A propósito del coronavirus: Epidemias del pasado que llegaron hasta el Principado de Asturias

Luis Vicente Sánchez Fernández REDACCIÓN

ASTURIAS

Un repaso histórico a algunas de las pestes que afectaron al territorio a lo largo de los siglos

12 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Epidemia: Enfermedad que se propaga durante un tiempo determinado y que afecta a un gran número de personas. Entendemos también como "plaga".

Pandemia: Enfermedad epidémica que se extiende por muchos países.

Es muy probable que las epidemias hayan perseguido a la humanidad desde el momento de su aparición sobre la faz de la tierra y más a partir de la Revolución neolítica (10.000 a.C.), etapa que favoreció asentamientos numerosos de individuos. El dato documental más antiguo al respecto se encuentra en La Biblia, siglo XII a.C., cuando Moisés informó a su pueblo disoluto que «Yahvé hará que se te pegue la peste». Es más, el libro de Los Salmos contiene muchas oraciones pidiendo protección a Dios ante estos desastres sanitarios. Referente al Principado de Asturias sabemos de la existencia de varias epidemias ciertamente catastróficas. Nos vamos a centrar, con hechos documentales, en las provocadas por virus o bacterias, desde el siglo XVI hasta la actualidad. Veamos por orden cronológico.

Peste bubónica: Enfermedad procedente de Asia, proximidades del Himalaya, en donde en algún momento, aún desconocido, se conjugaron los roedores salvajes, la pulga (Xenopsila cheopis) y la bacteria (Yersinia pestis). Dolencia que a través de la Ruta de la seda invadió en 1346 Constantinopla y diversos puertos del Mediterráneo. A España llegó un año después, la máxima afectación recayó sobre los pobres y menesterosos del territorio rural con especial incidencia entre niños, adolescente y mujeres. Asturias, una de las provincias más pobres de España, con unos 150.000 habitantes sufrió varios brotes de manera periódica desde 1348. El deterioro más importante ocurrió durante el quinquenio 1598/1602, con sospechas fundadas de afectación de todo el territorio astur. La mortalidad probable oscila entre el 10 y el 30% de la población.

Oviedo en aquel tiempo era una ciudad de pequeño tamaño, 1.930 habitantes, y sucia porque los vecinos arrojaban desde las ventanas las inmundicias a la vía pública. El personal se dedicaba al comercio, actividades artesanales o manufacturas para vender en el mercado franco. A la vez, poseían huertas y viñas con recolección de semillas, granos y frutos que daban a la urbe un tono de ruralidad. La mayoría de casas eran de madera con cocina y habitación común y no pocos compartían espacio con los animales domésticos. Cuestión ideal para que los ratones (Rattus rattus) que vivían en cuadras y tendejones se contaminaran con las pulgas infectadas y estallase un brote a mediados de agosto de 1598, se mantuvo activa durante dieciocho meses y murieron unas 579 personas. Los profesionales asalariados por la corporación ovetense eran un médico y dos cirujanos barberos. Ante el aluvión de enfermos habilitaron el Hospital de Santa María Magdalena y la Malatería de San Lázaro; igualemente contrataron a dos enfermeras y a un farmacéutico. En el municipio de Aller causó 246 difuntos y en la parroquia de San Martín de Valledor del concejo de Allande 142.

Tifus exantemático (tabardillu pintu): Es muy posible que este mal esté descrito en La Biblia donde ya se expone la sincronía de hacinamiento, hambre y escasa higiene como por ejemplo en los conflictos bélicos. Está causada por la bacteria Rickettsia prowazekii que vive en el piojo o la pulga, como portador de estos insectos actúa la rata negra (Rattus rattus). Desde el punto de vista histórico se acepta que la primera epidemia europea de tifus surgió en 1489, fecha del asedio de las tropas castellanas a la Granada musulmana; se cree que llegó con los soldados chipriotas que tomaron parte en la contienda. En total mató a 17.000 milicianos cristianos. Con la Guerra de las Alpujarras (1568-1571) se extendió por toda la Península Ibérica.

En 1573 hubo un brote de tabardillo pintado en Oviedo, hecho que se repitió varias veces durante el siglo XVIII. En 1786 afectó al concejo de Nava donde la gente comía solamente «pan de maíz hecha su masa de una harina mohosa de algunos meses molida, sin levadura y sal», provocó unos cien muertos. En 1790 apareció en Oviedo, en 1799 en Gijón, en 1802 en Corias (Cangas del Narcea), en 1875 en Villaviciosa y en Colunga, un año más tarde repitió en esta localidad y mató a 127 vecinos. En 1876 surgió en Piloña y en Cangas de Onís. En 1883 hizo acto de presencia en Las Regueras. En el quinquenio 1880-1884 mató a 929 asturianos. En 1938 invadió Siero. Otros brotes en España: 1903, 1906, 1910/15, 1919/20 y en la posguerra española 1939/45 provocando la muerte al 15% de los infectados. Los últimos casos para nuestro país datan de 1960.

Viruela: enfermedad eruptiva, febril y contagiosa provocada por el pox-viruus, el reservorio natural es el hombre. Existen indicios de que ya se padecía desde el Neolítico. A partir del siglo VI se consolidó en el sur de Europa y desde la Edad Media hasta el siglo XIX se hizo endémica en Europa y América (llevada con el segundo viaje de Cristobal Colón). Se cree que mataba entre 200.000 y 600.000 europeos cada año y la mayoría de ciegos era por su causa. Letalidad entre el 20 y el 40%.

