El partido señala a «Soisex» de Gijón, que ofrece charlas en la ESO y asesoramiento individual y también contra «Sexualidades» que han solicitado seis centros
22 ene 2020 . Actualizado a las 09:49 h.El propuesta de denominado pin parental, la capacidad de que los padres puedan vetar la asistencia de sus hijos a actividades extraescolares si consideran que van contra sus convicciones éticas y religiosas, promovida por Vox en comunidades como Murcia o Andalucía, también llegará a Asturias en el próximo pleno según anunciaron los dos diputados de la formación en el parlamento asturiano que presentarán una proposición no de ley en este sentido. En las últimas semanas, a nivel nacional, el debate se ha atizado en muchas ocasiones con la difusión de bulos en redes sociales sobre el contenido real de los talleres y charlas que se imparten a los alumnos adolescente. Y lo cierto es que, también en el caso de Asturias, en los dos casos mencionados por Vox para justificar sus propuestas, las críticas lanzadas a dos proyectos en la comunidad (el servicio municipal Soisex en Gijón y el programa «Sexualidades» en el Principado) tampoco se corresponden con contenidos reales.
En su presentación, el portavoz de Vox en el parlamento asturiano, Ignacio Blanco, afirmó que entre las actividades de Soisex en Gijón se había encontrado promover entre los escolares que la pornografía «no debe ocultarse». En ninguno de los materiales de este servicio aparece nada semejante. Soisex se creó en 2016 a propuesta del grupo municipal de Podemos (Xixón sí Puede) pero fue aprobado por el pleno, bajo el mandato de la alcaldesa de Foro, Carmen Moriyón. En sus tres años de existencia ha desplegado su actividad sobre tres pilares: asesoramiento individual (el año pasado atendió a 180 jóvenes); la creación de materiales divulgativos (el último realizado en colaboración con la Consejería de Salud sobre anticoncpetivos) y también charlas y talleres formativos que se ofrecen a los centros de educuación secundaria ( el año pasado realizaron 105 formaciones intervenciones educativas en las que participaron 1929 personas) y muy puntualmente para casos particulares en los que reciben la demanda de un colegio para sexto de primaria. Ana, de Soisex destacó que sucede en esos casos «porque el centro nos contacta y nos pide algo». En esa ocasión, con un lenguaje adaptado a la edad de los alumnos (entre 11 y 12 años) los programas se centran en «la pubertad, la menstruación, las emociones de esa edad».
El grueso de la actividad en centros lectivos de Soisex se concentra en los cursos de la ESO. El caso al que aludió Vox sobre la pornografía se refiera a una charla que el servicio ofreció hace un año dirigida a público adulto, para padres, madres y profesores, y que versaba sobre cómo abordar en familia el acceso al porno de hijos adolescentes. Pero, por supuesto, también se puede hablar de porno a los propios adolescentes: «La pornografía está a un golpe de un clic, no se pueden poner puertas al campo, lo que hay que explicar es que eso no puede ser un referente de cómo van a ser las relaciones sexuales, no es un referente educativo. Les hablamos de que no se puede confundir con la vida real de las personas, que en muchas ocasiones es sexista porque da una imagen de la mujer objeto; que si la ves es un asunto privado, que.no puede coger y volcar un vídeo porno en un grupo de WhatsApp, que hay que respetar a las demás personas y que otros no tienen los mismos intereses que tú», recalcó la sexóloga.
En muchas ocasiones, los talleres de Soisex se centran en el aprendizaje del uso de las redes sociales, de los peligros de compartir imágenes íntimas en redes sociales que pueden terminar por ser difundidas de forma masiva, los casos conocidos como sexting, que pueden derivar en acoso o extorsión y se enseña a los alumnos qué hacer si son víctima o testigo de uno de esos sucesos.
