María Neira: «Sería absurdo hacer el test del coronavirus a toda la población»
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La directora de Salud Pública de la OMS cree que la vacuna tardará un año y espera no tener que añadir ni un cero más a la lista de víctimas
05 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Su discurso se mueve entre la emoción por la tragedia y la esperanza de futuro. No quiere dar cifras aunque las tiene en mente. Sabe que este nuevo coronavirus que ha metido en casa a medio mundo va a dejar un rastro social, económico y psicológico terrible, pero también piensa que se pueden extraer lecciones importantes de vida y comenzar a cambiar hábitos y a contener la contaminación. La médico asturiana María Neira, directora del departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, recurre como todos al teléfono móvil para poder hablar con sus padres, confinados en Oviedo. Observa su «cara redondina» fruto de los viajes a la nevera y de la falta de actividad y sueña con darles un abrazo lo antes posible. Es consciente de que es lo mismo que desean millones de personas en el mundo y que, en estos momentos, es imposible asegurar con certeza cuándo ese gesto va a cobrar todo el sentido.
-Estamos intentado buscar referencias para entender lo que nos está pasando. La gripe española del 18 es una de las epidemias que más se cita. ¿Pero es el coronavirus comparable a algo que se haya vivido antes?
-Es probable que se parezca pero, a veces, comparar no ayuda sino que alerta y genera más miedos e imprecisiones. Tenemos que encararlo como lo que es, un virus nuevo y pensar que con el SARS y el HiV1 pudimos. Convivimos con una gripe estacional a la que hemos encontrado una vacuna pero que sigue provocando muchos muertos y muchos casos. Así que habrá que seguir tratando de contener este virus. Compararlo con otras cosas, como las guerras, puede añadir más tensión. Si es para agilizar la respuesta, está bien pero la ansiedad ayuda poco a tomar decisiones difíciles. Cuantas menos emociones se mezclen casi mejor. Eso en medicina también nos lo enseñan, que hay que ponerle mucho cerebro a esto.
-Cada país ha mirado para otro lado mientras no ha tenido casos en su territorio y las medidas de confinamiento se han ido adoptando de manera unilateral y escalonada, ¿no ha echado de menos una acción internacional más coordinada?
-Está claro que las medidas tienen que ir adaptándose a las necesidades y a la situación epidemiológica y, sobre todo, ir aprendiendo de lo que otros fueron haciendo. Hubiera sido absolutamente imposible, sin consenso de la población en general, pedirle a Francia, por no usar el ejemplo de España, que paralizara el país. Ningún país está preparado para algo así ni siquiera con toda la ciencia detrás y con todas las recomendaciones de los mejores expertos. Por lo tanto, efectivamente, cada país ha ido reaccionando en relación con su sociedad, cómo esa sociedad percibía el peligro y cuál era la demanda que tenía. En el caso de los suecos, por ejemplo, es muy interesante que no están tomando medidas drásticas confinamiento pero tienen mucha disciplina y mucha sensación de estado. Guardan la distancia social, se lavan las manos y adoptan todas las medidas pero no han cerrado el país. Lo que sí echo de menos es la coordinación en la compra de material, de todo lo que nos hace falta. Ahí sí que una coordinación a nivel europeo hubiera sido necesaria.
Ningún país está preparado para algo así ni siquiera con toda la ciencia detrás
-¿En la coordinación de la compra de material no podría haber hecho algo más la OMS? ¿No podría haber jugado otro papel?
-El director general habló con todos los ministros de salud, se dirige a la población general tres veces por semana en conferencias de prensa, y también ha creado un mecanismo para generalizar qué tipo de recursos son necesarios. Pero la OMS no tiene mandato supranacional. No podemos sustituir a los gobiernos pero sí advertires y contarles el mecanismo a los países más en riesgo. Lo que podemos hacer, e hicimos, es acelerar y simplificar metodologías de homologación de test, decir qué test o qué equipos están homologados. Pero no podemos sustituir en el proceso de compra a los países. Nosotros hemos comprado para países que no tienen esa capacidad y a través del fondo de solidaria se les va a mandar todo ese material.
-Por volver a las medidas contra el coronavirus, decía que el confinamiento no tiene que ser la receta generalizada para todos los países y ponía el ejemplo sueco.
-Está claro que la epidemia empieza con una oleada. Ni siquiera al principio se llamaba pandemia. De hecho la gente nos decía que por qué no lo llamábamos así y era porque en ese momento no lo era. Primero fue un brote, después se volvió una epidemia y finalmente una pandemia. Entonces, hay que ir ajustando las medidas en función de lo que vamos sabiendo y también con ese lema que hemos dicho desde el principio y que está escrito en el reglamento sanitario internacional de salud pública, intentando minimizar al máximo los efectos colaterales negativos en la economía y en la sociedad, la disrupción de nuestra vida diaria. Si el primer día que China empezó con los casos, la OMS hubiera dicho al mundo, párese, que la mitad del mundo se cierre y pare sus actividades, nadie nos hubiera tomado en serio. Ni nosotros mismos nos hubiéramos creído. Y hoy tenemos casi a la mitad del mundo parado. Es algo totalmente excepcional en la historia de la humanidad y de la salud pública.