La primera referencia de este mal en Asturias corresponde al médico Gaspar Casal (1680-1759), quien afirmaba que en 1720 se hallaba invadido todo el Principado. Desde esta fecha hasta 1951 tenemos documentos de afectación variolosa en casi todos los municipios de la provincia. En un breve resumen indicamos que en 1874 en el pueblo de Pedrosa la viruela causó el 44,44% del total de defunciones y en las caserías del Rebollal-Berros el 57%, ambos lugares ubicados en el concejo de Sariego. Entre 1880/84 hubo en territorio astur 1.273 defunciones con una letalidad del 37,76%; las deformaciones manifiestas (ceguera) alcanzaron al 7,91% de los afectados.

Edward Jenner (1749-1823) descubrió la vacuna y en la actualidad es la única enfermedad infecto-contagiosa erradicada del mundo. Como país nos cabe la satisfacción que el rey Carlos IV (1748-1819) utilizase el viaje científico conocido como Expedición Filantrópica de la Vacuna (1803-1806) para llevar el proceso curativo a las posesiones Ultramarinas. La técnica para la inmunización llegó a España a finales del siglo XVIII. En Asturias se empezó tal proceder en 1801, concretamente en Gijón. En 1878 se organizó en Oviedo el primer Centro de Vacunación provincial a partir terneras inoculadas. El interés por la vacunación fue aumentando de tal manera que a finales del siglo XIX la mayoría de Ayuntamientos asturianos ofrecían este servicio a quien lo precisase; además, no se admitía en escuelas públicas y talleres a jóvenes sin la preceptiva inmunización.

Cólera morbo asiático: Enfermedad emblemática del siglo XIX en Europa. El germen causal, Bacillus vírgula, fue descubierto por el alemán Robert Koch (1843-1910) en 1883. Transmisión oral-fecal, especialmente a través del agua contaminada; además enraiza con fuerza en aquellos lugares pobres donde existen malas condiciones de higiene. Padecimiento endémico de la India (Bengala y Delta del Ganges) expandida mundialmente por las tropas inglesas en forma de pandemias: 1821, 1834, 1855, 1865 y 1885. A su costa murieron unos 800.000 españoles en total, con más de tres millones de muertes en todo el orbe; cifra que representa entre el 1 y el 2% de la población. Asturias padeció la epidemia de 1834 y fue preciso implantar un cordón sanitario sobre Noreña, concejo en el que murieron 477 personas. La de 1855 acarreó 3.319 difuntos, la de 1865 provocó 78 óbitos y la de 1885 dejó 83 muertes. Por tanto, esta pandemia mató a 3.957 asturianos.

Gripe de 1918/19: Patología causada por un virus RNA de la familia Orthomyxoviridae, género Influenza virus, modelo A, subtipo H1-N1. Transmisible por el contacto interpersonal a través de gotitas de saliva. Es posible que el primer brote gripal haya afectado al ejercito griego durante el sitio de Siracusa, 395 a.C. Igualmente se piensa que estuviese activa por todo el Occidente y Oriente Medio durante la Edad Media. Es factible que este mal traspasase el Océano Atlántico con los pasajeros del segundo viaje de Cristobal Colón, 1493. Enfermedad endémica de Asia que a partir del sigo XIX se hizo global debido a los viajes sistemáticos a largas distancias.

La pandemia de 1918/19 posee el triste honor de ser conocida como Gripe Española, porque nuestro país al ser neutral en la Primera Guerra Mundial notificó su presencia. En aquel tiempo la salud pública española era muy defectuosa por la insalubridad de las viviendas, las anomalías en infraestructuras relacionadas con el agua de bebida o el alcantarillado y con el hambre crónica que padecía el proletariado urbano, juntamente con la pobreza de la población. En estas condiciones el foco originario detectado el 4 de marzo de 1918 en un campamento del ejército americano localizado en Funston (Texas) alcanzó España el 1 de abril y en julio ya estaba activa en Asturias. Cursó con tres brotes, el más dañido fue el de mediados de octubre de 1918 y la edad más afligida se encuentra entre 20 y 40 años. Este mal provocó la muerte de unos cien millones de personas en todo el mundo. En España dejó 270.000 difuntos, cifra que representa el 1,30% de la población; para Asturias tenemos 7.319 difuntos, de los cuales 640 corresponden a Oviedo, 307 a Gijón, 120 a Avilés 120 y 700 a Cangas del Narcea.

Para no extendernos en demasía citaremos otras pandemias como el VIH/Sida surgida en 1980; se estima que hasta la fecha hayan fallecido unos 32 millones de personas; el Ebola, 2014-2016, el sarampión que antes de la vacuna de 1963 provocaba a nivel global la muerte de unos dos millones de personas al año o la poliomielitis (a punto de erradicarse). Rematamos este artículo mencionanado tan sólo a la pandemia actual del Coronavirus (Covid-19) que nos tiene retenidos en casa. Esperemos que nos deje pronto y que en poco tiempo podamos contar con una vacuna salvadora. Por cierto, vacuna procede de vacca, es decir vaca en honor a Edward Jenner.

Luis Vicente Sánchez Fernández. Profesor Asociado (Hª de la Medicina). Universidad de Oviedo. Médico del Servicio de Atención Continuada del Centro de Salud de Lugones

Juan Carlos Cobo Barquín, Profesor Asociado. Universidad de Oviedo. Médico de Familia. Centro de Salud de Teatinos.

Elisa Hernández Martín, Profesora Asociada. Universidad Nebrija. Madrid. Enfermera del Hospital Gregorio Marañón. Unidad de Reanimación