En términos generales, y respecto a la educación sexual en conjunto que se imparte en Asturias, los diputados de Vox cargaron contra las clases de divulgación de la identidad transexual que, Ignacio Blanco definió como que se enseña «que no se nace hombre o mujer». Al respecto, la sexóloga del servicio gijonés, destacó que «transexual se nace, no se convierte uno, y no cambia de ideas. Por eso precisamente los tenemos muy pequeños, porque cuando pueden expresarse dicen quiénes son. A la mayoría de las personas les toca el cuerpo que les corresponde al nacer pero a otras no. La transexualidad es tan antigua como la historia de la humanidad, está en culturas de todo el mundo y en los cinco continentes. En las aulas tenemos chicos y chicas trans en la practica totalidad de los institutos a lo largo de todo el proceso. Si a esas personas, que ya lo tiene difícil de por sí, se encuentran con un entorno que es amable, se les va facilitar la vida. Pero si el entorno es hostil, les tenemos quitándose la vida».
En el ámbito autonómico, el Principado ofrece a los centros escolares la posibilidad de participar en el programa «Sexualidades» que, de nuevo, debe ser solicitado por el centro porque considere que se corresponde con su oferta curricular. Para este curso sólo lo han demandado seis institutos en Asturias. El origen de «Sexualidades» está en el programa «Ni ogros ni princesas», que se desarrolla en la actualidad en colaboración con los departamentos de Sanidad, Educación y el Instituto Asturiano de la Mujer, y que fue reconocido como Buena Práctica por el Sistema Nacional de Salud en el año 2018, después de cumplir una década el pasado curso «batiendo récord de participación: más de 11.000 estudiantes recibieron sesiones del programa impartidas por 600 docentes y completadas por talleres externos de Enfermería y asociaciones. La cobertura del programa llegó así al 40% del alumnado de Secundaria de Asturias (al 55% en la red pública)», según detalló la Consejería con datos del curso anterior.
En ese material, que en muchas ocasiones, es atacado por sectores de la extrema derecha en redes sociales, se recogen las propuestas para los profesores para elaborar las clases que se impartirán a los alumnos. Son materiales dirigidos a adultos para que luego elaboren los que se impartirán a los esudiantes, adaptándose a las diferentes edades. En el caso de «Sexualiades» buena parte de los contenidos se centran en los cambios de la pubertad pero también, se señala que puede hablarse de masturbación, y de diferentes identidades sexuales, de la existencia de la homosexualidad y la transexualidad, o de los anticonceptivos.
Meses atrás el número tres del partido de extrema derecha en la lista autonómica y responsable de la campaña electoral en Asturias, Javier Jové, difundió en un mensaje en twitter, y que después borró, que «si mandas a tus hijos a un colegio público en Asturias, les obligarán a asistir a estos talleres de sexualidad y fomento de la pornografía, las relaciones sexuales adolescentes variopintas y la masturbación».
Pero lo cierto es que este programa ni está dirigido a niños, ya que se trata de material para profesores en la enseñanza con adolescentes, ni tiene un carácter obligatorio, ni en ninguno de sus niveles incluye enseñanza alguna a través de la pornografía. De hecho se trata de precisamente lo contrario, de evitar que los jóvenes puedan limitar su aprendizaje a la visión del porno en internet.
Respecto a toda esta polémica, la concejala de Gijón, Natalia González, señaló que si Vox critica estos programas es porque «lo que realmente se plantea es una censura ante cualquier acción en la que se hable de igualdad entre hombres y mujeres y la educación afectivo sexual» y recordó que se trata de programas, como otros elaborados sobre reciclaje, que el consistorio pone a disposición de los centros pero son ellos mismos los que deciden si los utilizan o no. «El problema es que las cosas que corren por las redes, lo que están transmitiendo, no tiene nada que ver con el contenido de los programas que se desarrollan con normalidad en los centros; y el efecto buscado es que se cree un run run en la comunidad educativa, que se desanimen y no los soliciten. Y eso lleva a unas consecuencias directas en la educación de nuestros chicos y nuestras chicas».