¿Cuándo dinamitar un puente? Nadie tiene una fórmula perfecta
-El Gobierno español decretó primero el confinamiento y unos días después lo endureció. ¿Es razonable ir cambiando la estrategia con los números de la pandemia en la mano? ¿No hay que adoptar las medidas más drásticas desde el principio?
-Son que, obviamente, decisiones dolorosas y con consecuencias tremendas. Tener que estar en el lugar de un jefe de gobierno que debe tomar una medida así es algo terrible. Lo decía el otro día Boris Johnson: es una decisión que ningún dirigente querría nunca haber tomado. Son medidas que tienen un peso social y económico tremendo. ¿Cuándo dinamitar un puente? Nadie tiene una fórmula perfecta. Lo que nosotros sí decimos desde la OMS es hay que identificar a los positivos, hay que identificar a sus contactos y hay que ponerlos en aislamiento. ¿Cómo se hace eso? Pues si tienes unos pocos casos aislados, se hace de una manera. Si tienes transmisión comunitaria, se hace de otra. Y si ya toda tu población está afectada, evidentemente es de otra. Pero el otro pilar fundamental para que funcione es preparar los hospitales con unos planes de emergencia y de contingencia muy serios y estratégicos.
-Por su conocimiento del sistema sanitario público español, ¿cree que es un sistema que, a priori, pueda resistir frente a esta pandemia?
-Claro que sí. Lo va a resistir. Pero luego tendremos que aprender alguna lección y ver esos profesionales de la salud cuánto aportan y cuánto la sociedad les está dando de retorno. A los investigadores habría que mimarlos más también. Después tendremos que ver cuáles son esos fallos que tiene el sistema sanitario público del que estamos tan orgullos y que, efectivamente, tiene unas bondades tremendas. Debería estar listo para responder a las emergencias sin que esto les cueste la piel, en todos los sentidos, a los profesionales de la salud.
Tendremos que aprender alguna lección y ver esos profesionales de la salud cuánto aportan y cuánto la sociedad les está dando de retorno
-Lo que estamos viendo es que el virus no se está extendiendo de un modo homogéneo por todo el país y que regiones como Asturias o Galicia tienen cifras muy alejadas de las que presentan Madrid o Cataluña. ¿Esta tendencia podría continuar? ¿El balance final no tendrá que ser homogéneo en todo el país?
-Ningún es país ni estanco ni homogéneo. Nosotros hablamos más bien de zonas geográficas. Tú puedes tener un país con una zona casi tropical y otra muy montañosa, con lo cual en las enfermedades que tienen mucho que ver con las condiciones climatológicas la situación epidemiológica va a ser distinta. Por eso, las medidas tienen que ser muy diseñadas sobre patrón, sobre el territorio, ver qué se necesita. En el caso de Asturias, efectivamente, parece que está reaccionando mejor, quizá porque tuvo más tiempo para prepararse o porque había algún plan de prevención o porque el corte de población es distinto. Puede haber tantos factores… Pero es fundamental coordinar a los profesionales sanitarios y que haya un buen plan de respuesta y que se use la experiencia de los mejores.
-Habla usted del clima. Acaba de llegar la primavera y una de las incógnitas que se barajan es si la mejora del tiempo ayudará a frenar la expansión. ¿Cómo cree que podría afectar las condiciones meteorológicas a la enfermedad?
-Hay dos preguntas que son fundamentales y en las que todavía no nos podemos pronunciar desde el punto de vista de la evidencia científica. Una es precisamente si hay una estacionalidad. Es muy probable que la haya pero hay alguna pista que nos confunde, como es el caso de Singapur, que es un país con un clima húmedo y caliente y, sin embargo, tuvo casos. La otra pregunta es la respuesta inmunológica después de haber estado en contacto con el virus. Es muy probable que sí, que tengamos una respuesta y que quedemos inmunizados por un tiempo. Son dos preguntas que aún no podemos responder pero que la lógica, la experiencia y el comportamiento de virus anterior nos permite pensar que van a ir por ese lado, aunque todavía no tenemos la evidencia ni el tiempo para contestar.
-Hay quien también apunta a la genética. ¿Es posible que el brote sea mayor en Italia o en España por algún tipo de variabilidad genética?
