarse, ingresos cero»
La asociación Espertar Animal, en Siero, como otras protectoras asturianas que tienen perros y gatos en casas de acogida a la espera de adoptantes, consigue fondos de donaciones y eventos. «Vivimos de los eventos y, al cancelarse, los ingresos son cero», indica Patricia Castellanos, que explica que una feria que se tendría que haber celebrado durante esta cuarentena les hubiera permitido salvar estos dos últimos meses. «Tenemos varios perros senior que, además, no pueden tomar cualquier tipo de pienso. Estamos acostumbrados a pedirlo por las redes sociales, pero ahora sabemos que no es buen momento y da apuro», dice.
En el caso de Espertar Animal ya tienen una deuda con el veterinario de 3.000 euros. «Los animales que siguen en acogida tienen que seguir yendo al veterinario con lo cual la facturacoón sigue y no podemos pagarla. Y los alimentos, de nuestros bolsillos directamente pero también estamos viviendo el confinamiento, también estamos con ERTEs…»
También es complicada la situación de la asociación protectora de animales Gatos de Pueblo, que recoge de la calle a los gatos que tienen problemas de adaptación y que aparecen abandonados en el concejo, unos 60 cada año. «Ahora mismo tenemos en el refugio también unos 60 gatos más o menos y otros 20 distribuidos por otras zonas», explica Mario Álvarez, que indica que, aparte de los gastos diarios de los gatos, las esterilizaciones, las vacunas y las desparasitaciones. tienen varios con enfermedades crónicas que necesitan tratamientos diarios.
«No tenemos ninguna subvención, del refugio nos encargamos tres personas y, aparte de que ahora el tema económica ya está más delicado a nivel de todos, para nosotros influye en que además estos animales viven de nosotros», dice, preocupado. Hasta ahora recibían donaciones puntuales y comida, «pero ya no nos da. Son muchos gastos y encima estábamos terminando una caseta en la que se nos ha fastidiado el techo y entra agua». Los gastos van sumando y «estamos sin poder económico, la situación es bastante desesperante la verdad».
Menos adopciones
«Es un descalabro pero lo sorprendente es que siguen entrando perros»
La responsable del albergue municipal de animales de Oviedo, Eva Rodríguez, califica de «descalabro» el bajón en el número de adopciones en comparación con los meses previos al estado de alarma. «Como le está pasando a cualquier otra actividad, pero lo sorprendente es que la gente continúa perdiendo a sus perros pese a que, en esta situación, no se pueden soltar. Así que siguen entrando cuando no debería entrar ninguno. La actividad está paralizada y nadie debería perder a sus perros». Sí ha bajado, en todo caso, el número de avisos que se venían recibiendo, pero a la mitad.
Tampoco en el refugio de la Fundación Protectora de Animales del Principado, en Siero, se han suspendido las adopciones. Un ejemplo es Covid, el perro que fue abandonado al principio del decreto del estado de alarma en una casa de Gozón, que ya está feliz con su nueva familia. «Evidentemente, los perros más complicados ya los daremos en adopción cuando pase el confinamiento, pero sería imposible seguir recogiendo y no seguir dando adopciones», explica Alejandra Mier, de la Fundación Protectora de Animales, que en todo caso indica que entran más cuestionarios preadopción que adopciones se materializan.
«Las llamadas de personas que quieren acoger, adoptar o ser voluntario subieron un 80%, sí, pero ¿de verdad alguien se piensa que, en el caso de que los voluntarios pudieran venir al albergue -que no pueden por el estado de alarma-, aceptaríamos a personas que quieren serlo ahora?», se pregunta Rodríguez.
Control ante el supuesto aluvión de adopciones
«Una adopción implica que te lo entrega una protectora o un albergue, no un particular»
Ambos albergues, explican Rodríguez y Mier, fueron visitados y contactados por el Seprona y la Consejería de Desarrollo Rural tras la alerta de que en España se estaban dando adopciones masivas durante el estado de alarma. Algo que, desde luego, no está ocurriendo ni en las protectoras ni en los albergues municipales que entregan en adopciones a los perros con su obligatorio microchip y siguiendo, como siempre se ha hecho, unas pautas y unos filtros para que los animales sean adoptados por personas que realmente van a protegerlos. «Seguimos dando perros en adopción pero está siendo más trabajo para nosotros. Es cierto que hay un perfil de persona ociosa que claramente no pasa los filtros. También nos ocurre en Reyes y en Navidad; te das cuenta enseguida solo con hablar con ellos», explica Rodríguez, que recuerda que el albergue de Oviedo, como todos los municipales, está obligado a dar cuenta todos los meses de las entradas, de las salidas y de los detalles de cada una de ellas.
«Cuando vinieron a preguntarnos por cuántas adopciones estábamos haciendo, ¿por qué no preguntaron por cuántos perros estamos recogiendo? Siete de cada diez no tienen microchip y no hay manera de que se depuren responsabilidades. La palabra adopción está denostada: un perro que encuentras en la calle dices que lo adoptaste, un perro que alguien te da dices que lo adoptaste… A eso jamás lo puedes llamar adopción. Una adopción implica que te lo ha entregado una protectora o un albergue que depende de la Administración, con todo en regla. Con el problema de abandonos que tenemos en España, igual las adopciones no son el problema. Igual son las ventas entre particulares», critica Rodríguez, que considera que este estado de alarma debería ser un buen momento para poner fin a la promoción de la venta de perros entre particulares en internet.
También Mier explica que, en el refugio de la Fundación Protectora de Animales de Siero, que no depende de administración alguna, se lleva un registro de entradas y salidas al detalle desde siempre. «Lo que nos solicitaron ahora es que tengamos los datos de todas las personas que adoptan en este periodo. Y las anteriores y las siguientes también las tenemos« remarca, explicando que «lo que más nos afecta ahora es no poder realizar las adopciones internacionales», en parte ya acordadas.
Precisamente Rodríguez indica que las adopciones que se están llevando a cabo en el albergue de Oviedo, al estar cerrado al público, siguen el mismo procedimiento preadopción que las extranjeras. «Nos tienen que mandar vídeos como en las adopciones internacionales, que no enviamos sin saber de la familia con mil vídeos. Ese proceso nos está llevando más trabajo y además nos desplazamos a la vivienda para llevar al perro adoptado, que no se le da a cualquiera ni ahora ni nunca», deja claro.
Menos avisos
«Hay menos ojos en la calle»
Mier no considera que se están dando más abandonos en este periodo de confinamiento domiciliario. «Igual está habiendo menos o igual los que están en la zona rural no se están viendo. Hay menos avisos porque es verdad que hay menos ojos en la calle. Antes nos llegaban de personas que estaban dando un paseo y veían a los perros abandonados», indica. Otro problema que ha traído consigo el estado de alarma son los desplazamientos para mover de una casa a otra a los animales en acogida. Patricia Castellanos, de la asociación protectora Espertar Animal de Siero, explica que esta semana enviaban una petición por mail al Ministerio del que depende Bienestar Animal para poder mover a una perra que tienen en Verdicio y «no podemos, no sabemos y no nos atrevemos». También les está siendo complicada la captura de gatas callejeras para que no tengan camadas y tienen pendientes de recoger a dos gatos casi recién nacidos de la calle. «Al principio del confinamiento sí fuimos a por un gato que habían atropellado en El Berrón, pero no llegamos a tiempo y no se pudo hacer nada por él». Están siendo varios los casos de gatos que sí acaban siendo rescatados, en ocasiones gracias a la ayuda de la Policía Local, como uno que se quedó atrapado en uno de los contenedores soterrados que ahora tienen las tapas abiertas.