Muchos bares y cafeterías han tomado la decisión de no abrir, mientras que otros aprovechan la mañana para deshacerse de productos perecederos. El comercio está prácticamente cerrado
14 mar 2020 . Actualizado a las 11:56 h.El Gobierno asturiano anunció ayer viernes, a última hora, el cierre durante dos semanas de todos los establecimientos de restauración y negocios, salvo los relacionados con la alimentación y servicios farmacéuticos, que se hace efectiva al mediodía de hoy, sábado, para tratar de frenar el brote de coronavirus. Durante estas últimas horas de apertura de comercios y hostelería, ha podido verse de todo. Muchos establecimientos amanecían con el cartel de cerrado, sin intención de abrir durante esta mañana, mientras que otros, sobre todo cafeterías, confiterías y bares, aprovechaban las escasas horas para dar desayunos y tratar de reducir al máximo las reservas de productos no perecederos. A pesar de que el Principado se levantaba con un sol radiante, coincidiendo con sábado, las circunstancias son diferentes a las habituales y se ve reflejado en unas calles vacías y sin apenas terrazas.
La calle Manuel Pedregal, llena de bares de todo tipo, en pleno centro de Oviedo amanecía con todas las persianas echadas. Quien buscara algún lugar para tomar café tendría que callejear un poco, sin rumbo fijo para encontrarlo. Un ejemplo es la Tapina Sixtina, donde la terraza estaba completamente vacía, pero, al entrar, el panorama era un tanto diferente. «Sigue viniendo gente a tomar el café y desayunar», aseguraba la camarera, mientras preparaba algunos cafés. Aunque sí es cierto que existe un desconcierto general ante el aluvión de informaciones permanentes de los últimos días, y muchos clientes ni siquiera conocían la medida. «Me sonaba que se estaba haciendo en Madrid, pero no sabía que aquí ya era una realidad también», contaba sorprendida una mujer, que había bajado a desayunar como cada fin de semana.
Algunos desinformados
Los que más sorprendidos se mostraban eran los de la cafetería Seronda, que, al coincidir justo en frente con un supermercado, notaba una mayor afluencia de clientes, eso sí, no de los habituales. «La mayoría de clientes no son de los habituales, creemos que salen de comprar y viene a tomarse un café», explica una de las camareras. «Vengo a tomar el último café fuera de casa en unos días», comentaba entre risas un cliente.
Las tiendas de alimentación están viviendo el mayor aluvión de clientela, tanto los grandes supermercados como las pequeños locales. Gran parte de todas ellas han amanecido con cola en las puertas, antes, incluso de que abrieran. «Cuando abrimos, ya había gente esperando para entrar», asegura una de las cajeras de uno de ellos. Y es que apenas se ven carros en la entrada, y gran parte de los estantes están vacíos. En las secciones de carnicería también se ven bandejas vacías y la gente pregunta sin parar cuándo habrá más. Además, panaderías y demás tiendas de alimentación también veían sus estantes vacíos ante la oleada de clientes y los grandes pedidos que realizaban.
Mientras, confiterías como La Mallorquin y Rialto, abrían durante esta mañana para entregar, sobre todo, encargos y pedidos que sus clientes habían realizado días atrás. «Ayer ya avisamos de que viniera mañana la gente a por los pedidos, pero no paramos de recibir llamadas de gente preguntándonos si el lunes abriremos», explicaba la dependienta de la confitería ubicada en la calle Milicias Nacionales. Por su parte, desde Rialto aseguran que la parte de alimentación, es decir la pastelería y confitería, podría permanecer abierta, cerrando exclusivamente la cafetería, pero que la decisión que habían tomado era cerrar todo el establecimiento.
En Gijón, los supermercados de Mercadona están limitando el acceso de personas, poniendo límites de entrada, al igual que una panadería solo permite la entrada de uno en uno, por lo que se están formando colas en las calles. Mientras, otros establecimientos de alimentación como Alimerka, al carecer de vigilantes de seguridad, no pueden tomar este tipo de medidas y las grandes colas se acumulan dentro del local.
Por otra parte, la mayoría de comercios se encontraban cerrados, aunque parecía que la gente se mostraba confusa. «Yo leí que abrían, pero con horario reducido, y venía a devolver unas cosas», cuenta María Ángeles Gómez, con varias bolsas en sus manos y mirando el reloj, confiada en que abriera aunque fuera tarde. La frase más repetida en las conversaciones, tanto cara a cara como telefónicas, de los asturianos que andaban por las calles esta mañana podría ser «cerrado». «Pensaba que abriría todo», comentaba un hombre frente a una librería, que ya había echado el cierre.
Mientras, la Policía ha ido avisando a los locales abiertos que a las 12.00 horas, todos deben cerrar durante las próximas dos semanas.