-No tenemos ningún elemento que nos oriente en ese sentido. Pero otros que lo pueden explicar. Uno de ellos está clarísimo y es la cuestión demográfica. Es un factor importante. España es el segundo país más longevo. El segundo es que somos países ricos e industrializados y tenemos una prevalencia de enfermedades ligadas al sedentarismo y a la obesidad, como la diabetes o la hipertensión, que tampoco ayudan. Irónicamente, que seamos países industrializados va en nuestra contra. Y luego habrá otros factores, como el tipo de convivencia. Estamos viendo temas como la contaminación del aire. Está claro que respirar un aire contaminado es un factor de riesgo más para nuestro sistema respiratorio y se da la coincidencia de que muchas de las zonas más afectadas son lugares donde la contaminación es muy alta. ¿Hizo eso que nuestros pulmones fueran más vulnerables y estuvieran más predispuestos? Cuantos más factores de riesgo acumules, más probabilidades tienes que ocurra.
La vacuna no nos va a servir para salir de esta porque estará dentro de un año
-Si tratamos de mirar al futuro y de pensar en positivo, ¿para cuándo una vacuna contra este nuevo coronavirus? ¿Debemos confiar todas nuestras esperanzas en que se encuentre una vacuna?
-Para salir de esta no porque la vacuna estará dentro de un año. Sí es una esperanza y es una esperanza importante en el caso de que el virus se quede y haya otra oleada. Pero para esta no porque pasarán doce meses. Sin embargo, la parte positiva es este ensayo clínico internacional tan importante que hemos puesto en marcha, en el que España ya lleva también unos días inmerso, en el que cuatro medicamentos nos van ayudar a reducir de manera importante la mortalidad de los casos más graves.
-Hablemos un poco de las pruebas. ¿Hay que hacerle el test a toda la población de manera masiva o solo a los casos sospechosos y a los contactos de los positivos?
-A toda la población no. Sería absurdo. No nos daría ninguna información útil. Pero sí a todas las personas de riesgo, como los profesionales de la salud, los que se ocupan de los ancianos, los casos sospechosos y también sus contactos.
Sería absurdo hacer el test a toda la población pero sí a la población de riesgo, a los casos sospechosos y a sus contactos
-¿Cuál cree que va a ser el impacto en nuestras vidas? El confinamiento comenzará a aflojar pero las medidas no se evaporarán de un día para otro.
-Está claro que va a haber una parte de salud mental de la que se habrá que ocupar con mucho interés y ver qué ha significado este encierro en ancianos, que están hasta con terror psicológico, porque lo que oyen es terrorífico. El impacto en la economía va a ser demoledor y eso no va a ayudar mucho a que el sistema sanitario se pueda reforzar. La parte positiva, que ojalá de aquí salga algo, es que podemos reducir la contaminación del aire de manera importantísima. Al no haber tráfico, la calidad del aire muchísimo. Hay gente de Nueva Delhi que me manda mensajes y me cuenta, mira lo que estoy respirando. No hay un consumo tremendo de plástico. A lo mejor sacamos de esto un estilo de vida diferente y un poco menos agresivo, menos destructor, ocupándonos un poco más de la parte social, de cuidar lo que nos rodea y a los que nos rodean. Volver a creer en la prevención primaria, que es evitar que las enfermedades ocurran, no detectarlas pronto. Valorar el caminar, para evitar el sedentarismo, y usar menos el coche para reducir la contaminación. Cambiar nuestro estilo de vida y de consumo y valorar aún más la interconexión social. No veo la hora de poder ir a Oviedo, a la casa de mis padres y como yo debe de estar todo el mundo.
-Con su experiencia, podrá tranquilizar a sus padres, ¿o lo que ven en los medios les genera mucha alarma?
-No es que estén nerviosos pero no pueden evitar oír lo que cada canal de televisión y de radio dice. Y hubo una temporada en la que se dijo incluso que a los viejos se les iba a dejar morir. Cosa que no fue verdad. Así que ahora que están saliendo personas mayores que se curaron y salieron de la UCI es importante que se cuente también.
Vamos a salir de esta ni un cero más en la cifra de afectados. Esta es mi predicción
-Para terminar, ¿podemos dar cifras? ¿Podemos especular o estimar a qué porcentaje de la población mundial va a afectar el nuevo coronavirus?
-Hay tanto epidemiólogo, tantos grupos haciendo modelos matemáticos con cifras que me parecen hasta un poquito irresponsables... Porque la epidemiología teórica aguanta todo en el papel pero luego eso hay que contabilizarlo en la población. Yo sí estoy pensando en una cifra pero no la voy a dar. Quiero creer que en esta semana en España ya se entró en el posible frenazo y que, a partir de aquí, seguirá bajando. No podemos aceptar una cifra de más de ceros de los que ya tenemos. Eso está clarísimo. Ni hablar. Ni un cero más. Sí podemos esperar que haya un porcentaje alto de la población que vaya a ser positivo y que esté en contacto con el virus, como ocurre con la gripe estacional. Pero vamos a salir de esta ni un cero más. Esta es mi predicción.